Capítulo 12

Él me contó cómo eligió todo para mí.

"Te dije que lo había preparado todo para ti. De hecho, pensé que mi pareja tendría el aroma que más me gusta en mi cuerpo, que es a menta. Así que compré todo con el mismo aroma y acerté. ¿Te gustó?", preguntaste.

"Me gustó, estuviste muy atento y romántico. Siempre te vi tan rudo, me tratabas tan mal..." Bajé los ojos, entristecida por el recuerdo, pero él levantó mi rostro y me besó afectuosamente.

"Perdóname, amor, te extrañé tanto que siempre estaba enfadado y acababa desquitándome con la persona que menos lo merecía, la razón de mi felicidad actual y futura, tú". Es difícil creer que sea el mismo Derick.

Ahora lavaba mi intimidad con sus dedos, era cuidadoso, afectuoso y... qué delicia, empecé a sentir mi cuerpo cálido, respondiendo a su toque, me froté contra él, lo besé con voluptuosidad y me entregué por completo, agradeciéndole por tener el gen lupino y curarme rápidamente, para poder entregarme por completo y tener un orgasmo maravilloso.

Derick

Después de haber hecho el amor, deliciosamente, tranquilamente, súper agradablemente; me tocaba a mí ducharme, rápido. Agarré la toalla que colgaba fuera de la ducha, me sequé y salimos de la ducha.

Le di una bata de terrycloth rosa para que se pusiera, mientras yo también me secaba y me ponía mi bata blanca.

Le tomé la mano y la llevé hacia el balcón. Sabía que Afonso había aprovechado que estábamos en la ducha y había montado la mesa del desayuno, aunque ya había pasado la hora del almuerzo.

Ahora, vamos a desayunar.

La guié hacia la mesa montada en el balcón.

Una mesa llena, con todo lo que ella quisiera, ya estaba preparada. Saqué una silla y me senté, trayéndola a ella sobre mis piernas y colocándola de costado contra mi pecho. Es sorprendente cómo su tamaño encaja tan bien con el mío.

Tomé un plato y le pregunté qué le gustaba. Ella miró todo con satisfacción, respiró profundamente y dijo:

"Todo, pero primero lo salado, luego lo dulce." Sus ojos estaban vidriosos, pero sentí su estómago gruñir y vi que realmente tenía hambre.

Puse lo que tenía de alimento salado en el plato e intenté alimentar a mi compañera con placer, metiendo las piezas en su boca y observando cómo saboreaba cada bocado con gusto y también ponía pedazos de comida en mi boca, devolviendo el cuidado. Fue un momento de rendición y reconocimiento.

¡Perfecto! Era todo lo que quería, porque siempre envidié a las parejas que se cuidaban así. Era una costumbre entre los hombres lobo, parte del lado animal de nuestro ser. Cuidar y asegurar la seguridad de nuestra hembra es más que un deber, es una obligación y lo hacemos con gran placer.

Esperé mucho tiempo por todo esto y no tengo intención de saltarme ninguna etapa. Quiero ser feliz, pero sobre todo, quiero hacerla feliz. Ahora que sé quién será la madre de mis cachorros, intentaré cumplir mi papel con la mayor felicidad del mundo.

La observé comer y noté que al masticar, hacía un pequeño piquito con su boca y se veía tan hermosa, que tenía ganas de morder ese pequeño piquito como si fuera una fruta madura.

Por supuesto, no lo haría, solo quería hacerlo. Ella sonrió cuando vio mi mirada en sus labios y también se rió. Me habían atrapado en el acto, admirando a alguien a quien solía pensar que era tan extraño.

"¿Qué pasa?" preguntó.

"Es que eres tan hermosa, me sorprende que nunca lo haya notado". Respondí, siendo sincero.

"Supe disfrazarme, ¿verdad?" preguntó, con ese lindo puchero.

"Pero eso no me absuelve de la culpa de no haberte prestado más atención, después de todo, también eras parte de la manada".

Asumí la responsabilidad de su rechazo, que era mi deber.

"No hablemos de eso ahora, ya hablaremos más tarde y todo estará bien, disfrutemos este momento".

Lizandra

Estoy cómoda, sentada en el regazo de mi pareja, siendo alimentada y mimada, y creo que es el momento adecuado para aclarar algunas cosas. Lo miro y veo que está tranquilo y no dudo en preguntar:

"¿Por qué, incluso aunque no te agradaba, me aceptaste?" Me miró seriamente y pensó por un momento antes de responder:

"Durante mis años de vida, después de convertirme en alfa, presencié lobos llevados a la locura por la ausencia de sus parejas. Subirían a la cima de un acantilado, aullando a la luna, llenos de dolor. Después de hacer esto durante algunos años, se lanzarían del acantilado y morirían, sin dejar descendencia. También vi a otros rechazar a sus parejas por simple capricho o frivolidad, porque eran simples o feos, inadecuados, quién sabe... Razones tan estúpidas, pero causaban dolor y miseria tanto para ellos como para la Manada."

"Nunca quise esto para mí. Me prometí que no rechazaría a mi pareja, porque sin importar cómo fuera, ella sería la hembra destinada, especialmente, para mí. Por lo tanto, seguramente sería la más hermosa, inteligente y capaz de estar a mi lado, cumpliendo su papel como Luna, con excelencia."

Me conmovió su relato y lo respeté aún más por ser un macho adecuado, justo y obediente, adhiriéndose a los preceptos y leyes que rigen nuestra especie.

Estaba feliz de estar a su lado y por la posibilidad de ayudar a nuestra manada a prosperar.

"Ahora es mi turno. Conozco tu historia, que tu padre, quien es mi beta, Néstor, te rechazó al nacer. Todos creímos que tu madre lo había traicionado, que en la noche de la luna azul, cuando fuiste concebida, tu madre estuvo con otro durante la caza, antes de que tu padre la encontrara. Yo también lo creí."

Lo miré con una mezcla de dolor y curiosidad.

"¿Ya no lo crees?" pregunté, encontrando difícil creer que hubiera cambiado de opinión tan rápidamente.

Me acomodó en sus brazos, sosteniéndome por la cintura con ambos brazos y manos entrelazadas. Pensó por un momento y respondió:

"Cuando te perseguía, cazándote como a un animal, lleno de ira por encontrarte inadecuada, fui golpeado y detenido por el Maestro Tirion. Él me dijo que realmente eres la hija de Néstor y que era esencial que te tratara con amabilidad, o cosas terribles nos sucederían. Dijo que tú eres muy especial y que tu magia da vida a nuestro jardín y huerto. Cuando reanudé la persecución, recordé a los lobos que rechazaron a sus parejas y recobré el sentido. Tú has sufrido toda tu vida sin culpa, debido a un error que tengo la intención de corregir. Mi amor, lamento todo el daño que te he hecho, por favor, perdóname. Estoy tan enamorado que temo que no me perdones y no correspondas a mi amor."

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