Capítulo 9

Corro, corro, corro y jadeo, no sé cómo aún no me ha alcanzado. Lo bueno es que logré llegar a la cueva detrás de la cascada, me mojé un poco, pero estoy protegida de otros lobos.

Veo una sombra cerca del agua y de repente aparece él, enorme, en su verdadera forma de hombre lobo, acercándose lentamente. Yo estaba sentada, acurrucada. Suelto mis piernas que estaban dobladas y comienzo a retroceder, apoyada en mis manos, hasta que me apoyo contra la pared de la cueva, extiendo mi brazo y suplico,

"No me hagas daño, por favor."

"Mía... Mía..."

"Sí, soy tuya, pero no me hagas daño." Imploré.

Se acercó, me tomó del brazo y me arrastró, me acostó en el suelo, se inclinó sobre mí, oliendo y frotando su cara/morrito con la mía. Sus manos y garras descansan junto a mis hombros.

Levantó una de sus manos y con sus garras rasgó mi blusa, lanzándola a un lado. Mi espalda tocó el frío suelo de piedra, siento dolor y hago una mueca.

Él se dio cuenta, pero no le importó y poco después, arrancó mi falda...

Lo miré detenidamente y vi que su forma peluda es más como una sombra del enorme lobo, sobre su cuerpo humano. Me di cuenta de que a pesar de la influencia animal, también hay cuidado de no lastimarme.

"Mía..."

"Por favor, no me hagas daño." Una lágrima rodó por mis ojos y él notó mi miedo.

Corrió su mano con garras por mi cuerpo suavemente, lamió mi rostro y olfateó profundamente mi cuello, bajando y de repente, volvió a su forma humana y suspiré aliviada. Luego, se volvió menos agresivo, besando y lamiendo mis pechos, chupando y haciéndome sentir algo diferente.

Las caricias continuaron y sentí sus manos allí abajo, acariciándome. Bajando su rostro, lamió toda mi zona íntima, humedeciéndola con su saliva, preparándome para el momento de la penetración. Se posicionó entre mis piernas, apoyando su cuerpo en sus brazos, y continuó oliéndome y lamiéndome.

En este punto, tengo tanto miedo al dolor que ya no siento la incomodidad de las piedras en mi espalda. Siento sus manos en mí, con gentileza, aunque parezca brusco, me está tratando con cuidado. De repente, sentí un dolor punzante, grité y eso lo asustó. Se detuvo, esperando a que se me pasara el dolor. Me penetró nuevamente, pero no tan bruscamente y pude soportarlo.

Me miró, sus ojos parecían sentir arrepentimiento por mi dolor, pero está tranquilo, quieto, esperando mi reacción. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero el dolor disminuyó y yo también. Sé que no es su culpa, tenía que pasar. Cuando se dio cuenta de que me había calmado, continuó los movimientos.

Aguanté hasta que parecía estar alcanzando el clímax, no entendí, pero Rose finalmente parecía haber despertado y sus colmillos emergieron en mi boca. Olfateó mi cuello y me mordió, yo también lo mordí y sentí el dolor, al mismo tiempo su semen estalló dentro de mí, llevándome a un placer inesperado.

Está hecho.

Derick

Me controlé tanto como pude, pero su grito lastimó mi alma. Esperé a que se calmara y diera la señal para que pueda continuar. No fue fácil, mi lobo quería tomar el control, estaba desorientado, no sé por qué no se comunica, pero parece estar esperando algo grande, algo que no entiendo.

Cuando finalmente la mordí y ella me mordió de vuelta, se desmayó. Me aparté de ella, acostándome a su lado. Realmente quería seguir, pero no podría soportarlo. Sería en contra de los valores arraigados en mí, transmitidos por mi padre, respetar la fragilidad de nuestras hembras.

Su cuerpo comenzó a moverse, lo encontré extraño, escuché el sonido de huesos y un ligero roce, se despertó todavía un poco mareada, ya transformándose en su lobo. Pasó un tiempo y finalmente, ese ser hermoso y diferente estaba sentado frente a mí.

Era ella, la loba del bosque, mi magnífica compañera. Sus colores son impresionantes, rosa con blanco y un tono ligeramente azulado. ¡Pero lo más increíble era lo que tenía en su espalda, ¡ALAS!

Me desperté sintiendo mucho dolor, no por la transformación, sino en mis huesos. Estaba cambiando, pero no era solo eso, en mi espalda, los bultos crecían y se estiraban, y aparecieron plumas. Ya no era yo, era Rose, una loba alada.

Me sorprendí, nunca pensé que Rose pudiera tener alas. Me senté, descansando de la transformación. Miré a mi compañero, quien me miraba asombrado. Se transformó y apareció su inmenso lobo. Éramos casi del mismo tamaño, yo era más alta, con mis alas abiertas. Él comenzó a hablarnos, en nuestras mentes.

"¡Eres tan hermosa! Sabía que eras especial. ¿Cuál es tu nombre, bella loba? Yo me llamo Thomas."

"Mi nombre es Rose. También sabía que te encontraría, pero nos trataron muy mal."

"Al menos no te rechazaron."

"Gracias a Dios, de lo contrario nos habríamos transformado en algo muy diferente. Les habríamos pagado a todos y ni siquiera sabrían qué les golpeó."

"¿Serías tan malvada?"

Se acercó y frotó su hocico contra el de Rose, deslizándose por su cuello, transfiriendo su olor sobre nuestro cuerpo, aún en proceso de reclamación.

"¿Puedo tomarte, reclamarte por completo?" Continuó frotándose contra su piel.

"Puedes, de hecho, deberías. Encogeré mis alas. Necesitas saber que muchos intentarán matarte para tenerme, intentarán secuestrarme e incluso robar a nuestros cachorros... harán cualquier cosa para obtener mi poder."

Se puso en cuatro patas, con sus alas encogidas, y le permitió montarla.

"No te preocupes, mi loba, te protegeré." Dijo, montándose en ella.

Thomas/Derick

"Wow, qué sorpresa. Ella es maravillosa."

Ahora ella está descansando, iré a cazar, debe tener hambre. La olfateé y me fui.

No tardé mucho y regresé con un gran ciervo, lo coloqué cerca de su hocico y la empujé con mi morro. Se despertó y comió bien, aproveché los restos, ya que también tenía hambre.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***