Obligada a quedarme

Lleva su mano a la cabeza, peinando su cabello en una evidente señal de incomodidad.

-Me refiero a que no puedo confiar en una persona que no recuerda lo que hizo en el pasado, ya él solo hecho de que seas la única mujer reptil que conozco me parece muy molesto- Respondió Rodrigo con una irritada y fuerte voz.

Con esas palabras incrementa mi enojo, me levanto de golpe y lo miro enfadada, mi pecho sube y baja por la fuerte adrenalina que sentía.

-Tampoco me agradas, en estos momentos no me importa lo que pienses de mí, yo tampoco confiaría en ti- Me dispongo a salir cuando con mucha rapidez, me detuvo jalando por el brazo quedando cerca de su cuerpo.

No se en que momento se levantó o salió detrás del escritorio pero ya se encontraba al frente de mi, me mira aún más molesto apretando su mandíbula.

-No irás a ningún lugar no hemos terminado esta conversación- Me suelto de su agarre, retrocedo pero él insistió plantándose con rudeza en frente de la puerta.

Ambos con cara desafiante, me dedica una peligrosa sonrisa dándome a entender que estaba dispuesto hacer lo que fuera para impedir que me marchara.

-Vivirás en esta casa asta que aprendas a controlar tu transformación, jade, no confío en ti y por obvia razón no estarás en mi isla perdiendo el control y poniendo en riesgo a todos- me señala con un dedo y retrocedo para que no me toque cuando lo veo acercarse.

-No viviré en esta casa y menos contigo, aléjate porque si me sigues haciendo enfadar te juro que podría lastimarte, así que aléjate- respondo desafiándolo aún más.

No permitiré ser obligada a estar con ellos, yo tampoco confío en todos esos jóvenes, tan extraños y desnudistas menos en Rodrigo quien aparentemente es una mala persona, sus terribles modales dan mucho en que pensar.

- jajajaja tú no podrías lastimarme - asegura con una sonrisa de lado- guardo silencio, sintiendo un leve ardor en mis venas.

-Ya he dicho te quedarás con nosotros, la sola idea de verte todos los días tampoco me agrada pero no quiero que asesines a nadie y pongas en riesgo nuestro secreto, ya sabes demasiado además le prometí a mi madre que te ayudaría, después que aprendas a controlar tu transformación te podrás largar de mi casa pero ahora te aguantas porque la vida no es color de rosas- este hombre es demasiado desesperante pero una sola palabra es la que retumba en mi mente.

- ¿Asesinar?. Yo jamás asesinaría alguien, yo no ...No voy a contar nada de ustedes, solo déjame ir - suplico y siento como mis labios tiemblan a cauda de los nervios y evidentes ganas de llorar.

Me quedé reflexionando en sus palabras ¿de verdad al perder el control eso podría pasar?.

Empecé a hiperventilar me sentía aterrada con esa idea, pensar en la muerte de alguien, pensar que podía lastimar a otros.

Ya no podía controla mis emociones todos mis pensamientos y tristeza se juntaron con mucha más presión en mi mente y con ello creando un enorme y desesperado vacío.

Mis lágrimas se desbordan sin previo aviso, lloraba de miedo, de impotencia por sentirme atrapada sin poder hacer nada, no había salida a esta cruel e inevitable realidad.

Yo no quería ser nada de lo que soy ahora como llegué asta este callejón sin salida, sin recuerdos, soy un monstruo.

- oh vamos estamos hablando, cálmate o pasará de nuevo, jade respira profundo y mantén tu mente en blanco - dice con desespero y culpabilidad.

-Demasiado tarde- susurro Rodrigo unos segundos después.

Estar con Rodrigo era todo lo contrario a mantener la mente en blanco y menos después de todo lo que me contó, su sola presencia me hacía molestar, él tenía razón era demasiado tarde lo podía percibir en cada poro de mi piel.

Mi corazón se aceleró haciéndome sentir cada vez más agitada, mi respiración se agudiza, mis oídos zumban, mi cuerpo estaba tan caliente que mi piel quemaba y dolía con la misma intensidad poco a poco aumento el ardor en cada rincón de mi cuerpo haciéndome recordar un dolor aterrador.

Desde mis pies asta la cabeza cada parte de mi piel comenzó a volverse verde, lentamente haciendo que mi agonía fuera prolongada, me quite mi chaqueta.

Fueron lentos los segundos pero todo el dolor y pesar que sentía desapareció al dejar salir a una bestia verde, mi mirada se nubló y mi mente seguía siendo un completo caos.

◇Rodrigo ◇

La observo con un poco de preocupación, yo más que nadie sabía y entendía su dolor pero no hay nada que pueda hacer.

Me quedó quieto por un rato por supuesto a la defensiva esperando algún movimiento en falso, la hermosa mujer reptil frente a mis ojos se acercó muy rápido, decido no moverme para no alterarla aún más, quedando muy cerca de mi, olfateándome.

Sospechaba que ella me atacaría como la noche anterior pero me confunde cuando camina con tranquilidad alejándose de mi, parece haberme reconocido en tan pocos segundos.

- odio tu olor- gruño la mujer reptil.

Río divertido por la expresión en su cara, intento controlarme pero de mi boca salen unas fuertes carcajadas.

Por experiencia sabía que los reptilianos no podían ver con claridad a los humanos por eso de principio nos asustamos y siempre estamos a la defensiva, pero si podemos distinguir a un humano entre sombras, olores y sensaciones, cada humano podía diferenciarlos por el olor característico de cada uno; Aunque no lo quieras con el tiempo te acostumbras a vivir de esta manera.

Las palabras de jade me indican que ya había aprendido a reconocer mi olor por lo que ante ella, nunca correría peligro al menos que verdaderamente ella desee lastimarme.

No pasa mucho tiempo después de su transformación cuando se escucha unos fuertes golpes en la puerta y jade se sobresalta, retrocede un poco asustada.

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