El lugar libre

Me levanté de golpe, sobresaltada y asustada por una extraña pesadilla que tuve, mire a los lados y me encontré en una desconocida habitación.

Detallo muebles color negro ah un lado de la cama también se encontraba un sillón rojo que fácilmente resaltaba en la habitación de paredes blanca y muebles negros, era una linda habitación pero muy masculina y más pequeña que mi habitación de hotel.

Puse una mano en mi cabeza al recordar toda la loca noche que tuve, me detengo y mi corazón se salta dos latidos cuando los recuerdos de esta noche me asechan; Mire nuevamente mis manos y salte de golpe saliendo de la cama corrí al baño, me mire al espejo y allí estaba yo de nuevo siendo humana, sonrió feliz al ver mi piel blanca y mi rostro.

Me acaricio la mejilla sintiendo la piel lisa y suave suspiro de alivio.

Aprovechando que ya estaba en el baño me di un largo baño, tallando con fuerza mi piel sintiendo asco tan solo de recordar la horrible piel que tenía anoche, me tomó el tiempo de limpiarme bien como si con eso pudiera eliminar ese amargo recuerdo.

Cuando salgo de la ducha me quedé pensando que usar, ¿será de nuevo el largo abrigo de la noche pasada?, ya que no tenía nada más que ponerme, revise en un pequeño closet por si conseguía algo pero estaba completamente vacío así que me resigne a colocarme el abrigo.

Camino a la cama, voltee al sillón que estaba al lado y note que estaban unas bolsas blancas, al abrirla se encontraban ropa cómoda, un vestido largo de flores, una sandalia, zapatos cómodos, ropa interior y otros productos para higiene personal.

Sonreí aliviada sabiendo que tenía topa cómoda, me vestí y me sorprendí al notar que todo me quedaba muy bien, ¿cómo supo mi talla?

Me miré al espejo y ya estaba lista me sentí cómoda, cuando escuché toques en la puerta me sobresalté.

- Adelante - respondo un tanto insegura.

- Buen día señorita jade, yo soy Anna la ama de llaves, estoy aquí para servirle y ayudarle en lo que desee - Dice una amable señora, me causo ternura su mirada y su sonrisa tan genuina.

- Muchas gracias señora Anna, estoy muy bien gracias, lo que si necesito es hablar con Rodrigo me llevarías con él por favor - Respondí con una amplia sonrisa.

-Señorita, puede llamarme Anna siéntase con toda confianza- me devuelve la sonrisa- Rodrigo dejo dicho que la espera en el lugar libre, queda justo al final del terreno de la mansión pero primero debe desayunar - sígame

- Está bien Anna -Bajamos las escuelas y con intriga le pregunto.

- ¿Lugar libre?.

- Si señorita, queda cerca de la playa junto al final del terreno, ellos le llaman así porque ese lugar es donde los jóvenes se sienten libres de ser y hacer lo que deseen - Dice Anna con una sonrisa.

Con cada paso sentí tanta curiosidad que no pude perder mucho tiempo, desayuné muy de prisa y sin saborear bien los alimentos, salí apresurada, Anna me indico hacia donde ir me pareció que ese sitio estaba bastante alejado por lo que mis piernas iban muy rápido.

El jardín es hermoso pero no podía detenerme observé lo que pude en el trayecto.

Al estar a pocos pasos vi la enorme estructura blanca de un material fuerte, tan fuerte como el acero, la estructura era similar a una fábrica, justo al lado de la gran puerta se encontraba un artefacto con una pantalla táctil y un timbre, por lo que me pareció más conveniente tocar el timbre.

Suspiro, inhaló y exhalo botando todo el aire retenido queriendo sentirme sin nervios pero se me era imposible tenía una mala sensación por lo que encontraría al otro lado de la puerta, Pocos segundos después abrieron.

- hola, ¿tú debes de ser jade? Bienvenida soy Alex - Exclamó con una encantadora sonrisa un joven alto, delgado, con barba y cabello negro, apresar de su larga barba y su cabello desaliñado, parece un hombre apuesto.

Mi cara se puso roja como un tomate cuando mi mirada baja y noto que estaba casi al desnudo, solo con ropa interior, pero ¿que le pasa a este hombre porque me recibe así?

- hee, si hola un gusto, necesito hablar con Rodrigo - para colmo me atrevo a tartamudear, desvío mi mirada con una gran vergüenza en mi rostro.

Alex me jalo por el brazo sin apenas darme tiempo de nada, sintiendo en el una frenética alegría, el mismo impulso hizo que entrara a toda prisa quedando perpleja y aturdida.