Capítulo 17

La Nana Dolores se fue corriendo a avisar al marqués y al duque que Adria no estaba, llevaba el velo ensangrentado en su mano.

- Marqués, oh marqués... mi niña..... mi niña Adria no está.... ha desaparecido del carruaje- Dolores sonaba extremadamente agitada.

- Pero a dónde se fue? La boda está por empezar hay que buscarla.- dijo el padre de Adria apurando se hacía el carruaje

- No sé señor, mire el velo tiene sangre, y si le pasó algo a mi niña? Nunca debí haberla dejado sola, es mi culpa.- la Nana Dolores lloraba con desesperación.

-Vamos a buscarla inmediatamente- dijo Marcus- quien se la llevó no debe estar lejos. Damián lleva a los guardias y hay que cercar el perímetro. Yo iré a buscarla por el otro lado de la plaza.

- Si, Señor.

Así se fueron todos a buscarla pero no la encontraban por ningún lugar. Habían pasado ya varias horas y Adria no aparecía.

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Después de varias horas del rapto, Adria despertó, estaba apoyada en una pared, sentada en el suelo. Aún tenía su vestido de novia, estaba amordazada y con brazos y piernas atados por una soga

No podía moverse, su hermoso vestido blanco está a todo manchado de barro. Trató de hacer ruido para que vinieran a auxiliarla pero no podía. Tiempo después entró el mismo hombre de negro, seguía encapuchado, le llevo un vaso de agua y un bolillo duro para comer.

Adria no tenía hambre, así que no comió nada, pero si tenía sed y se tomó toda el agua.

- Dime por favor por qué me has traído aquí. Libérame, por favor.- suplicó Adria con lágrimas en los ojos.

El hombre encapuchado no dijo nada, solo se limitó a darle de beber el agua y volvió a amordazarla. Le dió un último vistazo y salió de la habitación de nuevo. Adria lloraba amargamente porque no sabía que estaba pasando.

No le gustaban los lugares encerrados y oscuros después del derrumbe, pero no había forma que ella pudiera salir. Buscó por todo el piso algo que ayudará a romper sus ataduras. Sólo encontró un pequeño pedazo de vidrio, el cual uso para cortar las cuerdas de sus manos, pero tardó muchas horas en lograrlo, después se quitó la mordaza y se desató los pies.

Corrió hasta la puerta pero estaba cerrada y no tenía forma de abrirla. Su plan era hacer que viniera el guardia que la custodiaba, noquearlo y escapar. No había ningún objeto a la vista con el que podría golpearlo, solo estaba el factor sorpresa que podía jugar a su favor.

Cuando abrió el guardia de nuevo Adria estaba lista, levantó su pesado vestido de novia y le dió un rodillazo en la ingle lo cual, hizo que el encapuchado cayera al piso. Ella aprovechó para salir corriendo, justo cuando iba a atravesar la puerta de la salida alguien la agarro del pelo y la jaló hacia adentro.

- A dónde vas mi amor? - esa voz le dió un escalofrío a Adria.

- Víctor, fuiste tú todo este tiempo ...

- Sabes Adria, no entiendo qué ha pasado contigo?, Solías estar tan enamorada de mí y ahora me vengo a enterar que te ibas a casar con otro hombre. No Adria, tu eres solo mía.- dijo Víctor Villarreal bastante molesto.

- Suéltame maldito, no soy tuya. - Adria forcejeaba para sacarse de su agarre.

- No entiendo qué pasó, todo iba tan bien....

- Nada iba bien, crees que no me enteré de tu aventura con Patricia Reyes?

- Patricia Reyes? Todo este escándalo por la estúpida de Patricia? Luego me encargaré de ella.- Víctor intento besar a Adria a la fuerza.

- Eres un canalla, un poco hombre- Adria con el vidrio aún en su mano le hizo un corte a Víctor en la cara, Víctor enojado le dió una cachetada a Adria que la tiró al piso.

- Adria no me provoques, porque no sabes de lo que soy capaz. - dijo Víctor limpiándose la sangre de la cara- Además tú y yo debemos prepararnos para nuestra boda.

- Estás loco, yo no voy a casarme contigo. Cómo podría casarme con alguien que intento matarme?

- Matarte? De qué hablas Adria? Nunca te he intentado matar, si hablas del golpe sólo era eso, pero tú me provocaste, no te iba a hacer nada más.

- No te hagas el inocente Víctor, sé de lo que eres capaz. No creas que no se que fuiste tú el que intentó matarnos en la avalancha.- le reclamó Adria.

- Cuál avalancha Adria? Yo no he intentado matarte. Si hubiera sido yo, sabes que no tendría problema en admitirlo.

- Entonces no fuiste tú el que puso la dinamita para la avalancha y quién nos atacó de camino a la capital?- dijo Adria perpleja.

- No, no fui yo, todo el tiempo pensé que estabas con tus abuelos, recientemente me avisaron que te vieron en la capital y por eso vine a encontrarte, ya solo faltaban poco días para nuestra boda y tú no volvías. Ahora se por qué...

En ese momento el hombre encapuchado de negro se apareció cojeando.

- Imbécil, te dije que la cuidaras, llévatela y enciérrala, no va a comer nada en dos días. Y no vuelvas a dejar que se vuelva a escapar.

El hombre no contestó nada, fue hacia Adria y la cargó como costal, y se la llevó de nuevo a la habitación.

- NOOOO, no suéltame!!! Víctor déjame ir!! TE ODIO!!!. - gritaba desesperadamente Adria.

El encapuchado la soltó de nuevo y la tiró al piso y cerró la puerta.

Adria no paraba de gritar y de llorar, implorando por ayuda, pero nadie parecía poder escucharla. Gritó hasta que se quedó sin voz y sin fuerzas. Y después se quedó dormida, el cansancio parecía haberse apoderado de ella.

No supo cuánto tiempo estuvo encerrada en ese lugar, parecía que ya habían pasado días, no había comido ni bebido agua y estaba extremadamente débil.

De pronto se abrió la puerta, era el encapuchado que le llevaba un plato de avena fría y agua. Adria lo tomó en sus manos y comenzó a comerse la avena.

- Muchas gracias - le dijo Adria al encapuchado, éste solo asintió con la cabeza, pero no dijo ni una sola palabra. Adria siguió comiendo hasta terminar el tazón de avena, y también se bebió toda el agua.

El encapuchado ya había salido, trajo una cubeta de agua y ropa sencilla para Adria. Ella se lavó el cuerpo y se vistió con la nueva ropa, al menos ya no estaría tan incómoda con el vestido de novia puesto.

Después de más de una semana de encierro, la puerta volvió a abrirse, Adria esperaba ver de nuevo al encapuchado, pero en esta ocasión era Víctor.

- Todo está listo mi amor, vamos ya a casarnos. - dijo Víctor con una sonrisa en los labios.

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