Episodio 9

^^^♥︎ [ Candela ]^^^

—Miré señorita, finalmente llegaron todos los vestidos que su Majestad compró para usted.—Habló Damon mientras traía consigo más paquetes de los que debería poder sostener.

—¿Son todos para mí?.—Pregunté atónita.

La única cosa que podría decir que era mía, era aquella tela sucia que utilizaba para cubrir mi cuerpo, pero después de llegar al palacio, su Majestad me ha traído varios obsequios día tras día.

Me estoy comenzando a sentir incómoda por tan buen trato, Damon dice que no debería preocuparme y que debería aceptar los regalos sin sentirme culpable, pero es imposible, siento que si no pago este gesto, tarde o temprano podrían odiarme por recibir sus regalos sin dar nada a cambio.

—Su Majestad no debería molestarse en comprar cosas para mí, es suficiente con la comida y el agua que me dan diariamente.—Dije cabizbaja, me han entregado demasiadas cosas en tan solo una semana.

Hay veces que creo haber muerto en aquel calabozo y que ahora estoy en el cielo, Ekain y Damon serían los ángeles que cuidan de mí y que me mantienen en este sueño eterno. Si ese fuera el caso, entonces sería feliz, porque significaría que no tendría que despertar y no volvería sentir aquel sufrimiento que atormentaba mi cuerpo en todo momento.

—Mi señorita, su Majestad solo desea verla feliz.—Dijo Damon.—Dudo que se detenga en comprarle cosas hasta que la vea sonreír y debo admitir que yo también tengo muchas ansias de ver su sonrisa.

—¿Por qué querrían verme feliz?.—Pregunté confundida.

No los entiendo, ¿qué ganarían ellos con eso?

—Porque nos importa, mi señorita.—Respondió Damon.—Su Majestad y yo, queremos protegerla y hacerla feliz porque la apreciamos, usted es muy importante para nosotros.

—No lo entiendo.—Respondí y luego me recosté en la enorme cama que ahora era mía.

—Mi señorita, quiero informarle que desde hoy tendré que volver a mi trabajo como mayordomo del palacio y que ya no podré verla tan seguido como hasta ahora.—Habló Damon.—Su Majestad también tendrá que ocuparse del trabajo pendiente, así que dudo que puedo acompañarla en la cena.

Yo asentí con la cabeza en modo de respuesta, creo que esta es una gran oportunidad para bajar la guardia y disfrutar del día a día en soledad.

Si Ekain y Damon no están a mi alrededor, entonces no habrá nadie que pueda dañarme o eso pensaba hasta que pasaron tres sin poder ver a ninguno de los dos.

Las sirvientas del palacio traían mis comidas y preparaban mi baño a la misma hora que Damon lo hacía, la única diferencia es que ellas entraban a la habitación en silencio y no buscaban conversación conmigo, no era como lo hacía el chico de ojos verdes y ellas tampoco leían para mí, no como Ekain, tal vez lo hubieran hecho si lo hubiera pedido, pero no sería lo mismo.

Al cuarto día sentí una opresión en mi pecho al notar que las sirvientas me seguían atendiendo en lugar de Damon y es que no lo entiendo, llevo casi dos semanas en el palacio imperial y en ningún momento me han tratado mal, pero de todos modos siento un dolor extraño en el corazón.

Tengo un nudo en la garganta y no entiendo el porque, tal vez me enfermado, debería preguntarle a Damon, oh, pero nunca recorrí el palacio así que me podría perder intentando buscarlo.

Ahora me arrepiento de no haber salido de esta habitación, si hubiera escuchado el consejo del mayordomo sobre salir del cuarto para conocer el palacio, ahora no estaría confundida sobre qué hacer y sabría en dónde encontrarlo.

—Pero Ekain..—Dije en un susurro.

Ekain duerme en la habitación contigua, tal vez pueda verlo a él y él podría llevarme con Damon.

El dolor en mi pecho disminuyó cuando pensé en la idea de verlos nuevamente. No lo entendía, pero no era necesario entenderlo, tal vez alguien más me pueda explicar este extraño dolor.

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Después de cenar y que las sirvientas se hayan marchado, salí que mi habitación y espere enfrente de la puerta que daba a la habitación de su Majestad.

Últimamente no he logrado dormir bien, hay veces que mis ojos se posaban en la puerta cerrada esperando a que alguien la abriera, pero cuando finalmente era abierta, solo veía entrar a las sirvientas y daba un suspiro inexplicablemente.

Espero encontrar la respuesta de lo que ocurre, porque realmente es muy incómodo sentirme así.

Me sentía tan bien cuando ellos estaban conmigo, me sentí tan segura la primera noche aquí en el palacio imperial cuando Ekain me deseó las buenas noches, pero ahora que ya no los veo, me siento tan inquieta.

No recuerdo cuanto tiempo espere fuera de la habitación de Ekain, pero fue suficiente como para ver llegar el amanecer. No quería moverme de aquel lugar hasta lograr ver a su Majestad, pero las sirvientas podrían llegar en cualquier momento y sería extraño para ellas el verme sentada en el frío piso esperando fuera de la habitación.

Entre a mi cuarto con menos ánimos de lo normal, creo que esta sensación no la había sentido hasta ahora, siempre digo que no debería importarme, pero ahora en verdad me gustaría comprender lo que estoy sintiendo, si lo comprendiera, tal vez no me sentiría tan mal.

—¿Tendré que esperar por ellos?.—Dije en voz baja mientras subía a mi cama y abrazaba una gran almohada.

No me gusta pensar demasiado las cosas porque siempre son cosas que duelen, ahora estoy pensando en ellos y efectivamente, me duele.

—¿Y si ya se aburrieron de mí?, tal vez ya no sea necesaria para ellos.—Me encontraba aún abrazando la almohada mientras murmuraba aquellas palabras.—Tal vez encontraron a una joven más hermosa, más inteligente y más expresiva que cuidar.

Al pensar en eso, mis ojos comenzaron a derramar sin control las tan llamadas "lágrimas", no me lo esperaba, la última vez que había llorado fue hace unos cuantos años atrás y esa vez fue porque después de varios días sin comer, una señora se apiadó de mí y me entregó un pedazo de pan duro.

Estoy actuando extraño, puedo comer toda la comida que desee y ahora no tengo apetito para nada, incluso tengo un baño privado pero ya ni eso llama mi atención.

Quisiera que Ekain viniera a leerme un libro, me gustaría salir al jardín y ver las flores junto a Damon, quiero poder pasar tiempo con ellos como en mis primeros días de haber llegado al palacio.

—No lo entiendo.—Dije mientras lloraba y ocultaba mi rostro en la almohada.

Debería estar satisfecha de tener una habitación y de no recibir malos tratos, pero me es imposible no desear estar con ellos.

Me dije que no debía ser egoísta ni caprichosa, pero ahora quiero serlo, quiero que ellos se tomen la molestia de estar conmigo al menos una vez al día, incluso seria feliz si vendrían a verme día por medio.

—¿Feliz?.—Me pregunté sorprendida.

¿Al menos sé que significa esa palabra?, ¿en verdad pienso que sería feliz si ellos estuvieran aquí?

Nunca necesite la presencia de nadie, me había dicho que iba a vivir como lo dictará mi destino, pero, ¿y si mi destino quiere que tome acción?, si es así, entonces esta es la mejor oportunidad que tengo para cambiar algo en mi patética vida.

—No puedo quedarme encerrada en esta habitación solo derramando lágrimas, si quiero verlos, entonces los iré a buscar.—Hable con una determinación que creí no tener.

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