Episodio 11

^^^♥︎ [ Candela ]^^^

Aún nos encontrábamos en la habitación del tercer piso en donde había decidido esconderme, pero las sirvientas ya se habían marchado junto a los caballeros por una orden de Damon, eso, para evitar que me sintiera agobiada o eso dijo él joven mayordomo.

—Damon, su Majestad..—Quería preguntar por su ubicación, ahora que había visto a Damon, me sentía más aliviada, pero aún estaba algo inquieta por desear ver a Ekain.

—¿Quieres ver a su Majestad?.—Preguntó mientras me dedicaba una sonrisa, yo asentí con la cabeza ante su pregunta.—Su Majestad aún tiene trabajo pendiente, pero si la señorita lo va a visitar, no creo que se molesté.

—Entonces..—Hablé indecisa.—¿Puedes llevarme con él?

—Por supuesto, mi señorita.—Contestó sin dudar.

Damon amablemente me comenzó a escoltar hasta el primer piso en donde se encontraba Ekain trabajando en los deberes del Emperador.

Mientras íbamos caminando a paso lento, decidí hacerle unas cuantas preguntas al joven mayordomo, sabía que de todos modos me respondería sin dudar, es increíble lo rápido que me he acostumbrado a él, incluso podría decir que tengo más apego por Damon que por él mismo Ekain. Tal vez sea porque me resulta familiar, no lo recuerdo y no lo entiendo, pero estoy segura que conozco a Damon desde antes de haber llegado al palacio imperial o eso pienso.

—¿Te puedo preguntar algo?.—Pregunté.

—Puede preguntar lo que guste.—Respondió.

—¿Cuántos años tienes?

—Tengo 27 años, mi señorita.—Sonrió.

—Imposible.—Dije impactada.—Podría jurar que tienes 19 años como yo.

—Mi prometida también estaba sorprendida cuando le dije mi edad.—Se comenzó a rascar la mejilla mientras sonreía.

—¿Tienes prometida?

—Por supuesto, es normal querer formar una familia a mi edad, incluso creo que estoy más atrasado que otros hombres, ya debería haber tenido algún descendiente.—Dijo con toda calma.—Ahora es su Majestad quien me preocupa, él tiene 26 años y todavía no tiene hijos aún cuando es conocido por ser alguien muy mujeriego, espero que no sea estéril.

—Su Majestad es..—Dije impactada nuevamente.—¿Un mujeriego?

Supongo que es normal, pero me sigue sorprendido que Damon tenga una prometida y que Ekain sea tan activo en ese sentido.

—Bueno, no lo he visto traer a otras mujeres desde su llegada, así que creo que su tiempo de aventura terminó cuando usted llegó al palacio imperial.—Respondió Damon.

—¿Por qué cambiaría por mi llegada?.—Pregunté.

—Él se lo dijo ¿no?, no la quiere como una esclava ni mucho menos como una muñeca, la quiere como su compañera y eso solo podría significar una cosa.—Contestó.

Esas palabras me las dijo Ekain la primera vez que lo vi, cuando estaba explicando el significado de mi nombre.

—Pero su Majestad dijo que yo no le interesaba de ese modo.—Eso dijo Ekain cuando me estaba ayudando en el cuarto de baño, eso si lo recuerdo bien.

—Usted es hermosa señorita, no creo que haya un hombre en este mundo que pueda rechazarla en su sano juicio.—Respondió Damon.

—E-Entiendo.

No, realmente no lo entiendo, no puedo ser la compañera de su Majestad, una mujer como yo, que era una esclava hace menos de dos semanas, es imposible que sea digna para estar con Ekain.

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Luego de un largo recorrido desde el tercer piso hasta el primer piso, finalmente habíamos logrado llegar hasta donde se encontraba su Majestad, pero antes de entrar al cuarto, Damon me dijo que no comentará mi supuesta desaparición en el armario, porque Ekain podría molestarse con las sirvientas que me atendían.

No lo entiendo, pero si lo dice Damon, entonces solo me queda obedecer su petición.

—Su Majestad, tiene una visita.—Habló Damon mientras abría la puerta y me hizo entrar.—La señorita lo extrañaba.

—Yo no.. —No era necesario eso último, ¿su Majestad ahora que pensará de mí?.—Yo solo.. quería saber si se encontraba bien.—Terminé murmurando.

—Así que la señorita me extrañaba.—Sonrió Ekain con arrogancia.

—Así es, su Majestad.—Contestó Damon por mí.

Mi rostro por alguna razón se sentía más caliente de lo normal y ahora me era imposible ver los ojos de Ekain.

—Ven aquí, Candela.—Ordenó su Majestad.

—Si.—Respondí y me acerque hacia él.

Ahora estaba a un lado suyo y sin motivo alguno, mi rostro se comenzó a calentar aún más, incluso sentía algo pesado en mi pecho, pero decidí no decir nada, no quería provocarles algún problema innecesario.

—Tengo mucho trabajo pendiente y posiblemente no pueda ir a tu habitación en los próximos dos meses.—Habló su Majestad mientras posaba su mirada en mis ojos.—Pero debo admitir que también tenía deseos de verte, así que, ¿por qué no te quedas a mi lado para hacerme compañía?

—No entiendo a que se refiere su Majestad.—Contesté algo confundida.—¿Quiere que sea su sirvienta personal?.—Pregunté cuando se me ocurrió esa posibilidad.

—Más que una sirvienta, solo serias un adornó con el que puedo presumir en algunas juntas de los nobles.—Respondió él.

—Su Majestad, tratar a la señorita como un adornó es un poco..—Habló Damon con disgusto.—Preferiría si la tratara como una humana, es por estas cosas que ella aún se trata como un objeto.

—Acepto ser el adornó de su Majestad.—Contesté.

—Mi señorita..—Habló Damon.

—Bien, entonces de ahora en adelante me acompañaras en todo momento y solo te puedes alejar de mí cuando yo te lo diga—Sonrió Ekain.

—Si su Majestad.—Acepté.

Damon no parecía muy contento con el resultado, pero yo estaba satisfecha, al menos de este modo tendría más posibilidades de estar con ellos dos durante más tiempo en el día o la noche.

No quiero volver a sentir ese feo sentimiento que tenia hasta esta mañana cuando deseaba verlos a ellos dos. Creo que no estoy actuando como de costumbre, pero eso también es culpa de ellos, Damon y Ekain me tratan demasiado bien y es por eso que aún no puedo verlos como a los demás que si me hicieron daño.

Ahora que podré pasar más tiempo con su Majestad, podré descubrir sus verdaderas personalidades, con eso al menos estaré más tranquila para ver si en un futuro debo o no debo tener esperanza en ellos.

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