Episodio 7

^^^♥︎ [ Candela ]^^^

Damon dejo la habitación tiempo después, no sin antes decirme dónde tengo que ir para encontrarlo.

—Ellos son extraños.—Murmure mientras entraba en la gran cama que estaba en la habitación, nunca había dormido en un cama, no que yo recuerde y hablando de recuerdos, por alguna extraña razón siento que ese mayordomo me es familiar.

Damon, sus frías manos me recuerdan a alguien, pero no logró saber a quién. De todos modos no es importante ahora, lo peor que podría hacer es sentir curiosidad por ellos, no puedo permitirme tener interés en nadie porque al final sólo seré yo quién sea dañada.

Me di varias vueltas en la cama, era tan cómoda y cálida como una nube, si, nunca he subido a una, pero creo que es un buen ejemplo para expresar como es esta gran cama.

Intenté cerrar mis ojos y contar algunas hormigas pasando por el antiguo calabozo, pero eso no resultó, no puedo conciliar el sueño, debería ser todo lo contrario, por primera vez no tengo frío y todo a mi alrededor está limpio. No es como el calabozo, dónde tenía hacer mis necesidades en un balde y dormía en el frío y sucio piso.

—No puedo dormir.—Dije incómoda.

No siento dolor, no tengo hambre, hace tiempo que perdí el miedo así que eso tampoco debía ser lo que me este molestando.

—¿Entonces que es?.—No lo entiendo, antes simplemente cerraba mis ojos y esperaba no volver a despertar.

¿Acaso será eso?

—¿Tengo miedo de cerrar mis ojos y despertar en aquel calabozo?.—Murmure.—Imposible, no es miedo, simplemente debo sentirme incómoda por dormir en un nuevo lugar ajeno a todo lo que he conocido hasta ahora.

Si, eso debe ser.

No podré dormir en esta habitación, así que buscaré a Damon para decirle mi problema y que me deje dormir en algún calabozo del palacio.

Muy decidida a encontrarlo, abrí la puerta de la habitación y me encontré con Ekain abriendo la puerta de la habitación contigua.

—Su Majestad...—Dije.

—¿Qué haces despierta?.—Preguntó Ekain.

—La cama es muy cómoda y cálida, no me deja dormir.

—No entiendo el problema.—Frunció el ceño.

—No estoy acostumbrada a este tipo de comodidad.—Intenté ser más clara, incluso yo no lo entiendo, la cama era lo suficientemente relajante como para poder hacer dormir a cualquiera, a cualquiera menos yo, al final esto solo comprueba que yo no soy una joven normal.

—Entiendo.—Contestó.—¿Pensabas ir a buscar a Damon para pedirle un lugar menos cómodo para dormir o algo así?.

Asentí con la cabeza, luego de hacerlo, Ekain tomó mi mano y me hizo entrar a su habitación. Una vez que cerró la puerta, él se recostó en la enorme cama que había en la gran habitación.

—Puedes quedarte aquí.—Habló su Majestad desde la cama.—No creo que sea la comodidad lo que te incómoda, probablemente estás ansiosa por haber llegado a un nuevo lugar en dónde no has sido lastimada todavía.

—¿Ansiosa?

—¿No sabes que significa?

—Si lo sé, pero no tengo en claro lo que siento.—Respondí.

Deje de pensar en mis sentimientos porque lo vi como algo innecesario en mi día a día, no necesitaba conocer algo que solo me traería dolor.

—Entonces es momento de intentar conocer tus propias emociones, no eres una muñeca como para tener ese rostro inexpresivo y ya no eres una esclava, ya no volverás a sentir dolor.—Dijo él.

¿Por qué se tomaría las molestias en intentar hacerme confiar en él, cuando simplemente puede obligarme a hacer todo lo que él desee?

No creo que sea una buena persona, no hay buenas personas en este mundo, solo hay personas que actúan amables para obtener un bien mayor. No puede confiar en él, ni en Damon, ni en nadie.

—¿Está bien que yo me quede aquí?.—Señalé un gran sillón que se encontraba en medio de la habitación.

—Claro, duerme dónde gustes.—Respondió.

—Bien.

Me recosté en el sillón y aunque era mucho más cómodo que el frío piso, tampoco era tan agradable como la cama de mi nueva habitación, era un intermedio entre incómodo pero cálido.

Gracias a ese sillón, logré conciliar el sueño y justo cuando estaba a unos segundos de poder dormirme, sentí como una cálida y larga manta cubría mi cuerpo.

—Buenas noches, Candela.—Ekain lo dijo en un susurro, pero al estar todo en silencio logré escuchar sus palabras tan claramente.

Luego sentí como sus pisadas se alejaban de mi y deduje que había vuelto a su cama para dormir.

—Buenas noches, su Majestad.—Murmure lo suficientemente bajo como para no ser escuchada por nadie.

Esa fue la primera noche en el palacio imperial, aquel día fue la primera vez que tuve un baño decente y logré comer hasta no poder. De la mañana hasta la noche, en ningún momento, ni Ekain, ni Damon me trataron mal.

Esta es la primera vez que deseó despertar el día de mañana y ver que sigo aquí en el sillón de la habitación de su Majestad, solo es un simple e inocente deseo, no tengo expectativas ni mucho menos esperanzas de un día mejor que este.

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—Su Majestad, no puedo creer que se aproveche de la señorita en su primer día en el palacio.—Me despertó la voz de Damon.

Frote mis ojos con mis manos y descubrí que ya no estaba en el sillón, no, ahora me encontraba acostada en la cama del Emperador.

—No es lo que piensas, la moví está mañana.—Ekain dio un bostezo mientras miraba al molesto mayordomo que lo estaba asesinando con la mirada.—¿Te debo recordar que soy él Emperador?, no me veas de ese modo.

—Le tengo mucho respeto mi señor, pero no intenté poner sus manos en la señorita.—Respondió Damon.—Ella puede tener 19 años, pero sigue teniendo un alma inocente.

—He dicho no le he echo nada.—Se defendió su Majestad.

—Supongo que tendré que creer en su palabra, pero agradecería si no intentará actuar de forma sospechosa.

—Ya te explique lo que pasó.

—Si, pero su Majestad tiene fama de mujeriego y la señorita es considerada como la dama más hermosa del imperio, esos factores me hicieron sospechar.—Terminó diciendo Damon.

Al verlos hablar así, me hizo pensar que tenían una buena relación entre amigos y no una simple relación de Emperador y su mayordomo, tal vez estos dos han estado bastante tiempo juntos.

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