^^^♥︎ [ Candela ]^^^
En el segundo día aquí en el palacio imperial, Damon hizo que una mujer revisará mi cuerpo e hiciera unas cuantas preguntas sobre mi salud.
—Ella estará bien, solo tiene que tomar las pastillas que les voy a recomendar para el dolor.—La mujer le entrego un papel a Damon.
—Gracias Doctora, ya se lo había comentado antes, pero le pido que no hable de la señorita con nadie más aparte del Emperador o conmigo.—Habló Damon mientras acompañaba a la mujer hacia la puerta de la habitación.
—No se tienen que preocupar, mis labios están sellados.—La mujer le sonrió y luego se marchó.
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Al tercer día, Damon vino a mi habitación con unas cuantas cosas extrañas consigo.
—Señorita, le haré una limpieza.—Me sonrió y se acercó sospechosamente a mí.
—¿Qué es eso?.—Señalé el cepillo extraño que sostenía en una de sus manos.
—Esto es un peine, la ayudará a eliminar los piojos que la atacan diariamente, debí haber echo esto en el primer día pero no quería asustarla y mucho menos incomodarla.—Dijo con una sonrisa amable, pero si hubiera sabido que se tardaría toda una tarde en completar la limpieza, no me hubiera dejado atrapar tan fácilmente.
Fue una tortura muy lentamente, mi cabeza ardía cuando lavo mi cabello con un químico extraño y su aroma era demasiado fuerte, no fue doloroso, pero fue muy, muy, demasiado incómodo.
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Al cuarto día, Ekain vino con una cinta que poseía una gran cantidad de números en ella.
—Damon me dijo te asustas cuando él se acerca a tí, así que estaba vez yo seré quien se encargue.—Habló Ekain.
Pensé que haría lo mismo que me hizo Damon el día anterior, eso de matar los bichos en mi cabeza fue muy aterrador y ahora no puedo evitar sentir escalofríos cuando ese mayordomo se me acerca, pero al parecer estaba equivocada, Ekain no hizo nada con mi cabello, lo único que hizo fue medir varias partes de mi cuerpo con esa cinta.
—Listo, ahora podre comprarte vestidos a la medida.—Dijo su Majestad mientras me dedicaba un pequeña sonrisa.
Intento no salir de mi habitación si es posible, así que la única manera de ver a su Majestad es cuando él decide venir a esta habitación y eso no pasa muy a menudo.
Este es mí cuarto día en el palacio imperial y hasta ahora no me han golpeado ni levantado la voz, he comido distintos tipos de alimentos y ahora espero con ansias la hora de la cena, porque es el único momento del día, en donde es posible comer junto a Ekain y Damon, aunque eso solo ha ocurrido el primer día y el tercer día estando aquí.
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En el quinto día, Damon me convenció en salir a caminar fuera de la habitación.
No estaba del todo segura, pero al ver el jardín imperial mi idea de permanecer en la habitación de por vida cambió, ahora deseaba quedarme aquí, en medio de todas estás rosas. Me recosté en el corto césped verde en medio de todas esas hermosas y coloridas flores.
—¿Puedo quedarme aquí?.—Pregunté con una pizca de ilusión en mi tono de voz.
—Puede pasar tiempo en el jardín, pero debe volver a su habitación a la hora de dormir.—Respondió Damon.
La primera noche dormí en la habitación de su Majestad, pero después de ser levemente regañada por Damon, tuve la obligación de acostumbrarme a mi cama exageradamente cómoda. Afortunadamente ya puedo dormir sin problemas una vez que me acuesto.
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Al sexto día, Ekain apareció en mi habitación con un libro en sus manos.
—Estuve pensando y creo que nunca has tenido la oportunidad de leer o escuchar una buena historia, ¿me equivoco?.—Preguntó su Majestad.
—No se equivoca su Majestad.—Hice una reverencia, no creo que haya sido perfecta, pero al menos estoy aprendiendo poco a poco gracias a Damon.
Últimamente eh notado que varias cosas han cambiado en mi vida, solo han pasado seis días desde mi llegada al palacio imperial, pero en ese tiempo mis heridas han estado sanando adecuadamente y ya no siento ese picor en mi cabeza, al parecer la limpieza anti bichos de Damon si dio resultados.
—Ven, te leeré una historia adecuada para tí.—Dijo Ekain mientras tomaba asiento en un sofá individual que se encontraba en la habitación.
—No quiero molestar a su Majestad, puedo pedirle a Damon que lea el libro para mí.—Contesté mientras me acercaba a Ekain.
—Yo quiero leerlo para tí.—Respondió mientras abría el libro y se acomodaba en sillón.
—Entiendo, gracias por su amabilidad.
Tome asiento en la alfombra roja que había en medio de la habitación, no estaba acostumbrada a las sillas y no quería sentarme en la cama porque estaría demasiado alejada de Ekain. Es posible que sea nuevamente regañada por Damon si supiera que me siento en el suelo cuando él no se encuentra, pero no creo que su Majestad me delate.
—Nuestra historia dio comienzo un día de lluvia, cuando pensé haber perdido lo último que podría decir mío.—Comenzó leer Ekain.
La historia era de una joven que lo perdió todo, pero que con su propio esfuerzo comenzó a recuperar todo lo que sus enemigos le quitaron, fue una hermosa y corta historia de dos hermanos que tomaron caminos separados, uno eligió el camino fácil y se volvió un ladrón a quién tuvieron que ejecutar, mientras la hermana decidió ir por el camino de espinas y ganó algo muchos valioso de lo que ya tenía, ganó una verdadera familia.
Una verdadera familia, una familia, me pregunto si algún día yo podré tener eso.
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Al séptimo día, me di cuenta que tanto Damon como Ekain me seguían tratando tan bien como en el primer día en el palacio imperial.
Seguía sin salir de la habitación, pero ya tuve unos cuantos avances. Damon me obligó ha aprender el como bañarme y como vestirme sola, ya que decía que era inaceptable hacer que otro hombre lo hiciera por mí, creo que se refería a su Majestad.
Ambos parecían tener mucha confianza entre sí, demasiada diría yo. No imaginé que un Mayordomo y un Emperador podría llevarse tan bien, sabía que no debía tener curiosidad, pero también sé que ellos no se enojaran conmigo por una simple pregunta.
—¿Ustedes dos son amigos?.—Pregunté, podría ser algo obvio para los demás, pero no era obvio para mí.
Siempre escuche que él Emperador era un hombre demasiado importante y poderoso como para poder hablar con él, pero tanto Damon como yo tenemos cortas charlas con Ekain de vez en cuando.
—Tuvimos un amigo en común.—Respondió Damon.—Supongo que podríamos decir que somos cercanos gracias a ese amigo.
—Entiendo.—Respondí, me hubiera gustado preguntar que ocurrió con ese amigo, pero note tristeza en los ojos de Ekain y Damon.
Es mejor mantenerse en silencio antes que hacer una pregunta que los pueda dañar.
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Comments
yudith del carmen betancourrt abanes
me imagino que es su difunto hermano de la princesa
2023-05-01
0
🤗Finita💖💫🇲🇽
Su amigo en común es el fallecido hermano de Candela.
2022-09-05
4
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
Ésos dos si son realmente verdaderos amigos para en difunto favorito emperador
2022-08-02
3