Capítulo 19

Dos días después mientras me preparaba para la subasta , un empleado del hotel tocó a la puerta mi guardaespaldas se encargó de abrir y aceptar la caja envuelta en papel de regalo que por lo visto un repartidor había entregado en recepción para Elena Rogers, sabía que no era de parte de mi padre quien en ese momento estaba en un viaje de negocios pues el me dejaba los paquetes o regalos en la puerta de mi habitación.

-¿Qué es? ( pregunté mirando a través del reflejo del espejo, terminé de ponerme los aros y me acerqué con curiosidad)

-Será de tu admirador ...

-¿De París? No creo, me hubiera mencionado algo. No paramos de hablarnos por mensajes.

-Soy consciente desde que tienes novio no me das conversación.

-No te pagan por ser mi amigo ( respondí sin mirarlo arrebatando el paquete de las manos)¿ No venía con una nota?

-Yo no he visto nada, pero no tenemos tiempo para entretenernos con regalos misteriosos.

-La subasta aun no comienza y un salgo hasta el último.

Tire del lazo rojo que cubría el regalo y rasgue el papel con cuidado . Levanté las cejas al reconocer el embalaje de una conocida marca de zapatos ignorando a Igor que me pedía que me apresurara . Abrí la caja y me encontré con unos hermosos tacones de baile rojo y negro debajo de ellos se encontraba la nota que develaria el misterio, aunque ya se veía de quien era obra.

"Seguro que el idiota que se resistió a bailar contigo lo hizo porque no llevabas los zapatos apropiados.

Con estos te prometo que lo tendrás (a él o a cualquiera) a tus pies... nunca mejor dicho"

P.A

-¿P.A? de" puto amo " supongo porque vaya sonrisa de idiota ( dijo Igor revelando una debilidad que hubiera preferido mantener en secreto)

Comprobé que eran de mi talla y sonreí mientras buscaba mi móvil por todas partes, lo encontré entre los cojines del sofá si bien iba a verlo en minutos no pude evitar enviarle un mensaje rápido.

-"He recibido tu regalo. ¿Has comprado zapatos de tango porque los de jazz no existen?"

No paso demasiado tiempo hasta que recibí su respuesta.

-"¿No te gustan? Regalalos si quieres"

-"¡Jamás! lo único que regalaré de estos zapatos serán las vistas de quienes los miren cuando los lleve puestos. Solo por curiosidad ¿ a tí también te tendré a mis pies con ellos puestos?"

-"No. Yo no cuento a mi no me tienes que impresionar , conmigo puedes bailar descalza."

Su mensaje me hizo sonreír e Igor me blanqueo los ojos.

-No fuiste muy clara cuando te pregunté como había ido tu cita con " el príncipe encantador" (comentó mientras se asomaba sobre mi hombro para leer lo que escribía) Veo que fue mejor de lo que ninguno esperaba.

-¿Quién esperaba que mi cita no fuera mejor que mejor? Porque yo sabía que así sería y mi padre nos hubiera casado en la puerta del hotel si le hubieran delegado el poder religioso.

-Yo tenía mis dudas.

-Porque a eso te dedicas, a cuestionar las intenciones de quienes me rodean. Voy a tomar mi traje así nos vamos de una vez.

Cuando me dirigí a él dudé, tenía dos opciones y no sabía cuál llevar.

En la subasta se presentarían vestidos de famosas mujeres del cine y a mí me habían invitado porque poseía prendas de mi madre quien había sido protagonista de tres de las películas más taquilleras de los años noventa. Había prometido llevar el de satén azul que ella había usado pero teniendo en cuenta la frase de París que ne dijo "que podía ser quien yo quisiersa" preparé un vestido alternativo .

Ambos esperaban mi veredicto colgados en sus respectivas perchas. En lugar de elegir volví a sacar el móvil y le escribí.

-" Estoy indecisa no se cual de los dos elegir"

-"Si te hubiera convencido el primero desde el principio no habría habido lugar para el segundo"

-"Lo planteas tan fácil, pero no eres tú quien lo llevara puesto."

-"Soy el que va a pagar lo que valga . Yo diría que ambos tenemos responsabilidad sobre la prenda . Y sinceramente ya que voy a soltar el dinero preferiria que lleves algo sexy."

-"Ambos lo son"

-" Entonces el que lo sea más. Haz que se ruborizen Lena"

No lo pensé más y escogí el que mi mente decidió. Salimos rumbo al plaza el hotel donde se realizaría la subasta , era el más sofisticado que pudiera haber y al entrar en el sentí que mi vestido no era lo suficientemente para el ambiente.

Pero ya era tarde no podía echarme atrás.

Cada uno de los dueños de las prendas había elegido a quienes las exhibirian, eran modelos , influencers y demás la única que no pertenecia al mundo de la moda era yo.

No me vestí hasta que la última modelo se puso frente al escalón de la Passarella lista para salir . Sólo tenía que ponerme dos prendas, una falda de seda semitransparente color turquesa que se abría por la cadera enseñando la totalidad de la pierna y un sujetador de manga caída haciendo juego. Aquel traje había hecho destacar a la Nefertiti de mi madre . Haciendo que muchos adolescentes de la época tuvieran fotografías suyas en su cuartos.

Solo mi madre podría causar ese efecto en los hombres o ¿ yo también podría hacerlo?

Era consciente de lo que estaba haciendo , retando públicamente a mi padre ¿y todo por qué ? por qué estaba más harta de lo que parecia y aunque solo faltaban unos días para poder disfrutar de mi tan ansiada libertad necesitaba anticiparme.

Ya vestida me preparé para salir. El corazón me latía muy de prisa pero el traje me calzaba como un guante y al final cumplía el objetivo vender un modelo mítico con valor cinematográfico.

Oí el sonido de la música ambiental elegida para la banda sonora d "Lágrimas del Nilo" suspire profundamente antes de abrir las cortinas e ingresar descalza y con mi larga trenza sobre los hombros. Apenas me dio tiempo a empaparme de la reacción del público que fue enmudecer de golpe y quedar con los ojos desorbitados. Mi mirada fue a parar al hombre que

Compartía mesa con Genio y su compañero Abu , el príncipe de blanco que no tenía nada de angelical.

Vi que París cambiaba de postura para mirarme desde todos los ángulos. Cuando caminé pensé que lo hacía hacia él pero era mi deber mostrar a todos el maquillaje. Así fue como vi a alguien que no sabía que estaría allí .

Marcos estaba sentado junto a unos socios de mi padre que me miraban embelesados.

Él no. Él no se dejaba embelesar por nada ni nadie.Tenía la vista fija en mí como si tratara de adivinar que estaba pensando.

Su censura solo sirvió para darme más ánimo, endereze aún más mi postura y dejé que el espíritu lujurioso y sensual que plasmo a mi madre lo hiciera conmigo también .

Antes de llegar al final de la pasarela y colocarme junto al subastador varios de los presentes se habían puesto de pie con sus paletas en alto.

-La puja empieza en trescientos mil dólares (dijo el subastador mirándome dudoso, ya que no era el vestido que habíamos acordado y no sabía de qué precio partiríamos)

Daba igual pues enseguida alguien sugirió un precio mayor.

-Trescientos veinte mil.

-Trescientos cincuenta mil.

¡-Trescientos cincuenta y cinco mil!

Yo miraba a París con la ceja enarcada y las manos en las caderas, esperando que interviniera. El solo sonreía con la pierna cruzada sobre la rodilla tomándose el mentón de forma maliciosa .

Nos miramos a la distancia, yo reclamando que interviniera por mí y él parecía pedirme que esperara, que lo tenía todo controlado.

Se tomó su tiempo antes de alzar la voz; se quitó una pelusa del pantalón, se crujió el cuello lado a lado igual que un boxeador y recién ahí se puso de pie y dijo:

-¡Medio millón de dólares!(me señalo con la barbilla) si además puedo pasar el resto de la velada en compañía de la modelo. Con el traje puesto obviamente.

Abrí los ojos de par en par mientras que algunos soltaron unas risas divertidas. El subastador mortificado me miró esperando un veredicto

-¿Está la modelo de acuerdo?

-¿Por qué no? (sonreí de manera coqueta)

-Te voy a decir por qué no (dijo una voz grave y mi piel se erizó al oír a Marcos quien estaba vestido de manera opuesta a París) porque ofrezco seiscientos mil dólares solo por el vestido.

París lo miro con una sonrisa condescendiente

-Entonces pujamos por cosas distintas amigo. Tú puedes quedarte con el vestido por seiscientos y yo con la modelo por quinientos. No tenemos que pelearnos ¿no?

- El traje no va a venir a mí si no los transportan unas piernas... esas piernas (dijo Marcos señalándome, sentí que me quemaban las mejillas con la referencia sobre mi cuerpo ¿desde cuándo sabía ese hombre que yo tenía piernas?)

-Entonces que empiece la guerra (París acentuó la sonrisa y levantó la paleta de madera) Seiscientos cincuenta mil.

-¡Seiscientos sesenta mil!(exclamó otro de los participantes)

-¡Setecientos mil!(intervino Marcos)

París ladeo la cabeza hacia él.

-¡Ochocientos mil!

Los desconocidos que se habían puesto de pie volvieron a sus lugares.

-¿Estás seguro de que tienes ese dinero? (le pregunto Marcos con falso tono cortés)

Todo el mundo quedó de una pieza el único que no pareció reaccionar a la provocación fue París

-¿Y tú estás seguro que quieres pujar contra mí?

-Cien por ciento seguro.

-Entonces lo subo cien más (dijo mirando al subastador) ¡novecientos mil!

Los presentes se giraron hacia Marcos con el aliento contenido al igual que yo. Y como si él hubiera sentido mi mirada sobre el ofendida dejo de mirar a París para concentrarse en mí. Procure hacerle ver con mi expresión que dejara el numérito y dejar ganar a París.

Hizo caso omiso y para satisfacción del público dijo

-¡Un millón!

-¡Eres tú el que no tiene ese dinero!(exclame apretando los puños) retírate de la apuesta.

Nadie pareció oírme. Marcos se giró hacia París esperando la contraoferta. Vi en los ojos de ambos un antagonismo febril, un mutuo desprecio que latía en ambos de manera distinta. En París se veía en su tono burlón, en su sonrisa condescendiente a Marcos se le notaba en los ojos que echaban chispas.

Cuando París abrió la boca pensé que estaba salvada, pero solo anunció:

-Me retiro, creo que es justo que dejemos a Elena como la mujer del millón de dólares. (el subastador se vio en la obligación de aclarar)

-Señores lo que se está subastando es el vestido.

Lo que se estaba subastando era un ojo morado, y me alegraba que hubiera ganado quien había ganado. Así se lo aclare fulminándolo con la mirada mientras el subastador cerraba la puja.

Al golpe del martillo supe que el resto del día sería un infierno y me molesto particularmente porque podía haber sido todo lo contrario "la mejor noche de mi vida"

- ¡Vendido!, al señor Sthirs por un millón de dólares y también una noche con la modelo... supongo.

-Supone mal.(dije malhumorada olvidando que estábamos en un evento público, baje del escenario con cuidado y eche andar hacia la salida pasando frente a un muy satisfecho París para murmurar.

-¿Por qué te has retirado de la apuesta?

Él me miró de manera sencilla encogiendo los hombros como si la respuesta fuera elemental

-Por qué sé que no te gusta que intente impresionarte con mi dinero.

-¡Esa no es la verdadera razón!, pero solo para que lo sepas. Tu dinero no me importa a no ser que lo estés gastando en mí.

París soltó una carcajada

-Un millón de dólares es mucho dinero Lena y quería confirmar tu admirador podía costeárselo.

-¡Ah! Querías comprobar que no estaba alardeando y de verdad es millonario. ¿no?

París me calmo rodeándome la cintura de manera protectora

-Tengo entendido que no te gusta que nadie esté contigo habiendo dinero de por medio (susurró en mi oído)y eso lo que a mí respecta esto no se trataba de tenerte toda la noche para mí.Me considero ganador solo sabiendo que es conmigo con quien quieres irte.

Lo aparte de un leve empujón

-Pero no es contigo con quien me voy va a ir.¡Gracias por eso!

Lo rodeé como si fuera un obstáculo molesto y salí por la puerta grande ignorando al público a mis espaldas y a mi propietario del resto del día quien caminaba detrás de mí, pisándome los talones con la única intención de cobrarse su premio.

Un premio que por no habérselo ganado por mérito propio, no pensaba concederle.

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