Capítulo 8

-¿Qué haces aquí?

-Pues resulta que aquí me hospedó...

Me tomó del brazo y caminamos hacia la calle, a pasos largos y aunque yo no tenía las piernas cortas un paso de mi padre equivalía a dos de los míos.

-¿No que te ibas a demorar en regresar?

-Así era, solo que tuve que regresar pues me enteré de que estuviste en un bar donde la policía se llevó a muchos detenidos

-¿Marcos te lo dijo?

Mi padre se detuvo a un paso del coche ...

-¿Él lo sabía?

-¿Dije Marcos? No, no. ¡¡(negué y comencé a enredarme con mis palabras y mis pensamientos, al parecer me había equivocado él no había dicho nada)

-Vamos Elena! No juegues conmigo. Apenas tuve tiempo de deshacer mis maletas cuando me enteré por los diarios lo que había ocurrido y comprobé por una foto que habías estado allí. Es evidente que tu guardaespaldas no sirve para nada, voy a tener que despedirlo.

Me sentía culpable por tener que mentirle, pero si ese era el precio que tenía que pagar para conservar a mi guardaespaldas lo haría.

-Igor, él estuvo conmigo todo el tiempo, si no me paso nada ha sido por él.

-Su deber es impedir que estés en lugares donde corras peligro.

-Él solo hace su trabajo, no es mi tutor, por lo tanto, no puedo impedirme que haga lo que yo quiera.

-Pero puede llamarme si insistes en meterte en problemas ¿qué estabas pensando?

-En ti, en lo mucho que te divierte controlar mi vida, en tu decisión de poner a Marcos como mi niñera. Mirate has venido únicamente para regañarme, ¿por qué simplemente no usaste el teléfono?

-No puedo presentarte a tu nuevo pretendiente por teléfono

-¿Mi nuevo pretendiente?(lo miré boquiabierta)Menos de Veinticuatro horas y ya me has conseguido un nuevo pretendiente, me saco el sombrero ante tus habilidades padre(dije con sarcasmo)

-No te burles Elena

-¿Y podría acaso saber de quién se trata? Vas a hacer que me pierda del brunch para presentarme a un imbécil con dinero?(por qué si de algo estaba segura era que estratega de uno de sus amigos o socios)

- No. El imbécil va a estar en el mismo lugar que tú.

-Querrás decir que el imbécil me va a arruinar el brunch, al menos dame una pista de él para ver de donde atenerme.

-No lo conozco en persona, (me sorprendió su respuesta entonces él suavizó su tono)he investigado todo sobre sus negocios, pero no he tenido tiempo de encontrarme con él. Me ha insistido por semanas por teléfono en que quiere conocerte. Me ha impresionado que quiera conocerte con tanta insistencia.

-A mí me impresiona que su insistencia no te haya hecho dudar siquiera un poco¿qué clase de loco acosa a un hombre con llamadas para pedirle que le presente a su hija?

-Lo descubriremos en unos minutos.

-No te preocupa que pueda descubrirlo siendo secuestrada.

-Estaré allí contigo

-Entonces seremos secuestrados juntos, ¡por fin un plan de padre e hija!

-Por lo pronto puedo decirte que es un empresario inmobiliario, se hizo a sí mismo (continuaba ignorándome) nada de parientes generosos, ni hay rastros de cuentas irregulares, todo ha sido legal y progresivo aunque supongo también tuvo algo de suerte. Solo un cúmulo de estas cosas pueden hacer que un hombre tenga una buena fortuna con solo veintitrés años.

-¡Genial! Un crío que pasará las próximas tres horas hablando de su colección de autos deportivos y mirándome como si fuera un terreno infértil donde construir una casa.

-No te adelantes a los acontecimientos, podría sorprenderte para bien.

-Basándome en las experiencias previas, dudo que eso suceda. ¿Es este mi castigo por haberme escapado una noche? ¿O solamente se trata de deshacerte de mí y darle a otro la responsabilidad de cuidarme?

-¡Qué demonios estás diciendo?

-¿Quieres que te lo repita?

Todo esto mientras íbamos en el coche, al fin llegamos a nuestro destino. La cafetería tenía aire como de europea, el menú colgaba de un toldo rojo. Adelaida la dueña había tenido la suerte de comprarle el lugar a un pariente político de su hermano por lo cual el precio había sido razonable, no era necesario preguntarle el precio pues llegado el momento ella misma se encargaría de hacerlo saber únicamente para regodearse.

Fue la misma Adelaida quien se levantó para recibirme, la vi venir, pero hice como si no me hubiera dado cuenta, cosa que era casi imposible. Ella gritó mi nombre levantando la mano y exagerando sus ademanes, Adelaida tenía todo lo malo y desagradable que a mí podía disgustarme. Aunque los hombres se peleaban por ella, obviamente era asquerosamente rica.

-¡Ohhh Elena, me alegro muchísimo de que hayas venido!

Hay un hombre ansioso por conocerte…

-En tus fiestas siempre hay hombres ansiosos por conocerme, yo que tú estaría celosa.

-No me pongo celosa porque en tus fiestas siempre hay hombres deseando conocerme a mí (enfatizó el final y me guiño un ojo)

Otra virtud que tenía era que jamás se ofendía cuando la atacaban de forma directa.

-Este hombre no es cualquier hombre.. Te sorprenderá que lo haya invitado porque no es amigo de la familia y apenas se ha incorporado a nuestra lista de amigos, pero ¡es tan encantador y atractivo! No podía no invitarlo. ¡Ven conmigo!

Me agarro del brazo y tiro de mi muy ansiosa, para acercarme a una de las mesas de la terraza. Me dejé arrastrar y sentí como si me llevarán a la guillotina, pero todo mi cuerpo se activó cuando deduje que el invitado de honor era el hombre al cual rodeaban todas las amigas de Adelaida, a las que entretenía aparentemente con una historia interesantisima. Me fije en el triángulo negro de cabello en la nuca, más largo en los rizos de la cabeza, y en sus manos llenas de anillos. Iba vestido con un traje blanco y debía admitir que los trajes blancos eran mi debilidad.

No pude escuchar su voz porque se confundía con el ruido en la terraza y el tintineo de los cubiertos, pero la manera en que movía las manos me resultó familiar.

-Señor Paris mi amiga Elena está aquí.

Anunció Adelaida con entusiasmo sin disimularlo, así como tampoco el señor París pudo contenerlo al arrastrar la silla hacia atrás con torpeza y ponerse en pie de inmediato para saludarme.

A una parte de mí le resultó divertido haber conocido a dos hombres llamados París en el transcurso de estos días y la otra parte de mí se vino abajo al recordar como había terminado la historia con el que conocí primero. Pero todas mis partes se pusieron de acuerdo para sorprenderse cuando el señor París se dio la vuelta el sol iluminó sus bellos ojos castaños.

Los cuales son tuvieron necesidad de reconocerme con una mirada larga porque ya me conocía.

-No me lo puedo creer (exclame en voz alta) TÚ.

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Comments

Fanny Alicia Rodriguez Gracia

Fanny Alicia Rodriguez Gracia

debió de haber colocado fotos

2023-11-20

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