Capítulo 9

París se metió una mano en el bolsillo, ladrando la boca en una sonrisa complacida por mi reacción. La otra mano, en la que reducían un par de anillos de oro, la acercó a mí para hacer las presentaciones.

-París Lebron (inclino la cabeza) puedes llamarme París. Estaba comentándole a las señoritas que el título señor me hace sentir muy viejo.

-¿Y como le hace sentir que lo llamen París a secas?

Sonrió y el sol que le daba de frente convertía sus ojos en dulces caramelos de café.

No obtuve respuesta alguna , me obligué a recomponerme, del shock y acepté su mano y le saludé.

Él en lugar de apretar mi mano, tiro de mí de una manera apenas perceptible para acercarnos. Asi pude notar que debajo llevaba una camisa blanca, cuyo escote dejaba ver su pecho.

-Hoy no te hago dar la vuelta porque no llevas flecos Elena (confesó en voz baja)

-Lo entiendo, imagino que el charlestón te haría sentir más viejo.

-El charlestón nunca pasa de moda, pero hoy te siento un poco más...(miro mis zapatos de tacón) Tango.

-Pues espero que no seas de muchas danzas de salón porque esta vez no vas a tener la suerte de ponerme a bailar a tu son.

Solté su mano y me di la vuelta. Casi choque de narices con mi padre, quien había acudido a mi encuentro con el fin de presentar sus respetos al señor Lebron. Los esquive a ambos y a todo el que quiso saludarme y entre a hacer mi pedido. Dos empleados estaban trabajando detrás del mostrador para que en la mesa no faltara nada.

Agarre un plato del bufete sin ver en realidad que se ofertaba.

Sabía que todo el mundo me estaba mirando sobre todo Lebron. Pero no me importo en absoluto.

Además, las niñas ricas éramos así, podíamos montar una escena sin que nadie nos dijera nada.

París Lebron se despojó enseguida de sus amigas y entró al bistró. Fingí no verlo ,pero el sol se le había pegado y su piel morena brillaba como si hubiera sido elegido por el creador para hacer grandes obras. Parecia un príncipe, lleno de joyas y con un toque de rebelde nacido entre algodones finos.

De reojo lo vi tomar un plato y acercarse hacia mí.

-¿Qué me recomiendas?(preguntó de pie a mi lado, examinando lo que tenía enfrente, yo aproveche para servirme algo)

-Te recomiendo que mantengas conmigo la distancia y luego si puedes, te vayas al diablo.

-¡Caramba! (exclamó alzando las cejas)Si yo fuera tan rico como tú, nena, podría permitirme algunos modales.

-No soy tu nena, y según se dice eres más rico que yo, Empresario Joven, Afortunado y Promotor Inmobiliario (le dije con rencor, él hizo un puchero)

-Veo que estás enfadada conmigo

-No estoy enfadada contigo. Estoy furiosa y confusa¿qué es todo este acto? ¿Desapareces una noche esposado y a los dos días te presentas disfrazado de narcotraficante? ¿Qué son esas pintas que traes? ¿A partir de ahora dejaré de ser Lena para que me llames mamacita?(París comenzó a reír)

-¿No te gusta?(dijo tomando su americana, abriéndola lo suficiente para que pudiera fijarme en como brillaban las cadenas de oro que traía en su cuello)Me lo he puesto para impresionarte Lena.

-Para ti soy señorita Elena Rogers

-No te ofendas, pero tu apellido no combina con tu nombre.

-Menos mal que estas tú aquí, porque no tienes ninguna otra intención que librarme de mi apellido y cambiármelo por uno de más elegante verdad París.

-Por ahora de lo único que quiero librarte es de esa carita de gatita enojada. Además, viéndote así vestida se me ocurren un montón de cosas que puedo quitarte antes que el apellido. Pasito a pasito ¿no te parece?

-O sea que no piensas desmentirlo.¿Quieres algo conmigo?

El apoyo sus codos sobre la mesa y encogió un hombro. No perdía la expresión canalla, de la que sería difícil separar su entusiasmo. Fue eso lo que evito que me largara.

-¿Tan transparente soy?

-¿Transparente? Eres todo lo contrario, ¡Eres un mentiroso? ¿Quién se supone que eres? ¿El tío rico de alguien o el latín lover de América?

-¿Por qué no puedo ser las dos cosas? No tengo ningún gemelo ni padezco de doble personalidad!

-Pues eso solo deja una opción y es que seas en efecto un mentiroso.

-También cabe la posibilidad que sea un tío que se ha cambiado de ropa. Como alguien a quien le importa la higiene básica.

La conversación de noches atrás llegó a mi mente y solté el plato porque si no lo hacía sería capaz de arruinarle el traje.

-Me lo creería de no haber sido que me dijiste que tu sueño era ser el amo y señor de la gran manzana.

-Por lo visto me prestaste atención (sus ojos brillaban exquisitamente)¿qué he hecho para merecerla?

-Absolutamente nada. Todo eso que dijiste eran puras mentiras ¿verdad? Porque a mí me parece que andas por aquí hace rato y no parece que estos lujos puedan sorprenderte.

-Tal vez haya sido mentira o quizás tenga un genio en una botella que me concede deseos al momento.

-¡Encima te burlas de mí!

debes considerarte muy divertido, pero yo he estado dos malditas noches pensando que te habían metido a la cárcel cuando lo más probable es que andas por ahí tomando sol.

-Todavía no es temporada de playa, pero cuando lo sea prometo llevarte conmigo para que no me extrañes.(eso me indigno)

-Escúchame bien corazón, (alcé mi dedo índice y a él le causo gracia)El único motivo por el que sigo aquí es porque espero que me des una explicación coherente a tu desaparición y a tu presentación de hoy.

París no cambió su expresión, pareció incluso más feliz ante la Elena impaciente.

-Le enseñé mi documentación a la policía y me soltaron (encogió los hombros)Al igual que jamás meterían a Elena Rogers entre rejas por andar besuqueándose con un desconocido en la calle tampoco lo harían a quien es dueño de una de las más grandes fortunas de América.

-¡Oh por Dios! Entonces si vas a pasarte las próximas tres horas parloteando sobre tu fortuna (levanté la mano a punto de perder la paciencia)Yo paso.

París me tomó la mano y trato de detenerme, lo cual no fue motivo para que me detuviera, sino su tono dulce al susurrar

-¿Estabas preocupada por mí acaso?

-No. Estaba preocupada por París el chico que conocí esa noche.

-Era un personaje al igual que tú Marián, a mí también me gusta salir a divertirme. No hice nada que tú no estuvieras haciendo Lena.

-Mi padre me dijo que llevas tiempo tratando de conocerme, supongo que estabas interesado porque viste alguna foto mía. (él se rio)

-¡Qué vanidosa Lena! Tu cara no es tu única virtud y yo no soy nada superficial.

-No, seguro que no. Esa noche supiste quien era yo, apenas me viste lo supiste y te acercaste a mí con la historieta esa de la dama en apuros y la del sapo que quiere ser príncipe. ¿Cómo debo llamarte ahora Lebron?

-Así me apellido.

-¿Y tu nombre?

-Es París.

-Vete al carajo

-Vamos Lena, no te pongas difícil

-Solo dime una cosa, Viste que estaba allí y pensaste que era la oportunidad de tu vida para conocerme sin toda la pompa que se le da a estos eventos?

-Yo diría que quien fue juzgado duramente fui yo. Y eso no me quita culpa de hacerlo.

-No podría culparse de más aunque quisiera hacerlo! ¡También dijiste que me escribirías y no recibí ningún mensaje para quedarme tranquila!

-Pensé que sería mejor darte una sorpresa.

-Ah bien, bonita puesta en escena.

Mi intención era escapar de esa conversación que no nos llevaba a ninguna parte. Yo no permitiría que me llevara a su terreno estando así de furiosa, quizás cuando estuviera más tranquila me detendría a analizar cuanto me había alegrado de verlo. Sin embargo, apenas me giré hacia la salida, vi que un hombre igual de moreno y merecedor de mi desprecio entraba al bistró. Sus ojos verdes se posaron sobre los míos, como hacían siempre para cerciorarse de que seguía respirando y luego fueron a parar a París.

A Marcos se le daba de maravilla ocultar sus emociones. Por eso me dejó de piedra que detuviera su camino para ver a mi acompañante. Me dio la leve impresión de que se había tomado con él en alguna ocasión y cuando hice el camino hacia la puerta lo confirmé. Marcos me tomó del brazo con delicadeza y sin ningún esfuerzo me detuvo para preguntarme quién era.

-¿No lo conoces? Es la sensación de la fiesta el gran París Lebron (exclame)

-¿París Lebron?

-Así es, no te dejes engañar por su encanto ... Y sueltame. He tenido suficiente de idiotas por el día de hoy.

-En eso coincido.

Levanté la barbilla sin entender su comentario. Por curiosidad me giré para comprobar si París lo miraba a él. Le vi alzar su cóctel en señal de brindis hacia Marcos y entonces confirmé que se conocían de antes y ninguno de los dos se alegraba por el reencuentro.

"Ya tenemos los tres algo en común"(pensé)"Yo tampoco me alegro de que hayan reaparecido en mi vida, ninguno de los dos."

Pero mientras llamaba al chófer, no podía evitar preguntarme si de veras estaba tan ofendida como aparentaba.

Levanté la vista hacia el interior del bistró, visible gracias a los grandes ventanales. Arruge el ceño al verlos hablar cara a cara sin apenas mover los labios o las manos.

Aparte el teléfono de la oreja como si así pudiera oírlos mejor, pero habría sido imposible.

Deje a un lado mi enojo y por fin acepte la curiosidad.

¿Qué podían tener en común dos hombres tan diferentes? En el pasado no lo sabía, aunque me gustaría averiguarlo, pero en el presente era evidente.

A mí.

Más populares

Comments

Fanny Alicia Rodriguez Gracia

Fanny Alicia Rodriguez Gracia

yo creo que Marcos sabe algo de París

2023-11-20

0

Imelda Macias

Imelda Macias

me esta gustando

2023-01-23

0

Imelda Macias

Imelda Macias

se va a poner bueno

2023-01-23

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play