Capítulo 14

Más allá de que iba a aceptar cualquier otra cosa que me ofreciera alguien más que Sophie, la otra chica había acertado por completo. Trajo un vestido largo, rojo y ceñido que dejaba media pantorrilla al aire con un sutil estampado. Las mangas cubrían los brazos por completo y el cuello se cerraba a media garganta, pero acentuaría mi figura de forma sensual y no haría falta ni escote ni mostrar piernas. El otro era el maravilloso vestido de cremalleras negro al que me había referido.

-A eso me refería ¿Cómo te llamas?

-Olivia.

-Gracias Olivia, voy a probarme los tres, si no les importa me pueden buscar los accesorios para ambos y la lencería adecuada.

Marcos no hizo ningún comentario al respecto, pero oí como se levantaba del asiento al oír la palabra "lencería"

-¿Algún departamento de preferencia para cada complemento?(pregunto Olivia)

Le indiqué las marcas y mis tallas las cuales Olivia memorizo.

-Perfecto.(dijo mientras se marchaba y yo me dirigí al probador)

Entre al probador, deje lo que llevaba sobre unos enormes butacones que allí había, me quite lo que llevaba puesto para vestirme con manos temblorosas y ganas de llorar, eso había provocado en mi saber sobre su relación.

Cuando ya me había probado el vestido tocaron la puerta, Sophie se asomó para acercarme un par de conjuntos de lencería que acepte sin mirarla, el de encaje color borgoña venía acompañado de un liguero se lo rechaze aunque me gustó, pero como la idea la había dado ella no lo acepte.

Cerré la puerta enseguida, incapaz de enfrentarla por la vergüenza que sentía de estar tratándola así. Me sentía acorralada por mi misma, y me aterraba la envidia en mis ojos. Me pasé las manos por el pelo histérica y cuando vi la puerta abrirse espere que fuera Sophie lista para contarme las cuarenta, pero no, ni siquiera era una mujer.

Marcos cerró la puerta del probador, me miró a los ojos a través del espejo

-Ya es suficiente.

Di un salto y me cubrí con el vestido.

-¿Qué haces tú aquí?

-Vine a decirte que no te replican por educación(dio un paso al frente y me giro tomándome del hombro desnudo, me encogió un poco al enfrentarlo) me es indiferente como trates a la gente cuando no sea yo quien te acompañe, pero delante de mis narices no vas a torturar a nadie.

(trague saliva)

-No es mi culpa que tu exnovia no de pie con bola.

-Este haciendo o no bien su trabajo merece un mínimo de respeto.

-No le he faltado el respeto, ¿Por qué has sentido la necesidad de defender la?

-No la estoy defendiendo, estoy criticando tu actitud sobrada. No eres una reina.

-Aunque lo fuera tú no eres mi consorte para decirme como puedo o debo comportarme. ¿Acaso me estarías diciendo esto si no se tratara de tu exnovia?

-¿Estarías actuando así si no se tratara de mi exnovia?

-¿Por qué iría yo a despreciar a una de tus exnovias por el solo hecho de serlo?

Sabía que en el momento en que le hiciera una pregunta cuya respuesta tuviera que hacer referencia a la noche que nos separó, se retiraría cobardemente.

Y eso hizo, decidió no contestar.

-Me da igual quien sea (aclare tratando de recomponer mi orgullo)

-Que necesidad tienes de mirarla con desprecio?

-No miró con desprecio a los que trabajan para mí, únicamente a ti. Y ahora lárgate y deja de cuestionar lo que haga o diga. No eres mi padre y no te pagan para educarme.

-Si es por pagar, no me pagan lo suficiente para soportarte(dijo en voz baja dándose la vuelta)

El comentario me dolió, trajo al presente el horrible recuerdo de la primera vez que dijo algo similar.

Me estremecí y esperé que se marchara, pero no lo hizo enseguida, ya que el cerrojo del probador se había atascado y él no consiguió que cediera.

-Encerrado con ti peor enemigo (dije sonriendo venenosa) apuesto que no esta siendo el mejor día de tu vida.

-No he tenido más que días malos desde que he vuelto, y si, satisfaré tus ansias de protagonismo admitiendo que tienes la culpa.

-¿Qué yo tengo la culpa? ¿Qué es lo que he hecho? Soy la misma, caprichosa, voluble, exigente, superficial(dije con ironía)¿No serás tú el que ha cambiado, el que de repente no tiene la paciencia suficiente para aceptar mis defectos?

Apoyo un hombro en la puerta y se cruzó de brazos, dándome el perfil.

-Es posible...

-¿Es posible? Es la pura verdad, no te recordaba tan emocional, Marcos. De vez en cuando me regañabas, pero con paciencia y dispuesto a escuchar mi punto de vista. Esa templanza solo pueden permitírsela los hombres que mantienen la cabeza fría. Me pregunto ha pasado con tu templanza.

-La cabeza fría no sirve cuando tienes la sangre caliente(lo dijo tan bajo que me costó trabajo comprenderlo) ¿Y sabes? Yo tampoco te recordaba tan insoportable.

Jamás me había atacado tan directamente, era bastante más sutil que eso.

-Yo sé porque estoy enfadada contigo (dije ignorando nuestro acuerdo de olvidar el problema arroje el vestido y me acerqué a él en ropa interior)Lo que no se es porque estás enfadado tú.

-No has hecho más que tratar de avergonzar a Sophie y nos has avergonzado a todos en el proceso.

-¿Y qué te importa? No eres nada mío, no respondes por mis actos (él no contesto, ni siquiera se giró a verme)¿Por qué no me miras? ¿Por qué te comportas de esta forma tan extraña?

-¿Cómo se supone que me comporto¡?

-Como si fuera una bomba con cuenta atrás y alguien hubiera accionado el mecanismo. Ni siquiera me miras por mucho tiempo ¡Estoy aquí!(exclame empujándolo por el hombro)

Supe que Marcos había llegado a su límite cuando me enfrentó y, dio un par de pasos que yo imite retrocediendo, pero él consiguió acorralarme contra el espejo. El pulso se me aceleró y un subidón de adrenalina agudizó mis sentidos, que captaron al detalle su aroma, la textura de la tela de su chaqueta, el calor humano que su piel despedía... Y sobre todo sus ojos radioactivos, fulminándome impacientes.

-Soy muy consciente de que estás aquí Elena. No soy consciente de ninguna otra cosa (rechino entre dientes)¿Crees que a mí no me pesan estos años?

-¿En qué sentido?(todo el vello se me puso de punta cuando su mirada resbalo por mi nariz y por mis labios, por mi barbilla y por mi cuello y se detuvo un agónico segundo en el escote de mi sujetador)

No sabría decir que ocurrió. Pasaron un cúmulo de cosas y muchas de ellas solo lo hicieron por mi mente, estimulada durante toda una vida por la esperanza de que Marcos me mirara como lo hizo entonces. Lo que si sucedió fue que sus dedos tiraron levemente del tirante del sujetador , que jugo con él mientras que su nuez de adán subía y bajaba, tratando saliva con dificultad. Lo que si sucedió fue que a sus ojos inquisitivos y cadí siempre silenciosos por qué no se atrevían a decirme nada, me dieron una noticia importante, que estaba confuso, que nadaba en la incredulidad más absoluta y que se sentía terriblemente vulnerable. Lo que si sucedió fue que su respiración agitada y la mía estuvieron a punto de colisionar porque la adolescente que habitaba mi cuerpo quiso ponerse de puntillas y el busco el apoyo de mi frente para no encontrarse con el roce de mis labios.

Su aliento me indujo a cerrar los ojos, pero no lo hice porque necesitaba verlo. Necesitaba confirmar que no estaba soñando antes de que se arrepintiera de haberme abierto una ventana a sus inexpugnables pensamientos.

Tan rápido como esa ráfaga de verdad vino, se fue, con el paso que él dio hacia atrás, aturdido entonces murmuró

-Ya sabes en que sentido.

Sonrió para si mismo como si se burlara de su ingenuidad o de mi ingenuidad o la de ambos . Y esta vez la puerta si cedió a su empujón , permitiéndose huir sin hacerse cargo de mis hormonas revolucionadas.

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Comments

Indira Ramnarine Kingland

Indira Ramnarine Kingland

el problema de Elena ni siquiera es que el ser empleado de su padre no acepte una relación entre ellos, simplemente el no le da ni la hora. Ella debería aceptar eso y abrirse a otras posibilidades. París por ejemplo que si ha mostrado interés en ella. Para Marcos ella es solo un deber en en trabajo

2024-05-28

0

Beatriz Sanchez

Beatriz Sanchez

marcos la quiere pero el tabú de la edad y la cuestión económica no permiten que le hablé de amor snif

2023-03-30

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