Capítulo 13

Marcos conocía todo de mí , sabía perfectamente que odiaba andar de boutique en boutique que prefería reservar un día exclusivamente para mí, que no me gustaban los sombreros.

-Tendrías que preguntarle a tu cita adonde pretende llevarte para saber que ponerte ¿no?

-No es así como funcionan las reglas. Yo aparezco vestida de determinada manera y en función de eso vamos a uno u otro sitio. Y si haya algún plan deberá cambiarlo, improvisar para que no tenga que cambiarme.

-Por supuesto, al servicio de la princesa.

Lo miré de reojo, aunque no necesitaba verlo para saber con qué intención había hecho el comentario.

-De todos modos no creo que me lleve a nadar a una piscina comunitaria. Creo que un vestido de coctel servirá para cualquiera sea el plan.

Apenas llevaba unos minutos en la tienda cuando una de las empleadas se acercó, iba vestida con una falda larga acampanada con transparencias y un fino jersey con detalles en los hombros que abría un escote recatado.

-¿Puedo ayudarla en algo? ¿Busca algo en particular?

-No. La verdad solo quiero un vestido apropiado para una cita nocturna, algo sofisticado pero no pretencioso, algo sexy pero no desbocado y...

Me di cuenta de que no me estaba escuchando en cuanto ubico a Marcos detrás de mí. La reacción de las mujeres a los hombres que me acompañaban siempre me irritaba, pero esta vez me limite a sonreír con resignación. Cerré el pico y decidí darme una vuelta por las prendas de exposición mientras ella asimilada que la perfección existía.

No hui lo bastante rápido para no escuchar a la chica, por desgracia.

-Marcos ¡cuanto tiempo!(al girarme la vi abalanzarse sobre él y apretarle el hombro con una mano cariñosa, lo saludo con besos en las mejillas

-¿Vienes por un regalo, o vienes solamente a saludarme?

Pregunto lo segundo con un deje seductor que me puso la piel de gallina.

Deje el vestido que estaba manoseando para captar a tiempo la sonrisa de Marcos. Esa sonrisa que apartaba para las mujeres atractivas, un grupo del que por lo visto yo no formaba parte.

-No tenía idea de que trabajabas aquí Sophie. Estoy acompañando a la señorita Rogers (me señalo) pero me alegro muchísimo de verte.

-Ah (ella me miró para comprobar que era yo la señorita Rogers. Poco impresionada por esto, volvió a mirar a Marcos y a manosearlo)Sigues trabajando para su padre ¿no?

-Siempre (aseguró mientras yo ponía los ojos en blanco)

-Y ¿qué haces aquí de nuevo? Recuerdo que cuando te fuiste llore muchísimo. Es una alegría verte tan bien.

Marcos le respondió algo que no alcance a escuchar y a continuación se abrazaron afectuosamente.

De pronto me había olvidado donde estaba y me invadió el espíritu de la adolescente infantil y ridícula que fui hacia ellos sin pensar para intervenir.

Dándose cuenta de esto Marcos se me anticipo y me la presentó.

-Señorita Rogers, ella es Sophie , una vieja amiga.

Mis ojos no se apartaron de donde él había puesto su mano, en su cintura, ella miraba burlona los ojos le brillaban como a un niño en la mañana de navidad.

-¿Así es como me vas a presentar? Siempre tan respetuoso con el trabajo de los demás. Veo que no has cambiado nada.(Luego se dirigió a mí, muy entusiasta ahora que sabía quién me acompañaba) Me estaba diciendo que quería un vestido de noche. ¿No? ¿Con sus complementos?

-No. Solo el vestido.

-Por supuesto ¿quiere que le muestre la última colección?

-Adelante.

La vi retirarse con una sonrisa amable, aunque no iba dirigida a mí.

Ese momento fue uno de los más confusos jamás había visto a Marcos interactuar con nadie que no fuera trabajador de mi padre o en alguna relación profesional.

-¿Señorita Rogers? ¿tienes idea de lo que implica que me llames así en público?

-¿Qué te respeto? ¿qué quiero que el resto del universo también lo haga?

-Y que te avergüenzas o no quieres que se sepa que tenemos cierta complicidad .

-¿Tenemos cierta complicidad?

-Bueno, no esperaba que le contarás que ibas a comprarle compresas a la farmacia cuando yo no podía hacerlo. Creo que eso te da derecho de llamarme por mi nombre en público

-Prefiero de puertas para afuera recalcar que estoy trabajando.

Le di una sonrisa sin alma

-Por supuesto que estás trabajando, no vas a dejar que se me olvide que soy un maldito mandado. Entonces ¿quiere que yo te llame por tu apellido? porque ese sería el tipo de trato de mí hacia ti que correspondería, dado que por edad, eres un señor, es más podrías ser mi padre.

Noté que mi comentario le molesto y eso me resultó agradable.

-Te llevo catorce años.

-¿Y qué? Con catorce años ya te la habías machacado hasta el aburrimiento, ¿o no?

-¡Elena!

-Incluso es probable que ya te hubieras acostado con alguien ¡Como Sophie!

-Esa boca(comenzó a reprenderme)

-¿Qué pasa con mi boca?

La pregunta atrajo su atención un instante. Mis labios brillaban gracias a un gloss permanente, pero fuera lo que fuese que Marcos pensaba en ese momento tenía por seguro que no se trataba del pintalabios, porque le avergonzó lo suficiente como para apartar la mirada.

-Lo que yo te decía. Es que solo mi padre me regaña por hablar así, y ya que estamos hablando...

-No estamos hablando, tú lo estás haciendo.

-¿De dónde te has sacado a Sophie ?

Marcos se sentó en uno de las bitácoras de la boutique y se cruzó de piernas, había llevado un pequeño libro para entretenerse, sabiendo que esto se demoraría. Me respondió sin verme

-Salí con ella un par de años.

Eso fue como si el suelo se abriera bajo mis pies y comprendí que no tenía ni idea de quien era él.

Siendo adolescente lo tenía en un pedestal como una especie de dios sin sentimientos ni vida al margen de la mía. Era una extensión de mí y mi padre. Ni siquiera se me pasó por La cabeza que hubiera podido tener una relación sentimental. Pero me equivoqué si la había tenido...Sophie.

La miré saliendo del depósito, ahora me pareció más guapa que la primera vez, más guapa que yo y más afortunada que cualquiera. De pronto supe que cualquier vestido que me probara me sentarían muy mal.

-Supón que rompiste con ella porque eres un adicto al trabajo y no podías dedicarle tiempo(me oí decir)

-No.(levantó la vista del libro que aún no había abierto)Rompí con ella porque me marchaba.

Otra patada en el estómago.

Tenía novia cuando yo me infiltre en su dormitorio y le jure que él era lo único que quería. No se le ocurrió mencionarlo para hacerme sentir mejor, para hacerme entender que no podía estar conmigo porque ya estaba con alguien.

Eso habría dolido mucho menos, pero ahora dolía mucho más.

-Si no hubiera tenido que irte, ¿seguirías con ella?

-No.

-¿Por qué? ¿No la querías?

Solo por la forma en que me aguanto la mirada supe que no me respondería.

-¿No deberías estar probándote ropa Elena?

-Prefiero probar suerte, si tal vez me contarás algo de ti. Hace rato dijiste que no te conozco estoy tratando de solucionarlo.

-No lo dije para que lo solucionaras, únicamente hice una afirmación.

-Pues para mí sonó más a reto, y a reclamo (me acerqué a él con cautela)no sabía que salieras con alguien.

-No tenías porque saberlo.

-Tampoco tenías porque ocultármelo.

-No lo oculte.Tú nunca preguntaste

Me dolió más el saber que me había ocultado información siendo que yo le contaba todo a él.

-Al verte no ha reaccionado como una mujer dolida por el rechazo y que te hayas ido.

-Eso es porque hay mujeres que saben aceptar los rechazos con elegancia. Ella es fuerte de mente y muy práctica. No se hace castillos en el aire.

Solo le falto decir "justo lo que tú no eres"

-Para ser tan perfecta no te veo arrepentido por haberla abandonado.

-Yo nunca me arrepiento de lo que hago, ¿hay algo más que quieras saber?

Sophie reapareció después de buscar tras el mostrador, con su compañera cargando perchas de las cuales pendientes todo tipo de vestidos de colores.

-De acuerdo al tono de su piel y su pelo hemos traído diferentes prendas, dejamos de lado el negro, hemos traído distintas gamas de azul claro y verde agua. Que harían resaltar sus ojos señorita Rogers (dijo Sophie)Tiene unos ojos preciosos.

-Gracias (murmure sin ser del todo consciente de lo que estaba pasando alrededor)

No sé que demonios me poseyó, la chica fue atenta conmigo en todo momento. Al ver a Sophie hablando con Marcos e intercambiando sonrisas de complicidad, pidiéndole su opinión sobre los vestidos, me pregunté cuantas veces habían cenado juntos. Me pregunté si Sophie habría visto su casa, esa en la que yo jamás puse un pie. Me pregunté si ella había conocido a su familia. Y aunque mi conocimiento sobre el ámbito sexual fuera limitado, los imagine en la cama, enredados en las sábanas un domingo por la mañana, ella disfrutando de sus besos, de sus caricias, de su cuerpo.

Pensé en las pocas veces que había llegado tarde a trabajar, en todas las noches que, por tener libres, me abandonaba en mi dormitorio con miles de disculpas. Se iba con ella a tener sexo, a reír.

-Con este vestido parecería una novicia y no voy a reunirme con el obispo(dije en voz alta abaratando el vestido rosado) El estampado floral no es apropiado para la época otoñal y no quiero tener que ponerme medias. Este de jeans es horrible. Y este slip dress, encaje, satén y color fucsia. No estaría mal si hubiéramos quedado en la cama de un motel y yo cobrará cinco dólares.

Sophie palideció.

-Lo siento... puedo seguir buscando, si me da alguna pauta.

-Yo creo que la pauta esta clara, quizás el vestido negro de las cremalleras. Has asumido muy rápido que no querría ponerme algo oscuro y me parece que esa elección depende de mí.

-Sí, por supuesto tiene toda la razón. Enseguida vuelvo (huyo hacia el almacén, solo se giró un momento para preguntar) ¿largo, corto...?¿Alguna preferencia de tela? ¿Olvidamos el satén?

-Sorpréndeme para bien, porque para mal ya has tenido tiempo.

La perseguí con la mirada hasta que desapareció, era delgada, más que yo, su aspecto y su acento francés la convertían en la mujer más distinta a mí que pudiera existir.

No quise dirigirme a Marcos sabía que si lo hacía me esperaba una mirada de reproche y no pensaba soportar recriminaciones.

Sophie reapareció con sus energías renovadas, cargando nuevos vestidos. Me mostró esperanzada un mínimo dress color beige, otro con cuello en uve de poliéster y uno muy corto de cuero negro. La chica había entendido perfecto lo que había pedido, pero me las arregle para rechazar cada uno de ellos.

-Con este parece que lo voy a recibir con una fusta y un collar de sumisa, este morado no me favorece, y , como comprenderás no voy a enseñarle las tetas en la primera cita.

-¿Qué tal este de lino?

-Me quedaría bien si fuera a participar de un musical...

-¿Y este de crepe?

-De las rodillas para abajo es un vestido muy bonito, pero... ¿no tienes nada más?

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