Suena el timbre.
—Adiós, abuelos, llegó Tanaka por mí. ¡Nos vemos mañana en la noche! —Me despido de mis abuelos.
—Adiós, mi pequeña. Juiciosa por allá, que aprendas mucho —me dice mi abuela.
—Brisa, ya sabes lo que te he dicho: nunca dejes de ser quien eres por nadie. ¿Me llamas cuando llegues al hotel? —termina mi abuelo de hablar y me da su bendición.
Nos damos un abrazo y me llenan de besos. El mayordomo ya había abierto la puerta, cuando bajo al recibidor y veo que no es Tanaka el que me espera.
—¿Fred? Buenos días, ¿y Tanaka? —pregunto extrañada de que esté Fred aquí en vez de Tanaka.
—Hola, Brisa. Se presentaron cambios de última hora y no le es posible viajar. ¿O es que no quieres ir conmigo? —¿Y este, por qué tan amable conmigo?
—No, no es eso. Es solo que no me esperaba viajar contigo. ¿Vamos? —Qué no note mi nerviosismo.
—Vamos —Abre la puerta de la entrada y me escolta como todo un caballero.
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«Brisa me tiene confundido. Ella es alegre, fresca, espontánea. Y yo soy amargado, complicado y muy meticuloso. No sé qué es lo que espero de ella en este viaje, necesito respuestas a lo que me atormenta»
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Me sorprende ver a Frederick en vez de Tanaka. ¿Algo pasaría en Liverpool? Bueno, si es así, me enteraré tarde que temprano.
El viaje se torna incómodo, pues Fred no me dirige palabra desde que nos subimos al jet hasta que llegamos al hotel. Menos mal, el viaje tardó solo 1 hora.
Ya en el hotel Hillbark, hacemos el check in. La reserva que hizo Tanaka es la suite presidencial que cuenta con dos habitaciones, subimos y cada uno escogió su habitación.
—Brisa, necesito que estés lista en media hora. Iremos al muelle a hacer una prueba de la nueva línea de yates. Es muy importante para ti, ya que el motor es de StormMotors —Me explica.
—¡Qué bueno, Fred! Me encanta todo esto que he ido aprendiendo, gracias —le digo sinceramente, con una gran sonrisa.
Tal como lo pide Frederick, en media hora estoy lista y nos dirigimos al muelle Royal Albert Dock. Allí ya nos está esperando el equipo de ingeniería naval de la empresa. Subimos al yate de prueba que es hermoso.
En la cubierta del yate, nos reciben con un suculento desayuno. Frederick hace las respectivas presentaciones. Los ingenieros son muy amables y se sorprenden al saber que en mes y medio asumiré la presidencia de StormMotors. Y reconocen de que es de suma importancia que yo esté en la evaluación de desempeño del yate.
Después de terminar el desayuno, nos dirigimos a la compuerta del motor. Se llena la lista de chequeo, se hacen las pruebas de rigor y, antes del yate zarpar, se despiden los ingenieros de nosotros y se bajan del yate, quedando Frederick y yo solos.
—Fred, ¿por qué se van los ingenieros? ¿Y la prueba del yate a mar abierto? —pregunto asombrada, pues no entiendo por qué se fueron.
—La prueba la haremos solos los dos —¿Ah? Sigo sin entender.
—¿Solos? ¿Y el capitán? —Me mira y se sonríe.
—Lo tienes al frente. Ven, vamos a la cabina, te voy a dar unas clases rápidas de navegación. —Toma mi mano y con solo ese gesto yo estoy en la gloria, llevándome a la cabina sin soltarme.
—¿Aparte de piloto de carreras, también eres capitán de barco? ¿Qué más sabes hacer? —Estoy asombrada.
—También soy piloto de aviones. Aunque solamente he piloteado mi jet —dice como si nada, y yo lo miro embelesada.
—Sorprendente —Solo eso sale de mi boca.
Prende el motor y me pone frente al timón haciéndose detrás de mí. Toma mis manos con las suyas y las pone a ambos lados del timonel y así dirigimos el yate al mar abierto.
Y pasa rápidamente la mañana, donde Fred me explica conceptos básicos de navegación, lectura de bitácoras y rosa de los vientos. Así fue, hasta que regresamos a la ciudad a la hora del lunch. Ya en el muelle nos bajamos del yate y seguimos caminando por la acera.
—Brisa, vamos caminando al “Revolución de Cuba” que queda acá cerca —No entiendo lo que me dice.
—¿“Revolución de Cuba”? —Tiene un nombre extraño.
—Es un restaurante. Sé que te va a encantar, pues es muy de tu estilo. —Una sonrisa se dibuja en mi rostro.
—¡Entonces vamos! —Exclamo feliz.
Llegamos a un sitio muy alegre, nos ubicamos en el balcón que da hacia el malecón, en donde un grupo toca, son cubano.
Pedimos unas cubas libres y unas tapas típicas de la isla. Conversamos de nuestra familia, nuestros estudios, nuestros gustos y muchas cosas más. Estoy feliz, nunca vi a Fred en una faceta descomplicada. Conocer más de él me fascina, es totalmente diferente a cómo es en la oficina y este Fred que tengo al frente me gusta mucho más.
Brisa se asombra con cosas simples; es tan sensible. A pesar de que nació en cuna de oro, aprecia lo sencillo y disfruta todo a su alrededor.
Cuando estamos disfrutando la gastronomía de la pequeña Habana, sale un grupo de baile invitando a los comensales a unírseles a bailar y enseñarles los pasos básicos del son cubano y el bolero. Bailes típicos de la isla.
—Vamos, Fred, aprendamos a bailar —se para de su silla y me toma de la mano. Es extraño, pero no quiero que me la suelte.
—No, Brisa. Ve tú, que a ti te gustan esas cosas —aun así ella sigue insistiendo.
—Vamos, no seas amargado, ¿sí? —Infla sus hermosas mejillas.
—Brisa, tú me conoces. No me siento cómodo. Porque no vas, y yo desde aquí te miro. Ve —La insto a que vaya sola.
—Está bien, viejito, tú te lo pierdes —suelta mi mano dejando un inexplicable sentimiento de pérdida.
¿Me dijo, viejito?
Brisa se fue al grupo que habían conformado y se unió al baile. Lo hace muy bien, no para de sonreír, Brisa está feliz.
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Updated 33 Episodes
Comments
Lupe Herrera
A mi tampoco pero menos me simpatiza ella a es muy alegre original amable y feliz pero
es muy mal educada pq al corazón no se FORZA
2025-03-09
1
Milagros Peña
Que feo ese protagonista
2025-03-11
1
Calo
🤣🤣😍viejito
2025-02-02
2