Capítulo 18

📠 Buenos días señor Taylor. Lo necesita el señor Casper Finn, dice que usted solicito sus servicios.

📠 Si, hágalo pasar por favor.

—Buenos días, señor Taylor. Agente Finn a sus órdenes —Me da la mano. 

—Siéntese, agente. ¿Se presentó a mí secretaria como le dije en la carta?

—Sí, señor, le dije que era Casper Finn agente inmobiliario. Lo cual no es del todo mentira, es mi trabajo alterno. Pero cuénteme, ¿por qué tanto, misterio si usted me contrató como detective y por qué avisarme con una carta? —Sabía que iba a hacer esa pregunta. 

— Pues, porque sospecho que mi anterior detective, el agente Palmer, me ha estado traicionando. Pienso que mi celular puede estar chuzado, por eso la carta. A Palmer le encargué una investigación hace días, el primer informe estuvo bien, pero después para los siguientes me sale con evasivas. Anoche lo recibí en mi casa con un reporte muy simple para lo que necesito. Tengo mis sospechas de que es falso, por eso necesito que hoy mismo lo investigue a fondo. Y también necesito investigue a mi prometida Margarita Holguín. Necesito zafarme del compromiso que tengo con ella y para eso necesito algo en que basarme para que, después de que rompa con ella, me la quité de encima de una vez por todas. La conozco y sé que no va a aceptar que lo cancele y aún más cuando ya hay fecha para la boda —le explico. 

—Ya mismo me pongo a investigar, y debo decirle de una vez, señor Taylor, que el detective Palmer no es una persona de confiar. Y si mis sospechas son ciertas, espero que le haya hecho firmar un contrato de confidencialidad, pues no es justo que nuestra reputación como detectives se vea manchada por un solo sujeto como ese personaje. —Eso lo sospechaba. 

—Claro que tiene un contrato de confidencialidad conmigo, incluso es el mismo que usted me va a firmar.

¿Pero me preocupa que usted tenga sospechas, qué sabe de él agente Finn? —Me preocupa. 

—Las acusaciones que se escuchan son graves, pero obviamente no hay pruebas. Pero créame que las voy a conseguir.

Al detective Palmer en el bajo mundo lo conocen por sus prácticas sexuales poco tradicionales. Es conocido como un depredador sexual y cobra favores por sexo, sexo duro, sadomasoquismo, etc. por lo que no es fácil de rastrear pues en sus cuentas bancarias nunca se encuentran grandes depósitos de dinero —Es increíble. 

—Eso no me lo esperaba, ahí quien lo ven tan serio. Ja, definitivamente caras vemos, corazones no sabemos —Estoy muy enojado de haber confiado en ese idiota. 

—Agente Finn, este es el contrato. Léalo, si le parece correcto, lo firma y manos a la obra. También necesito que me tenga al tanto de los movimientos que haga Brisa Storm, la heredera de StormMotors. Y no sobra la advertencia de que nadie se debe enterar de qué trabajo me está haciendo, solo que usted me está consiguiendo una mansión por lo de mi próximo matrimonio con la señorita Holguín. Igualmente, para no levantar sospechas, le voy a informar a ella que usted es el agente inmobiliario encargado para esta misión. —Informo lo que vamos a hacer. 

—Está todo claro, señor Taylor, confíe en mi profesionalismo. Acá está el contrato firmado. Mañana mismo, a esta hora, le traeré el primer informe desde el cual arrancaremos el resto de la información. —Se levanta de la silla y me da la mano para despedirse. 

—Nos vemos, agente Finn.

Llegamos a Buenos Aires después de casi 20 horas de vuelo, menos mal el Jet es cómodo y tiene sillas que se convierten en camas.

La mansión de mí mamá y mí padrastro es hermosa, está ubicada en Palermo Chico.

Mamá también me tiene mí propia habitación en la mansión, mis hermanitas están felices y ya me informaron que van dormir conmigo en mí habitación.

Hoy en la noche Anthony me invitó a salir, aunque disfruto mucho con él, aún no logro verlo como algo más allá que un gran amigo. No creo que esté sentimiento cambie en algún momento, por lo que está noche trataré de aclarar esto con él y no esperar a que le haga daño al rechazarlo.

Ya estaba listo para ir a ver a mi pequeña Brisa cuando recibiera la presidencia de StormMotors, pero cuál fue mi sorpresa al enterarme por el detective Finn, que mi princesa se encontraba en Buenos Aires con su mamá, hermanas y el idiota de su “noviecito”. 

—Sí, señor Taylor, se va a quedar un mes recorriendo Argentina. Y al terminar su itinerario, ahí sí vendrá a Londres a asumir la presidencia —Un mes más esperando a mi niña. 

—¿Y qué me averiguó de Palmer? —pregunté. 

—Yo tenía razón, señor Taylor, se vendió por sexo. Y esto que le voy a decir, creo que no se lo esperaba, fue su prometida, la señorita Margarita Holguín, la que pagó por saber por qué usted lo había contratado. —Abro mis ojos incrédulo. 

—¿Y tienes todas las pruebas de eso?  Es perfecto para tener una excusa, para romper mi compromiso con esa ramera. —Al menos no tuvo que buscar tanto. 

—Estas son todas las pruebas. Da la casualidad de que un informante los había visto en un hotel, pedí los videos de ese día y se dirigieron del restaurante a la suite del mismo hotel. La cual fue reservada a nombre de ella y de la cual no salieron hasta el día siguiente. Me dieron además los registros de check-in y de check-out. En esta carpeta está todo —me la pasa. 

—Genial —Un problema menos. 

—Otra cosa, señor Taylor. Su número de celular fue chuzado, debe cambiar de línea a una privada, esas son más difíciles de intervenir. No sé Palmer qué alcanzó a escuchar de sus llamadas. Pero de eso él se puede aprovechar. ¿De pronto divulgó algún negocio, datos de cuentas o información clasificada? —Pienso que pude haber hablado por teléfono que sea importante. 

—No, por celular no hablo nada de eso. Y en este mes solo me he comunicado con Tanaka. Y si es así, entonces Margarita ya sabe de mis sentimientos por Brisa y que he decidido romper con ella. Por favor, me hace seguimiento a Margarita, no descarto que le vaya a hacer algo a Brisa en venganza. —Esa mujer es capaz de cualquier cosa. 

—Ya mismo le empiezo a hacer seguimiento, por el momento eso es lo que tengo. Cuando tenga más información, inmediatamente me comunico con usted. Permiso, señor Taylor —se despide de mano y sale de la oficina. 

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