Leonardo Worms.

Cuando desperté estaba en la cama de Leltxu, la habitación estaba a oscuras, solo entraba la luz de la luna, yo sabía que el estaba cerca no podía verlo pero su aroma invadía la habitación.

- Leltxu, quiero que me expliques todo, ¿así te llamas o eso también es falso?.

El salió de la oscuridad y me miró, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

- Si es mi nombre, dijo serio.

- Cómo puedes decir que me amas, si yo maté a tu hermano.

- Era algo que tenía que pasar, hace unos meses atrás me enteré que mi hermano tenía una maldición, mis padres jamás nos contaron a Cristel y a mi porque saben que esa maldición también será para nuestro primogénito, perderé a mi primer hijo, como ellos lo perdieron.

El día que me enteré, mi padre y yo discutimos por qué durante muchos años odie a la niña que mató a mi hermano, juré que me iba a vengar de ella y toda su familia. Así como mi padre se había encargado de arruinar la vida de tu padre, yo me encargué de que provocarán a tu hermano, le pagué a un niño para que llamará rata a tu padre. Aún no te conocía, solo te vi a lo lejos cuando subías al auto con tu familia.

El día que conociste a mi hermano yo estaba con mi abuelo materno, nos entrenaban por qué pronto sería nuestra transformación y tenías que controlar a tu lobo.

Mi abuelo nos entrenaba muy rudo, a mi hermano no le gustaba ir con el, el día de la fiesta mi abuelo esperaba que el subiera al auto, mi hermano Leonardo, antes de salir de la habitación me dijo que me pagaría si yo me iba con el abuelo y tomaba su lugar.

Mi hermano y yo éramos idénticos, con el mismo aroma, el mismo físico, la única diferencia es que él tenía una mancha negra en la espalda, esa era la señal de la maldición.

Acepté cambiar por qué a mi me aburrían las fiestas de la empresa, la verdad es que sabía que mi hermano sería el alfa y yo su beta, así que no me interesaba nada sobre el trabajo de mi papá. El abuelo nos entrenaba por separado porque juntos éramos muy traviesos y nos escondiamos del abuelo.

Cuando estábamos en el bosque, me quite la ropa para practicar en el río, mi abuelo se dio cuenta que yo no era Leo.

Le expliqué todo, después de estar un fin de semana completo entrenando, regresamos a casa, cuando llegue encontré a mi hermano enfermó, los médicos no podían ayudarlo.

Mis padres estaban destrozados, cuando lo vi, me acerque a el, me miró y me dijo la diosa de la luna me regaló mirarla es hermosa y su aroma es mejor que los pasteles de chocolate de mamá, pero ella me rechazo, dijo que estaba gordo, decía mientras moría, le dije que lo necesitaba que no me dejara, pero el me miró y me dijo, ya no puedo más, me tomó de las manos, cerro sus ojos y murió.

Yo no podía creer lo que pasaba, mi padre gritaba como loco, decía ella lo mató.

Mi madre solo lloraba sobre el cuerpo de mi hermano, mi hermano me estaba esperando para despedirse de mi.

El día de su funeral, mi prima Irina me contó de ti y de tu hermano. Me dijo lo del bosque, me dijo que tú y mi hermano estuvieron solos en la bodega.

Que saliste de ahí asustada y que mi hermano tenía el rostro triste.

Por muchos años te guarde odio y rencor, lo que provocó que mi lobo se volviera agresivo, mi madre decía que necesitaba a mi mate, la verdad jamás me preocupe por eso, por que mi padre ya había elegido mi pareja al no ser el alfa podían unir a quien quisieran es la razón por la que me prometieron a Serena, también podía encontrar mi mate pero para preservar el linaje en ocasiones comprometen a los cachorros desde niños.

El problema fue que yo gane la batalla para ser el alfa de la manada, por lo que necesitaba a mi mate, pero por años jamás había sentido nada, pensé que eso no era para mí.

Un día escuché a mis padres discutir, mi madre decía que lo que yo tenía, tal vez era otra maldición, pues no soñaba con mi mate como los demás. Mi papá le dijo que la única maldición era que mi hermano tenía que morir.

Así que los mire molesto, le dije a mi padre cómo podía decir eso, si la única culpable de la muerte era esa niña. Mi mamá me contó sobre la maldición de los primogénitos, no quería aceptarlo, después mi abuelo me confirmo todo, me dijo que si existía y que si yo no había encontrado a mi Mate o no la había soñado es por qué durante muchos años guarde odio en mi corazón que tenía que sanarlo.

No sabía que mi madre y mi prima Irina te buscaban, me enteré después del día de la junta.

Irina y mi mamá querían hacer negocios contigo por qué pensaban que tal vez si te pedía perdón yo podría encontrar a mi Mate. Ellas pensaban que tal vez el que yo no sintiera nada era una maldición por lo que mi padre le había hecho a tu padre.

El día que entre a las oficinas percibí un aroma pero pensé que era mi imaginación, Irina jamás me dijo con quién sería la junta, solo me dijo por favor es importante que firmes y aceptes.

Cuando entre a la oficina y percibí tu aroma mi lobo estaba como loco, pero al mirarte, uno de mis hombres se acercó y me dijo, ella es la hija del contador Foster.

Así que tape mi nariz para que mi lobo no pensara en ti, no iba a permitir que tú fueras mi mate, durante años pensé en como terminar contigo y tú familia.

Pero tu aroma ya se habia metido en cada maldita célula de mi cuerpo.

Salí de ahí porque no quería mirarte, quería estar lejos de ti, no iba a permitir que tú hicieras lo mismo Conmigo, como hiciste con Leo.

Me volví loco ese día, termine bebiendo y en la cama con otras mujeres, quería sacar tu maldito aroma de mi.

Pero no pude, yo te pertenecía, decía el llorando.

Se acercó a mi, yo estaba sentada en la cama escuchando todo.

El se tiró al suelo y abrazo mis piernas.

- Soy tuyo, mírame como estoy sufriendo por ti, ahora tengo miedo que me rechaces, me aterra la idea de que me odies por lo que sentí antes por ti y el daño que le hice a tu familia.

Mis lágrimas comenzaron a caer, yo sentía su miedo, su dolor no podía creer que el me hubiera odiado tanto.

- ¿Me amas Leltxu?.

- Eres mi vida.

- Jurame que lo que dices es verdad

- Te lo juro

- ¿por qué me llamas como el me llamó?

- ¿De que hablas?.

- El me dijo flamita, ese día.

- Irina me dijo, el día que me perdí en alcohol, me miró enojada por qué rechace el contrato, me preguntó que fue lo que sucedió, por qué tanto desastre por un contrato, jamás me había puesto tan mal como ese día, no solo bebí, destruí mi oficina y mi auto. Mi prima me miro y sonrió. Te gusta la flamita. Yo pensé que hablaba de otra cosa.

¿Cuál flamita?, le dije molesto. La pelirroja te gusta verdad, si claro ella es la única que podría ser, el se presentó con tu nombre y tu destino era estar esa tarde ahí, pero el cambio contigo, ahora lo entiendo tu y la flamita tenían que encontrarse, ella es… decía en voz alta.

¿De que hablas?, le decía sin comprender nada.

Tu hermano se enamoró de ella, pero en realidad flamita te pertenecio siempre a ti, leo sabía que iba a morir, así que el muy cabron uso tu nombre para que ella lo recordara, sabía que ella no sería suya pero sería tuya. Jamás ibas a sentir nada por qué jamás la tuviste enfrente, no soñabas con ella por qué tú odio por ella era más grande que el anhelo de amarla, le dije que estaba loca ese día, pero después de esa noche no dejaba de soñar contigo y pensar en ti.

Tu eres mi Mate Amaris, se que el destino fue cruel, tu por tu parte con un padre muerto y yo por el mío un hermano, ambos pagamos tanto por este amor, es por eso que no quiero marcarte, no quiero que me quiten lo que tanto amo y por lo que tanto tuve que pagar, mi amor yo te amo, no pienso dejar que nada me aleje de ti, ni una tradición, ni nada.

Yo acaricaba su rostro.

- Te amo, te amo demasiado lultxe, eres mi Mate, solo mío.

El me besó con pasión.

Nos acostamos en la cama, yo le quite la ropa y el mi vestido.

- Hazme el amor mi alfa.

El me hizo el amor con tanta dulzura que no paramos, mi cuerpo quería más y más de su cuerpo.

Sus manos acariciaban cada centímetro de mi piel, sus labios rozaban mis pechos con suavidad, su cuerpo sudado me provocaba placer, jugaba con su cabello húmedo entré mis dedos.

No dejamos de decir que nos amamos.

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