Mía

Transcurrió otra semana más, los aldeanos me saludaban con respeto, mientras que la secretaria de Leltxu me seguía ignorando, se ve que me odia.

- Disculpa Serena necesito el informe de la producción del año pasado del vino.

- No sé búscalo tú, decía mirando su computadora.

- Ok, ¿donde lo busco?

- Pues en la oficina del alfa, decía enojada.

- Ok, dije molesta.

Esa mañana Leltxu estaba fuera de la oficina pues tenía trabajo en el campo, últimamente alguien estaba destruyendo la cosecha.

Estaba revisando en la computadora de Leltxu.

Salí de la oficina porque no encontré nada.

- Serena, no están en su computadora.

- Si tú no sabes yo menos, decía mirándose las uñas, tenía ganas de golpearla.

- ¿Que quieres saber cuñada?, decía una mujer caminando hacia mi, que salía del elevador.

La mire asombrada.

- ¡Señorita Cristel!, buenos días, decía serena.

- ¡No creo que a tu alfa le guste que trates así a su luna!.

Serena agachaba la cabeza.

- Ignora a esta mujer, cuñada, ven yo sé dónde está lo que buscas.

Yo no decía nada.

Ella se acercó al archivero y saco algunos papeles.

- Soy Amaris, dije nerviosa.

- Lo se, Amaris Foster, soy Cristal Worms no teníamos el placer de conocernos, por qué estaba de viaje con mi padre, pero cuando me enteré que la mate de mi hermano estaba en las oficinas, me moría por conocerla.

Me abrazo.

- Gracias, dije nerviosa.

- Tranquila somos familia, créeme que lo único que quiero es que mi hermanito sea feliz.

- Lo siento, es que todo esto es nuevo para mí y el jamás me dijo que tenía una hermana.

- ¡Qué!, grito enojada, ¡juro que lo golpearé tan fuerte que lo dejaré sin dientes!, decía rabiosa.

Yo me reí. Ella me miró y sonrió.

- ¿Y tú ya tienes mate?, dije para romper el hielo.

- No soy soltera, aún, ya soñé a mi mate, será un hombre solitario, llegará a mi una tarde, no se exactamente cuando, su lobo es de un hermoso color negro, de pensar en el hasta me caliento, decía sonriendo.

Yo me reía.

- Disculpa es que los lobos somos algo pervertidos, muy pasionales es la palabra correcta dice mi madre, pero la verdad somos unos pervertidos, reía con malicia.

Me agrado, era muy linda, se parecía a su padre, aunque no lo conozco, pero ella no se parece a su madre. Pero se ve que tiene el carácter de su madre, por qué es muy abierta en el tema.

Cristel.

- Hoy cenaremos en familia, mi mamá quiere que nos acompañen.

- Si ahí estaremos.

- Me dio gusto conocerte Amaris, eres una mujer muy linda y se percibe un corazón sincero, ahora entiendo por qué la diosa te escogió.

- ¿No entiendo?.

- Las lunas tienen que tener una cualidad, por qué son el complemento del alfa, tu tienes un gran corazón.La mayoría de las parejas del alfa tienen que ser amables y bondadosas.

- Tú serás una gran luna Cristel, eres muy amable y bondadosa.

- Eso dicen, aunque soy una loba con un horrible carácter, pero es por qué mi tonto mate aún no llega. En fin, me dio gusto conocerte y no dejes que la tonta de Serena te trate como poca cosa, la muy perra lo hace por qué ella era el primer prospecto de luna para mi hermano, su padre y mi padre ya lo habían acordado antes que tú y mi hermano se conocieran, así que está celosa, cuídate de ella.

- Gracias por el consejo.

- De nada, no te preocupes más, le acabo de decir a mi hermano lo que te hizo.

- ¿Cómo?

- Por telepatía. ¡Ahora sí va arder Troya!, decía ella sonriendo. Bueno me retiro, te veo en la noche cuñada.

- Adiós Cristel.

Cuando salí de la oficina, Serena estaba parada en el elevador con su bolsa y sus cosas en mano, se giró y me miró con odio.

- Buenos días señorita Foster, mi nombre es Deva, seré su nueva secretaria, decía una chica atrás de mi.

- Hola, me gire y la miré asombrada. Yo regrese mi mirada a Serena ella ya no estaba.

- ¿Serena salió de vacaciones?, pregunté confundida.

Ella se reía.

- Fue despedida.

- A ok.

- Disculpa, ¿sabes si ella es hija de alguien importante?.

- Ella es la hija del beta Canek, es la mano derecha del señor Worms.

- Carajo, dije nerviosa.

- Tranquila, la verdad no iba a durar la tipa solo estaba aquí por que quería estar cerca del alfa Leltxu. Que bueno que ella no es nuestra luna, es una loca histérica, decía en voz baja.

Yo me reía.

- ¿quiere un café?, hago excelentes cafés.

- Me agradaría Deva.

- Usted y el alfa hacen una bonita pareja, se ve que la luna ama mucho al alfa.

- Gracias, ¿pero si sabes que soy humana verdad?.

- si todos lo sabemos, también sabemos que el alfa aún no la marca, lo que es un grave problema y la razón por la que la tonta de Serena no se quería ir de aquí, si el alfa no la marca lo obligarán a qué tome otra pareja y esa sería la tonta de Serena.

- ¡No me digas eso!, dije nerviosa.

- lo siento luna, perdón pensé que ya lo sabía.

- ¡No!,dije sentándome en mi silla con mi corazón destrozado.

- Tranquila, el alfa lo va a resolver.

- ¡No creo!, dije llorando.

- ¡Por favor no llore, o el me va matar!

respiré profundo, con lágrimas en mi rostro.

mi teléfono comenzó a sonar, era Leltxu.

- ¿estás bien?, decía desesperado.

- si, estoy bien amor.

- ¿que sucedió?

- Nada, es que de pronto recordé a mi padre y me sentí triste.

- ¡me estás mintiendo!, decía enojado, ¿dime qué sucede?, decía gritando.

- ¡si ya lo sabes, para que me preguntas!, le grite.

- Amaris, jamás me iba a unir a ella.

- ¡si claro!, le grite y le colgué.

Solo de imaginarlo con ella, sentía mi cuerpo con dolor y la rabia se apoderaba de mi, comencé a tirar todo en mi escritorio.

- ¡Tenías que escogerme a mi!, gritaba, ¡por qué la tonta humana!, ¡vamos diosa contesta!, ¡tenías que arruinarme así!, gritaba.

me solté a llorar con dolor en el suelo de mi oficina.

Por qué tenías que elegirme a mi, decía con lágrimas en mis mejillas.

¡yo lo amo y tú no me dejas ser suya!

Leltxu entró asustado.

- Amaris ¿qué te sucede?

- Renunció, dije mirándolo con lágrimas en el rostro.

- ¡No, yo te amo!, decía besándome.

-¡Yo también te amo, perdóname!.

- ya para Amor, me lastimas, decía el en mi oído.

- lo siento.

- Oye, ya te dije que no me importa nada más que nuestro amor, secaba mis lágrimas, me cargo y se sentó en el sillón, me abrazaba como una niña pequeña.

- ¡tu eres mía, mía!

- No me dejes Leltxu, decía aferrándome a su pecho.

- Jamás mi luna.

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