Malos entendidos y explicaciones

Liz

Llegue tarde al colegio, bueno con toda la intensión que pueda existir.

Un portón gigante me separa del todo el problema que se me vienen con mis amigas, y si, debo entrar, claro que lo se, solo esperare un poco mas, un poco de valor vendrá a mi y ya no pospondré lo inevitable.

Llegue a salón un poco nervioso de ver a mis amigas o de la regañada que me pueda dar mi profesor por llegar tarde, pero tuve suerte en lo último, el profesor de física llego tarde. María y Margarita están sentadas en un rincón, mientras Rosa está al otro extremo del salón, intente acercarme a María, pero una mirada me indico que no era el momento, decidí irme con Rosa que me mostró una sonrisa algo apenada que le devolví de inmediato.

-Las chicas parecen que me odian- dije sin ánimos -¿y porque estas aquí y no con ellas?- mire a las chicas que nos veían furiosas.

-Nena les ocultaste que estas casada... creo que deben estarlo al menos un poco-  aunque no fue con mala intensión su respuesta me sentí muy mal. Y si, deberían estar molesta pero conmigo no con Rosa.

-Ok, tienes razón, me lo merezco, un poco. Pero la cosa es conmigo que haces aquí?- un suspiro salió de ella, ese suspiro de desganada.

- La cosa se puso peor después que te fuiste con Andrés. Confesé que sabía lo de tu matrimonio e incluso que fui a tu boda, casi me matan las chicas y Simón Dios ni hablemos de él- mis ojos se abrieron de par en par al recordar a Simón, que pensara de mí. Que soy una cualquiera supongo.

-¿Qué dijo Simón?-pregunte con angustia.

-No fue lo que dijo, porque no dijo absolutamente nada, luego que te fuiste y escuchar mi confesión solo callo, se despidió y se fue.- la cara de Rosa se notaba de preocupación y al ver a mis amigas a metros de distancia lo entendí. Ocultarlo nunca debió ser la solución a todo esto.

La clase termino y el receso indicaba que ya podíamos ir a comer. un jugo de naranja fue mi único desayuno, desde ayer no tenia apetito, corrección desde que Andrés me confeso que no sentía nada por mi. pero no por eso debo dejar de comer al menos el jugo me sostendrá hasta el almuerzo, y si es que me da hambre.

Vi a mis amigas desayunando y decidí hablar con ellas, una explicación es lo menos que se merecen.

-Hola- saludé y me senté frente a ellas, claro esta fui totalmente ignorada, no esperaba menos de ellas.

-Sé que merezco la ley del hielo, pero debo explicarle lo que ha pasado aunque no quieran- exclame.

-Elizabeth estás casada desde hace meses y fuiste incapaz de decirnos. Somos tus amigas y no tuviste confianza en contarnos, ¿qué clase de amigas somos para ti?- María me fulmino con esa pregunta, con que me defiendo si tiene toda la razón, no tuve la confianza en contarlo, pero no por ellas, fue por vergüenza.

-Chicas es cierto que estoy casada, pero no soy su esposa- intente explicar.

-¿qué dices? No tiene sentido- reclamo Margarita.

- Es la verdad, me casé con Andrés por una herencia que él tiene que recibir, más no por amor, porque él tiene novia- solté rápido y un suspiro salió de mí

- ¿Una herencia?.

-Tiene novia?.

-Que sucede en realidad?- sus preguntas me agobiaron, pero es un tema que aunque no me guste debo aclarar.

Eso hice le conté todo desde como inicio hasta ahora, no hicieron preguntas, escucharon atentamente.

-¿Todo lo que están haciendo es por sus abuelos?- pregunto margarita, asentí.

-viven juntos ¿pero cada quien tiene su cuarto?- ahora fue margarita, volví asentir.

- No son realmente esposos- asentí.

- Estás enamorada de él- volví asentir sin analizar bien esa pregunta.

- NO, NO, NO, yo solo lo ayudo- volví a mentir, aunque quiero dejar de amarlo.

- No mientas más, si haces todo eso por él, es porque lo amas- dice María, solo agache la mirada.

- Es tan evidente tu amor por él- me reclama Margarita.

- Si está haciendo todo esto para casarse en un futuro con su novia, quiere decir que no siente lo mismo por ti - esa herida está muy abierta María y echarle sal justo ahora no ayuda, pero es la verdad.

- Lo sé, no busco ser correspondida, únicamente quiero ayudarlo- explique, puede que no parezca, pero realmente solo quiero ayudarlo.

- ¿Qué le dirás a Simón?- todas volteamos a ver verlo estaba como a diez metros de nosotras.

-Supongo que la verdad, omitiendo que estoy enamorada de Andrés-me encorve de hombros.

- Es lo mejor- me respondieron al mismo tiempo.

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