Ella se levantó. Rodrigo tiene tanta curiosidad el ver por los menos el rostro de esta mujer, pero la oscuridad no se lo permite ver. Es como si ella fuera un monstruo, como si fuera realmente fea, como si su rostro fuera tan horroroso. Rodrigo le da nauseas en pensar que tan fea es la hija de su enemigo, creo que nunca debió haber venido. Puede que sea tan fea, pero tan fea que si se atreve encender la lamparita incandescente su teléfono, saldrá corriendo. Mejor no lo hace, aún no.
– ¿Alguna vez has tocado una mujer?
Ella se retiró la bata, se retiró la bata que cubría su bella piel, contrabajos se puede ver la silueta de su cuerpo. Rodrigo no está seguro si es gorda o flaca, ni su cabello ve.
Al menos hombre no es, eso creo.
Se acercó a él. Sintió su mano, tembló un poco, no esperaba esto. Estaba fría y al mismo más pequeña a la de él. Era una mano delgada y frágil de una mujer. Levantó su barbilla, la levantó como una cálida bienvenida.
– ¿Entonces?
–Nunca he tocado a una mujer...
Su perfume es tan placentero. Contestó sinceramente, lo dijo sin una gota de mentira, es la pura verdad de un triste hombre soltero de treinta años. Emily ni se la creé. Este hombre es un completo casanova. Probablemente se ha acostado con muchas mujeres antes que ella. Sólo lo dice para presumir un poco, pero está claro que no lo es.
Bueno, ¿qué importa? Todos modos lo quiero para jugar un rato.
Lo empujó. Quedó sobre él. Sus piernas se entrelazan entre las curvas de una autopista. Su cuerpo besa al suyo, lo besa envolviendo su alma dentro de una burbuja de tentación.
–No te creo nada.
Emily sonrió. Rodrigo tan sólo se queda callado, tiene miedo de echarlo todo a perder. Sintió como sus labios besaba su cuello de una manera gentil, era un deseo de morder su cuello a su antojo y al mismo tiempo ofrecer una noche llena de emoción.
Es tan extraño sentir una mujer sobre mi piel, nunca me había sentido de esta manera. Es como si en cualquier momento sintiera sensaciones explosivas en cualquier parte de mi cuerpo, sensaciones que se conectar a dar vida a lo que tengo abajo. Da miedo si lo pienso. Lo de abajo cada vez se siente extraño, es como si quisiera que lo dejará en libertad, como si deseara besarla de una vez.
Pero si dejo que mis demonios salgan fácilmente, ¿eso no me hace un completo demonio? Si dejo que lo consienta, ¿no me convierte un hombre fácil? Tal vez esto sea una prueba, una prueba que me ha dado esta mujer, debo soportarlo por más tiempo. Lo malo es que es una sensación increíble, es una sensación que hace temblar mi cuerpo, hace temblar mi piel, hace sentir sensaciones que nunca había experimentado en toda mi vida. Duele soportarlo y al mismo tiempo es extraño.
Se da cuenta que nunca debió quedarse, nunca debió hacerlo. Tiene miedo de enamorarse, y no se refiere a ella, se refiere al cómo lo hace ella. Le da ganas de salir corriendo y dejar a esa tipa sola con sus fetiches raros. Pero no lo hace...
El sentir el cuerpo de esta mujer, se da cuenta que tal vez no sea tan fea a lo pensó ser. Tiene un pecho, pero no tan pequeño a lo que esperó enfrentar. Su voz es la de una mujer, pero no tan dulce a lo que esperó soportar. Su cuerpo es delgado, pero no tan obeso a lo esperó aguantar. Hasta ahorita todo va bien, solamente es una mujer, una mujer calenturienta que se lo quiere comer. Es como si ella fuera una serpiente y el un tonto conejo que intentó ser una serpiente. Que patético. Se nota que ella tiene experiencia, mintió, es una cualquiera, ¿con cuántos lo habrá hecho? ¿Con cuantos habrá besado? Se nota que no es santa.
– ¿Por qué dudas de mí? Sólo estoy siendo sincero contigo.
Acarició su rostro, se nota que tiene un rostro normal, no hay ni una deformidad. Le quitó su mano. No le gusta que toque su rostro sin su permiso. Le molesta que se lo haya tocado desprevenida.
–Deja de fingir, mientras más mentiras digas, más me haces enfadar.
–Pero no estoy mintiendo.
Rodrigo aclara esto con reproche. Ella sonrió.
– ¿Dices que nunca has tocado a una mujer?
Le molesta la pregunta, le molesta que se lo pregunte con esa sonrisita. Detesta a esta mujer. Se quedó en silencio todo encabronado. Ella dudó, tal vez si sea tan puro a lo que dice...
¿Qué cosas estoy pensando? Este hombre es un mujeriego, tiene la cara de galán de telenovela. Nadie se resistiría en ser novia.
–La posibilidad de que seas un noble caballero es cero. Todos los que vinieron aquí, es obvio que vienen por mi pureza y mi dinero, es lo único que vale aquí, menos mis sentimientos. Nadie viene por amor, nadie viene por bondad, todos vienen por pasión. Al menos creó que eres el menos idiota aquí.
– ¡¿Qué?! ¡¿Me dijiste idio...?!
Le gustó hacerlo enojar. Besó sus labios desprevenido, los besó sin dejarlo hablar. Su fuerza desapareció, todo se desvaneció por ese beso apasionado que le dio esa terrible mujer. Como que Rodrigo se volvió un hombre débil ante sus pies. Ya no sabe lo que esta pasando, sólo quiere seguir besando.
–Espero que sepas darme una noche inolvidable.
Susurró toda sedienta.
–Te demostraré que soy digno de ti.
Sonrió.
–Eso espero.
Una vez que termine con esto, lo botaré como basura.
Intentó seguir el ritmo de esta pasión, pero la mujer es toda yegua salvaje para él. Es difícil tener las riendas en este mundo de placer. Varias veces se rió de él discretamente, es tan torpe con esas manos de toro tonto. Su mano la bajó hacia abajo y ya te imaginas que cosa pasó después. ¡Ay, madre santa! Mejor ya no te cuento.
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