Él despertó, despertó al otro día, despertó totalmente confundido. Diría que está bien perdido. Se le olvidó por completo lo que pasó aquí, apenas va recordando lo que pasó está noche. Sus recuerdos llegan lentamente, igual que cuando enciendes el teléfono. Se da cuenta que en serio perdió su pureza con esa mujer. No puede creer que lo hayan hecho, esa mujer está loca.
Rodrigo está enojado, siente que esta mujer lo acaba de humillar, acaba de pisar su orgullo como si fuera una ramera, una mujerzuela, una cualquiera que no se respeta. Pero tú lo ves, y ves otra cosa, su cara dice que le gustó. Le llegaron más recuerdos sobre ese momento épico, recuerdos donde ella le decía palabras lindas, palabras de encantadoras, palabras honestas a él.
–Por cierto, tienes pésimo carácter.
Esto molestó a Rodrigo en pleno acto. ¿Cómo se atreve decir esto en medio de esto? Siente que esto se le va a quedar todo flácido por la culpa de esta loca. Esto es difícil, es difícil estar concentrado y hablar al mismo tiempo con ella. Como no es quién lo tiene, piensa que es fácil y por eso se atreve molestarlo en pleno acto.
–Y eso supongo que te hace interesante... Me agrada cuando los hombres son honestos.
Ella pareció sonreír. Él nunca entendió por qué dijo algo así, sonó extraño, pero aun así hizo que su corazón se acelerara por un instante, no dejó que el placer acabara.
– ¿Te gusta que yo sea honesto?
Sus mejillas se ruborizaron de una manera que no entiende. Está mujer la odia, pero al mismo tiempo le hace sentir una sensación inexplicable. Tal vez sea porque nunca lo ha hecho con alguien, eso debe ser, eso tendría sentido.
–No, sólo me agradas, tampoco vayas tan lejos.
Esto cortó lo cursi, lo romántico, hizo que Rodrigo volviera a odiarla. Las palabras cortantes de Emily hacen que lo bueno desaparezca. Hacen a Rodrigo ponerlo de mal humor.
– ¿Qué pasa? ¿Por qué tardas? No me digas que sólo fue eso.
Rodrigo está bien enojado, tienes deseos de ahorcarla de una vez, quiere matar a esta tipa.
– ¿Has intentado ser amable alguna vez?
Debo calmarme, debo calmarme. Ella es la única llave que me hará lograr mi venganza.
–Si no quieres, sólo vete. Deja de andar preguntando.
–Ya veo.
Rodrigo siguió con lo suyo, nunca se fue, siguió soportando a este terrible monstruo, la soportó hasta que terminó totalmente dormido.
Todo bien despierto sigue con ese rostro enojado, sólo por pensar todo las horrendas cosas que hicieron en esta cama. Ella nunca mostró su rostro, nunca vio la verdadera apariencia de Emily, pero de una manera a otra, se nota que tiene un carácter del asco.
Aunque las caricias de ella lo hicieron sentir una sensación... ¿Cómo debería explicarlo? Fue una sensación misteriosa que hacia activar todos sus sentidos en modo alerta. Puede que esté confundido, no está seguro de eso.
Se sintió de una manera que no sabe cómo explicarlo, adentro se sentía un calor, sentía mucha humedad, pero de una manera a otra le agradaba esto, le agradó el como el cuerpo de Emily lo aceptaba. Pensó que iba a ser difícil, pero no fue así, entró con facilidad. Probablemente esta mujer lo ha hecho con muchos hombres y como es millonaria, quiso echarse el reto del hombre que más le convenía.
Entonces no hay que mostrar cariño a su enemigo, es una Blake y todos los Blake son enemigos de Rodrigo, son personas malvadas sin corazón. Fue suerte que lo haya elegido, había tantos hombres que eran más importantes que él, hombres de alto prestigio, hombres de poder alto, hombres metidos en la política, extranjeros en busca del dinero. Se siente victorioso ante esa bola de perdedores.
– ¿Dónde estará ella? Se nota que ya se levantó.
Supuestamente no debería poder levantarse, eso que hice, entró por completo. Debió dejarla un poco a dolorida, un poco incómoda, ya que tardamos haciéndolo un buen rato.
Una sirvienta entró a la habitación.
–Le traigo el desayuno.
Comenzó a desayunar tranquilamente con la sabana cubriendo medio cuerpo, mientras al mismo tiempo se pregunta dónde está ella. Se pregunta eso porque eso debió afectarle, no es que se preocupe por ella, pero debe estar viva hasta que se hayan casado... Ya si se quiere morir después de casado, para él está bien. No la detendrá.
Me pregunto si lo volveremos hacer de nuevo, con cuántos se habrá acostado, qué habrá hecho con ellos, por qué estará tan desesperada en cansarse, será muy fea. No creo que sea el primero de su vida, esa mujer tienen experiencia. Sabía lo que hacía y supo dónde tocar.
– ¿Y Emily?
Preguntó Rodrigo todo curioso a la sirvienta, siente que es extraño que Emily se haya ido sin antes despedirse de él.
–Ella se fue a tomar un paseo a los alrededores.
– ¿Aquí cercas? Vaya, entonces voy a verla.
Comenzó a vestirse.
– ¿Piensa ir a verla?
La sirvienta hizo esta pregunta con una mirada muerta, como si ella hubiera ido a la guerra y todos sus compañeros se hubieran muerto enfrente de su ojos, menos ella.
–Sí, me gustaría despedirme antes de irme y de paso quedarnos de acuerdo para volvernos a ver.
–Me dijo que le dijera que la noche estuvo muy buena y todo, pero no la convence. El tamaño de eso es bastante chiquito y ella busca por lo menos un tamaño de más de 6 pulgadas.
– ¡¿Cómo puede decir que lo tengo chiquito?! ¡Mide más de 6 pulgadas!
–Pues ella no lo sintió.
La sirvienta sigue con la misma cara. No tiene una gota de ánimos, no está triste, ni alegre. Sigue igual que antes. Y esto desespera a Rodrigo. Es como si Emily se lo hubiera dicho en la cara.
– ¿Cómo puede decir eso, cuando ella lo disfrutó?
La sirvienta miró abajo, miró como si "eso" de él fuera el problema, puede que lo tenga chiquito o tal vez no sabe usarlo bien como se debe. Rodrigo se apenó. Le da miedo esta sirvienta.
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