–Y eso es algo que nadie podrá arrebatárselo. Es algo que sólo usted puede seguir guardando eternamente sin que nadie se los arrebate. Por favor, señorita Emily deténgase. No haga llorar a su madre, ella nunca habría deseado que su propia hija se arrebate la vida de esta manera. Debe luchar, debe levantarse y seguir adelante. Debe demostrar que usted es fuerte.
Acercó su mano a los ojos de Emily.
–Así que por favor no llores mi niña...
–Nana...
–Todo estará bien.
No quiere soltar el vidrio. Su sirvienta intenta quitárselo lentamente, tiene que quitárselo para que no se arrebate la vida.
–Un mundo lleno de luz te espera al final del camino. Pero como todo comienzo, tienes que caminar con los pies descalzos, tienes que lastimarte para así renacer como una fuerte águila que gobierna los cielos. Serás un ave feroz que no deja que el enemigo te consuma. Debes ser fuerte aunque te arrebaten tus plumas, volaras siempre que tengas fe en ti misma...
Casi lo logra, casi arrebata el vidrio de sus manos. Pero Emily volvió apretar. No piensa soltarlo. Tiene que hacerlo, es la única forma en que ella descanse en paz.
–Deja de llorar Emily, y sigue luchando. Que nadie te ha abandonado. El alma de tu madre es tu guía. Aunque no puedas verla, ella siempre estará a tu lado. Por favor Emily, olvídalo, olvida lastimarte a ti misma. El futuro te prepara un hermoso destino, un destino donde verás las llamas de la justicia apagarse enfrente de tus ojos, aparecerá una justicia que hará ver un mundo lleno de paz. Un hombre bueno aparecerá y te dará la familia que mereces tener. Ese día seras feliz, tan solo ten fe.
Emily por fin soltó el vidrio de sus manos, lo soltó mientras sus manos temblaban. La sirvienta decide abrazarla de poco a poco. La abraza como una hija.
–Todo estará bien...
– ¿Qué tal me veo?
Rodrigo modelando para el espejo como un todo un galán de telenovela. Quiere verse lo más guapo posible, para la tal Emily esa que tiene de seducir esta noche. Tiene que usar el traje más caro, elegante y sexi, tiene que hacerlo para que esa mujer no dude en caer muerta a sus pies.
Debe convertirse mejor en todo, así Emily correrá a la primera que lo vea entrar por esa puerta, por la puerta de su corazón. Con este brillo de hombre ardiente, de seguro aplastará la mediocre belleza de sus pretendientes. Nadie se compara con él. Él es el mejor. Nadie superará esto que tiene. Honestamente ya me está cayendo mal Rodrigo, su comportamiento presumido me hace dar ganas de arruinar su traje caro. Jeje.
–Espectacular señor, ese traje le queda bien. De seguro que cualquier mujer no dudará salir con usted.
La empleada seduciendo al cliente, para que compre el traje clarísimo que te hace querer vender un órgano. Solamente son dulces palabras de miel con toque de amabilidad absoluta, no es la gran cosa, ya depende si uno cae en la tentación. Uno mismo se deja tentar cuando no usa la cabeza, aunque digas que no. Los vendedores siempre buscaran la forma de convencerte, todo esto para hacerte gastar dinero de más. Está claro que todo tiene un precio, los vendedores siempre te venderán su tiempo, hasta la sonrisa te venden para que les compres.
–Eso espero.
Sonrió mirándola fijamente en una pose tentadora. La vendedora se ruborizó.
–Todo está listo. Ya tengo todo preparado. Ahora solamente falta llegar al tal pueblo ese donde viva la tal Emily esa.
Está en su auto. Está revisando su GPS, quiere ubicar la tal ubicación que viene en la invitación. Nunca ha escuchado un pueblo que se llame así, pero se imagina que debe estar registrado en el mapa. No debe ser un pueblo fantasma.
– ¡Maldita tecnología!
Lanzó el teléfono, no hay registro en su GPS. ¿Tan caro el teléfono, para que le saliera con esto? Suspira. Vuelve a tomar el teléfono. Espera que su asistente sepa cómo llegar.
Se levantó, es hora de hacer cambio de planes. No puede seguir llorando y esperando a que un tonto príncipe venga a salvarla. Tiene que levantarse y enfrentarlo. Emily se presentó en eso cumplió, más nunca se presentó como debió ser. No piensa rendirse, va a luchar. Le va a dar un golpe de su propia medicina, lo va humillar igual que hizo él a ella. No importa humillarse a sí misma, lo que importa es humillarlo a él. Asistió a la supuesta fiesta que le hizo su padre.
Había tantos pretendientes, todos fueron seleccionados por su padre, fueron hombres importantes, hombres con dinero y no con buen corazón. Es lo que menos importa, lo que importa es ganar. Todos están esperando, desean ver a la supuesta señorita millonaria, todos sueñan casarse con ella. Algunos se ríen de ella, otros murmuran chismes, otros reclaman y el resto, ¿qué te digo? Soñaban cuento de hadas, un cuento donde le arrebatan todo su dinero en el divorcio.
Ante los ojos de ella sólo había escoria, majada, porquería. Nada bueno había. No existía ni un hombre que le robara su atención. Para ella todos eran feos, todos tenían el corazón podrido, todos eran iguales. Su padre es un idiota, debió escucharla antes de traer extraños a esta casa. Ella desde un principio le ha dicho que no quiere casarse. Pensaba darle un nieto pidiéndole a un amigo ser el donador y sólo fingir una relación falsa, pero ahora ve los lejos que ha llegado esta locura que acaba de hacer su padre. Está dudando de seguir otro rato aquí.
–Jajaja. Esa mujer debe ser muy fea, ¿no lo creen?
Un idiota hablando a otro idiota en susurro, pero ella escucha claro y fuerte. Hace esa famosa risita discreta de que esto es gracioso, pero al mismo tiempo piensa matarlo con disparos una vez que salga de esta casa.
–Yo escuché que tenía barba y por eso nadie se casaba con ella.
Se rieron todos.
Síganle, síganle y muy pronto verán arder esta fiesta.
Emily quiere explotar. Ya no puede seguir escuchando a estos idiotas ofendiéndola de esta manera. Quiere apretarles el cuello y estrangularlos hasta que ya no respiren más. En serio está enfadada.
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