–Michel...
– ¡Señor Ocampo, por favor perdóneme! ¡Prometo nunca invitarlo de esa manera tan despreciable!
–Michel, yo...
– ¡¿Quiere fiesta?! ¡Hare una fiesta!
Está bien alterado el pobre asistente.
– ¡No quiero fiesta!
Rugió como león a punto de comerse a esta hiena espantada.
– ¿No quiere fiesta?
Dijo estas palabras a punto de llorar, era como la voz quebrada de un niño inocente. Su voz era tan aguda que no parece a la de un adulto, parece más bien de una ardilla a punto de llorar
– ¡No!
– ¡Por favor perdóneme! ¡Nunca lo volveré hacer!
Está llorando ríos. No, mares de agua salada. Llora porque lo va a correr.
– ¿Por qué lloras?
Rodrigo no entiende nada, no entiende qué cosa le pasa a su asistente. Aun no le ha dicho nada y ya anda actuado raro.
– ¡Porque usted quiere despedirme!
Lo gritó desesperado, su jefe quiere despedirlo, acepta que metió la pata y no hay vuelta atrás. Es todo un dramático. Con el jefe no hay vuelta atrás, es todo un cascarrabias, ni una oportunidad da. Se levanta del asiento y se va como un buen perdedor. Debe aceptar que aquí llegó.
–Nunca dije que iba a despedirte.
¿Por qué mis empleados son así? Que decepción. No he dicho nada, y ya piensan otra cosa que no es.
– ¿No?
Se detuvo. Volteó a verlo, levantó su mirada a su jefe estaba llena de esperanza.
–Quiero que vayas en mi lugar.
Le entregó la invitación que le dio su madre a él. No piensa asistir. No desea conocer, para nada a la ruca esa.
– ¿Por qué usted tiene una invitación?
El asistente tiene curiosidad, pensó que su jefe no le iba a interesar esta clase de cosas, pero al último se animó. Lástima que se arrepintió. Rodrigo se siente incómodo el cómo lo mira su asistente, lo mira como si pensara que él es un hombre interesado en viejitas. Algo que es una absoluta mentira, nunca ha estado tan desesperado, para casarse con viejitas.
– ¿Entonces usted la llamó?
– ¡No, claro que no! ¡Nunca me rebajaría a eso! ¡Sólo ten y ve! ¡Es una orden!
–Pero tengo novia.
– ¿Quieres que te despida?
Ahora Rodrigo habla en serio, piensa despedirlo si no toma su lugar.
–No hace mal aventurarse de vez en cuando.
Sonrió dando un sí a su jefe, un si en tomar su lugar.
Mi novia me va a matar.
Pero al mismo tiempo su cara muestra desesperación, sabe que hacer esto no está bien.
– ¿Qué estás viendo?
Preguntó Emily al ver a su amiga tan babosa, se nota que se le sale la baba por ver a ese hombre...
–Estoy viendo al hombre de mis sueños...
Está bien enamorada. Suspira por amor. Hasta podría decir que sueña un cuento de hadas, donde se casa con este bello príncipe y terminan viviendo felices por siempre en un glamuroso reino de oro.
–Deberías mejor estudiar en vez de estar pensando en ese hombre.
Dijo Emily toda amargada, sin una gota de entendimiento a los sentimientos de su amiga Ángela. No entiende que cosa le ve a ese tal Enrique, es todo un presumido, vanidoso y arrogante hombre. Se nota que con cualquiera se acuesta, pero su amiga Ángela no parece interesarle su defecto, está bien ciega de amor.
El hombre volteó a mirar. Ángela se ruborizó. Siente que su cuerpo arde por la forma en que la mira ese hombre. Enrique decide caminar hacía ellas, camina de manera sensual, como todo un macho territorial. Ángela siente que se derrite y Emily siente que se vomita. Decide mejor ir a estudiar.
–Vaya, ¿qué cosa me acabo de encontrar? ¿Un ángel caído? Lo digo porque has robado mi atención.
Enrique la acorraló, pero nunca fue con Ángela. Esto perfora su corazón.
–Deja de fastidiar.
Emily no le gusta para nada esta clase de hombres, les da repugnancia su coqueteo falso. Ella no un objeto para jugar, así que no piensa quedarse otro rato más.
–Espera, no te enojes. Deberías por lo menos darme una oportunidad, de seguro te encantará salir con alguien como yo.
–Contigo ni a la esquina.
Lo miró con furia, la dejó pasar.
–Emily, ¿no crees que te pasaste con él? Se ve que le gustas.
Susurró toda preocupada. Siente que su amiga fue demasiada fría con el hombre que ella le gusta.
–No me interesa salir con un tipo como él.
–Deberías por lo menos darle una oportunidad, tal vez funcione.
–No.
– ¿Por qué no? Si a él le gustas.
–Tal vez porque eres mi mejor amiga...
Miró a Ángela con tanta seriedad.
–Esto es una tontería.
Está a punto de llorar.
–Tal vez sea una tontería, pero nunca me atrevería quitarte el chico que te gusta.
Durante todo el día, Emily notó que sus compañeros parecían reírse de ella. Tal vez es su imaginación. Ignoró sus risas discretas y siguió con sus actividades. En una ocasión se le ocurrió salir tarde con su amiga, estaban estudiando para los parciales. Salieron ya bastante tarde. Lo único malo, es que ese día aparecieron unos hombres de negro, la estaban esperando. Ella no entendía nada, esto se había vuelto extraño.
– ¿Conoces a estos hombres?
Susurró Ángela toda nerviosa, sabe que Emily a veces trae guardaespaldas, pero estos están refeos, dan miedo.
–No son míos, a esto ni los conozco.
Emily está preocupada, estos hombres nunca los ha visto.
–Señorita Emily, venga con nosotros.
Uno de ellos colocó su mano en su hombro, ella lo mira en alerta.
–Está bien, pero antes quiero despedirme de mi amiga.
Los hombres le dieron su tiempo, para hacerlo. Ángela se fue. Emily entró a un auto de lujo.
–Hola, Emily.
Un hombre ruco, más viejo que su padre, la estaba esperando. Él la esperó con una sonrisa, mientras bebe una copa de interesante sabor embriagante.
–Usted no lo conozco.
Emily está confundida. No conoce a este viejo.
–Lo sé, es la primera vez que nos presentamos. Mi nombre es Leonardo y he venido a pedir tu mano.
– ¿Qué?
Emily está impactada, no sabe qué cosa está pasando aquí. ¿Un viejo rabo verde le acaba de pedir matrimonio? Esto es una locura. ¡¿Qué está pasando aquí?!
–Nosotros estamos destinados a estar juntos, así que olvida a los demás y se mía eternamente.
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🐍Papi Serpiente🐍
soy Hetero
2021-08-19
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