[El tiempo y la codicia eran crueles juntas, eso lo sabía, pero no quería elegir entre tan desastrosas elección para acabar con la creadora del Mal ¿Por qué le ponía a elegir?]
Habían pasado tres meses desde el nacimiento de Ariana, el duque siempre iba a verla, cada día sin falta, ver su hija se había convertido en su mejor pasatiempo, era tranquila, su esposa quien cuidaba con ayuda de la niñera, al ser madre primeriza sin ninguno conocimiento previó al cuidado de un bebé, cuidaba a su hija, Ambas decían sobre lo tranquila que era, y que solo lloraba cuando necesitaba comida o cambio de pañales, el resto del tiempo estaban callada sin hacer un ruido.
Tres meses pasaron corriendo, Ariana ya podía ver mejor, distinguiendo lo que veía, le gustaba estar quita y dormir, no le gustaba hacer ningún esfuerzo físico, aún así ya entendía que debía comenzar a acostumbrar su cuerpo a gatear para poder tener mayor facilidad al pararse, el primer paso para caminar correctamente.
Hace poco había notado que estaba devuelta en el pasado, lo sabía porqué, su madre, la niñera y su padre ya debían de estar muertos, entendía a qué se refería su esposo con poder cambiar todo a cualquier precio.
Y, aún así, estaba muy molesta por haberla matado. Y más por dejar a su pequeño hijo sin madre. ¿Cuánto debía estar sufriendo por un ahnelado abrazo?
Debía evitar que su madre muriera envenenada a mitad de su segundo embarazo por la tercera madre, Que la niñera probará de esa comida y muriera poco después de su madre, y por último, que el segundo hermano no apuñalara a su padre y fingir que había sido el primer hermano que posteriormente moriría en la guillotina por orden del Emperador, así el segundo hermano convirtiéndose en el primer hermano. También debía evitar que el segundo hermano apuñalara a otro de sus hermanos tras saber la verdad.
En definitiva, su hermano más tirano y de sangre fría era él.
Los días eran pensativos, debía pensar como hacer que su padre se acercará a sus demás hijos antes de que la odiaran, y de paso a su madre y padre. Sus hermanos nunca habían recibido afecto por sus padre o entre ellos, solo de la niñera, quien moriría y se quedaron solos con nuevas niñeras que solo ayudarían a aumentar el odio
Había llegado a la conclusión que debía comenzar a ganarse el cariño que siempre había deseado por parte de sus hermanos apenas comenzar a gatear con más fluidez.
Si no podía hacer que las madres de sus hermanos le dieran el cariño que ellos siempre buscaron podían hacer que dejarán de ver a su madre como enemigo, recordaba en su vida anterior que su madre siempre los trato como hijos suyos, sin embargo ellos nunca dejaron de mirarla con odio. Recordaba con ella y su madre hacían planes para ganar el cariño de sus hermanos, un poco tonto
Con el plan en mente, mientras comenzara a gatear más solo disfrutaba del cariño de su madre y padre, los que había extrañado, más el de su padre que fue con quién más convivió y la consoló cuando si madre murió, no recordaba el rostro de su madre, pero su voz cálida y frágil, en sus recuerdos el rostro de ella era borroso. Ya tenía un rostro para sus recuerdos
***
una mujer de edad mayor estaba tirada en la cama, casi muerta, a su lado estaba su hijo, un joven de diez años, de pelo negro al igual que la mujer tirada sobre la cama vagando entre la vida y la muerte, sus ojos eran dorados, una característica muy peculiar. Una característica proveniente de la familia imperial
Al joven no le importaba mucho la mujer moribunda, está vez no salvaría, ya sabía bien que era solo una rata codiciosa que había tratado de matar a su amada en la anterior vida, solo la había perdonado por ella, había perdonado todas las veces que casi lo mataba a golpes, cuando lo dejaba sin comer nada.
En esta vida no sería tan benevolente.
Su madre nunca le había dado atención, era alimentado por sobras de los vecinos que encon hasta que había despertado su poder y daba pequeños trucos de magia de un libro de magia escrito por su abuelo y tío, ahora perteneciente a él. Con eso se ganaba la comida
—Ojalá y al menos puedas ir al infierno, madre— el susurro al oído mientras se levanta y marchaba de esa casa —está vez no estaré contigo, estaré en el palacio para poder ser un pretendiente notable— dijo en voz baja, casi alcanza el murmuró
Esperame... mi amada Ariana pensó mientras a lo lejos miraba el palacio, que desde allí se veía diminuto.
***
ocho meses desde que se había convertido en una bebé, pensando en planes, en su amado -con el que estaba enojada-, y en su pequeño hijo, ¿que habrá pasado con él? le dolía pensarlo
con sus ocho meses ya podía gatear y pararse -con ayuda de algo-, se había aprendido el horario de su madre, salía por la tarde junto con la niñera y no volvían hasta alrededor de una hora -en realidad media hora- para darle de comer, su padre la visitaba normalmente por la mañana y le venía a dar las buenas noches
En esa ocasión cuando su madre y la niñera salieron y la habían dejando en la cuna con juguete de madera y varios muñecos tiró los muñecos primero, cuando vio que estaban amontonados se montó en la 'pared' de la cuna y trato de bajarse, como pensó que cayo, pero sobre los muñecos
después de haber pasado el mayor reto, fue hasta debajo de su cama, por la parte que tocaba la pared y tocó una piedra sobre saliente, un pasadizo se abrió, se apuro a entrar -gateando- ya que la puerta solo duraba treinta segundos abierta, a penas lo logro
Era el pasadizo secreto que su tío paterno, cuando tuviera quince años, le mostraría
el pasadizo no estaba limpio, tenía telarañas, que no podía ver, todo estaba oscuro, lo bueno es que no había ratas ni ratones, pero si arañas. Por suerte nada venenosas.
después de unos minutos gateando vio una luz, ya había llegado a su destino, hundió la piedra sobresaliente, y el pasadizo se abrió salió rápidamente y miró sus manos, las tenía sucias de tierra y se imaginaba su pelo, lleno de telaraña.
estaba en el jardín, por este había otro pasadizo para salir de ella mansión sin ser visto, ese no lo usaría
Ariana gateo por el césped, entre arbustos para no ser vista. poco después se encontró con un gato, un poco más pequeño que ella, este al verla se suelo seguido de que un niño abriera paso a los arbustos y la viera
el niño era de pelo castaño y ojos azul cielo claro, estaba vestido con ropa de noble y tenía una correa en sus manos, rota, el niño tenía seis años
¡Bien! ¡Eugenio! pensó Ariana gatea al niño
—¡que hace un bebé de sirvientes aquí!— exclamó asqueado por la apariencia sucia del bebé
no vez el color de mis ojos?!
—¡Do!— dijo, se avergonzado al instante, aún no podía hablar claro
el niño pestaño un par de veces y se aga chó hasta quedar de la altura de la bebé, está gateo a el con una sonrisa y se sentó extendiendo los brazos
—¿Quieres que.. te cargue?— le preguntó desconcertado, se sintió estúpido al hablar con un bebé
Para su grata sorpresa la bebé asintió con unos bellos ojos, brillantes y alegres. Sin poder negarse a esos ojos la la tomo en brazos, Ariana se sujeto de por detrás de su cuello, debía asegurarse de que al enterarse quien era en realidad no la botara
—¡MIGUEL!— gritó el niño, la bebé se quedó un poco sorda, estaba cerca de su oído
En minutos llegó un hombre con traje de mayordomo, en su vida pasado murió protegiendo a Eugenio, lo veía con el hermano que nunca había tenido aunque debía obligarse a no portarse así al ser su amo
—limpia este bebé— ordenó tratando despegar el bebé de el, está se aferraba a el con sus ojos cerrados. —Ayuda— pidió ya cansado después de unos minutos
el mayordomo trato de despegar con delicadeza al bebé de su señor no pudo, la bebé se aferraba a el con sus ojos cerrados y con lágrimas por sus ojos
al final tuvo que hacerlo a la fuerza, Ariana frustrada, sonrió internamente
vamos a ver si, me separas de mi hermano
Tomo aire, el niño y su mayordomo la miraron tragando. Comenzó a llorar, sin alguno control.
Era bueno ser niña, pero eso no quitaba que su mente y conciencia adulta se avergonzó y le recordó sobre ese infantil comportamiento.
al final para no atraer a personas el niño se obligo a estar cargando a la bebé. Ella le dio un beso en la mejilla y comenzó a morderla, tenía ya los primero dos dientes, que la hacían ver cómo conejo.
Y su mente otra vez le recordó y se avergonzó sobre el comportamiento.
la bebé fue llevada al castillo donde los sirvientes miraron la escena algunos confundidos, otros con ternura y algunos alarmados, Miguel solo aguanto las ganas de sonreír ante la ternura, aunque no había visto a la bebé con los ojos abiertos ¿tendría algún problema?
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Comments
Nube celestial
Que lindo 😊
2022-01-15
1
Eliana
..
2021-09-16
1
Eliana
Ow0 me dio mucha ternura al imaginarlo ❤
2021-09-16
8