Al día siguiente como el duque le había prometido a su princesita, cuando ya no tenía 'Fiebre', mando a llamar sus cinco primeros hijos, estos alegres al principio pensando que sería para verlos, luego temor cuando se acordaron de lo sucedido el día anterior
Los cuatro niños estando delante de ella puerta tragaron en seco, tomaron aire y entraron, quedaron confundidos al ver una bebé debajo del escritorio con la misma apariencia que si padre y un chocolate en su mano, sus mejillas estaba empatadas de este, llevaba un vestido rosa pastel con decoraciones de diamante en el bordado final de la falda.
—¡Fa-milia!— Exclamó la bebé gateando y ensuciando el suelo a su paso, sus ojos estaban brillantes, parecían salir estrellas que rebotaban contra la confusión de los cuatro hermanos.
Hablemos bien, te lo ruego Suplicó su conciencia al borde la locura.
No pasó mucho hasta que los cuatros niños mayores se dieron cuenta de quién era, la habían visto el día anterior, y los cinco meses anteriores. La bebé era Ariana Valencia, la única princesa del ducado reconocida a nivel nacional por su padre, a pesar de tener otras hijas mayores.
—Teto— dijo la bebé a menos de un metro de ellos, sentándose y abriendo sus brazos
—Estás sucia— replicó el segundo hermano mirándola con asco
—Fa-milia— volvió a decir la bebé señalando a cada uno y luego a ella —Manitos!—
—¿Manitos?— repitió lo que había dicho el mayor de todos.
¿Por que diría manos en diminutivo?
El primer hermano, la miró atentamente, tenía chocolate por sus mejillas, rastros de lágrimas y saliva saliendo de su boca mientras se esforzaba en hablar, su vestido también estaba cubierto de chocolate y sus manos estaba igual de sucias, tenía pequeños zapatos, lo único limpio. A diferencia de ella tenia ojos marrones, siempre vestía de acuerdo a la etiqueta común y en retratos de cuando era bebé, ninguno parecía estar tan feliz, el único parentesco era su cabello, rubio platino como el de ella. Él la tomo por sus brazos y levantó de suelo.
—¡Manito!— exclamó con una gran sonrisa tratando de que sus manos alcanzaran el rostro de su hermano, fue en vano
En el momento su padre entró, con una mirada cansada que empeoro al ver a los cinco niños delante de él, suspiro con pesadez. Ahora debía controlar cinco niños y una bebé que estaba completamente sucia de chocolate.
—Pa-pa— dijo la pequeña con una sonrisa traviesa
—Es papá, no papa— corrigió quitándose la a el hijo mayor, está dio una pataleta
—¡Feo!— gritó la niña sobando las manos por su cara.
El hombre arrugó la cara cuando las manos empatadas de chocolate hicieron contacto en su cara.
—Deja de hacer berrinche, ya dije que si— Dijo un poco enojado
Ariana comenzó a murmurar enojada, pero repentinamente sonrió de manera triste y sus ojos se aguaron, aún así no hizo ningún ruido. Recordó aquellas peleas inútiles que tenía, que había tenido antes de venir otra vez al ducado después de más de diez años sin ir, antes volver en el tiempo.
Recordó el rostro de Aiden, la furia, la decepción, el dolor y la tristeza se apoderaron de su mente y corazón al recordar esa noche. Al recordar su espada atravesando los cuerpos de los adultos que serían los niños presentes —Menos el mayor de estos— Y, al final, su precipitada acción de dejar solo en el mundo a un niño, a un niño de ocho años, a su hijo.
—¡Aden!— grito la niña llorando de impotencia, siendo una bebé podía llorar todo lo que quisiera, cuando fue más grande hacerlo estaría mal, al menos con la rabia y la ganas de ahora.
—¿Aden?— repitió el segundo niño que no se quedo cayado a oír ese grito que sintió que lo dejaría sordo
Ariana estaba sensible, esa noche había tenido un sueño sobre todo lo que paso, el como conoció a Aiden hasta como termino fugándose con él, el enojo había aumentado, el dolor de la mano con este.
No se dio cuenta de la mirada preocupada de su padre y como trataba de tranquilizarla, dándole palmaditas en la espalda, acurrucándola, dándole mimos, la noche anterior no había dormido mucho por desahogar su deseo sexual, esa mañana también había llegado una noticia sobre un príncipe bastardo que había llegado al palacio para reclamar su lugar, lo había aceptado por su ingenio, mayor al del príncipe Heredero.
***
Ya habían pasado diez días desde que había sido aceptado como príncipe por el emperador, lo que faltaba ahora era, que se comprobará que era su hijo, sabía que muchos estaban planeando algún detalle para que todo saliera mal, ante las personas no hubiera relación sanguínea y fuera acusado de mentir a la familia real.
En su segunda vida habían ocurrido varias tragedias, al igual que en la primera, siempre por la misma razón, la codicia, un sentimiento que siempre consumían a los nobles, a cualquier persona, si no sabían controlarse podían causar grandes problemas. Y claro, no había de faltar los que no codiciaban, pero si estaban en medio de todo el lío, justo como había sido el caso de su mujer, que ahora no eran más que desconocidos para la gente, debía de hacer parecer la sensación de que poco a poco se iban conociendo y no que se conocían mágicamente.
Mientras el estaba perdido en sus pensamientos sobre todos lo que había pasado la primera y segunda vez, todas diferentes, con diferentes destinos, todos llevados a uno solo: La muerte de Ariana. En la primera vida por culpa de su madre y en la segunda quería creer que no era por su culpa.
En la primera vida había tenido el mismo final que tenia su madre: Una muerte por enveneno mientras estaba a mitad de su segundo embarazo
en la segunda vida por la codicia: de sus hermanos, serpientes, monstruos creados para matar por sus propias madres y niñeras. De sus hermanas por envidia y odio, causado por su padre.
Sus pensamientos estaban tratando de planificar como haría para sobresalir ante el rey, sobrevivir a los mil enemigos que tenía solo por haber escogido ser un pretendiente digno de su Amada, y como conocer su amada, antes de su mayoría de edad, sabia que en el momento que el emperador quisiera deshacerse de él lo comprometería, antes de que eso ocurriera debía de comprometerse con ella
Su profesor de historia le miraba furioso e indignado, odiaba tener que educar a un niño tan grosero como el que le había tocado, ¡No sé dignaba al menos a fingir atención a la clase!
—¿Quién fundó el imperio?— preguntó, una pregunta errónea en cierto punto
Aiden salió de su pensamientos y miró ignorante. Esto le recordaba a las clases que en su primera vida con Ariana, en ese entonces viuda y con un hijo de quince años, que habrá de tomar la autoridad a los dieciocho años, tras la muerte de su madre y hermana sin nacer
—No tiene coherencia, habla de ¿Quién fundó en ese entonces Reino? o ¿Quién lo transformó a imperio?— le corrigió al profesor, sin interés alguno, ya lo había aprendido, a la forma cruel
—¿Ah?
—La persona que fundó el imperio que en ese entonces era un reino fue una mujer, Mirian Rakenf quien se había ganado el amor del mago más poderoso en aquel entonces y con quién tuvo un hijo pero tras la traición de Mirian con el hijo de un conde, el mago la asesino e hizo que su hijo tomara el trono. Y La persona que transformó el reino en un imperio fue el quinto Rey, tras casarse con la única hija del emperador Guy, quien no había tenido hijos ni más hijas después de la muerte de su esposa, un poco estúpido pienso yo— dijo con una voz cansada y desinteresada
—¿Cuál fueron las personas más importantes en la historia?— preguntó un poco irritado, parecía que no era estúpido como parecía y se comportaba
Aiden sonrió, como podría olvidar la primera clase que tuvo, y también la peor
***
Una hora llorando y mordiendo a su padre Ariana termino de desahogarse, al final se había cansado tanto que terminó durmiendo mientras gritaba y pataleaba en idioma oficial del imperio, solo tres de hijos de cada familia podían aprender ese idioma, pero una bebé ya lo sabía y pronunciaba mejor que niños de diez años, aún cuando no tenía buen pronunciamiento.
Antes de dormir la mente le recordó la vergüenza que le recordara al despertar, pero en ese momento solo quería dormir. Además sería mentira si dijera que su comportamiento no había sido como una mini-venganza a sus hermanos, aunque con ello arrastró a su querido padre.
El duque se había dormido junto a ella al final, en su cuarto ya que no quería molestará a su esposa, la bebé estaba durmiendo plácidamente en el pecho de su padre, aún con su uniforme y los cinco hermanos estaba al lado del conde, se habían vistos obligados a ayudar a tratar de calmarla, pero se durmieron a medias, y cuando el conde trato de echarlos de su cama su hija comenzó a morderlo aún llorando.
mi niña es peligrosa
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Comments
fanny
me encanta esta historia estoy super emosionada con cada capitulo 😊😊😊😊
2022-03-11
2
Sandra Aguilera umaña
me encanta la trama
2022-01-17
1
❤️te adoro mi Amor 💖
jajaja si
2021-12-25
2