tres meses y medio después comenzaron los preparativos para el cumpleaños de Ariana.
Desde el día que se había escapado no había podido salir más, se le había sido asignado dos guardias, se turnaban para cuidarla cuando estuviera sola o acompañada.
Su padre la había aumentado el trabajo por los que solo la iba a visitar una vez al día, en la hora del almuerzo para saludar, y de paso a su esposa.
La relación entre su hermano había mejorado, todos los días mientras no estuviera estudiando la iba a visitar.
Cual será la palabra que pronuncie pensó, ese era el dilema que tenía actualmente, debía de estar pendiente, su elección podía cambiar la atmósfera podría cambiar
Su padre había entrado, ya debía ser hora del almuerzo, le sonrió alegre y alzó sus brazos el hombre se apuro a llegar donde su pequeña y cargarla
—¿Cómo has estado, mi princesa?— preguntó con un tono amoroso, no le importo si los caballeros que lo conocían como 'la sangre fría del imperio' le vieran
Los caballeros, mellizos, muy diferente al tener uno piel morena, ojos azules y cabello rubio mientras el otro tenía piel oliva, ojos verdes y cabello rubio, los dos habían reaccionado igual cuando vieron el comportamiento tan amoroso del duque con su hija menor al contrario de sus demás hijos ¿Qué la diferenciaba? ¿Qué tenía de especial esa niña para ser oro en medio de cobre?
No le agrado mucho a los guardias que hubiera tal preferencia.
—¡Fa.. Famiia!— dijo la bebé sonriente aferrándose a su padre.
La vergüenza la abrumó cuando notó que no lo pronunció bien.
El duque separo a su hija de él, con un mirada sorprendida, no esperaba que ese fuera la primera palabra de su niña, más cuando era la que menos se mencionaba... al menos para él.
—¿Puedes decir Papá?
—Pa-pa— dijo la bebé
El hombre dichoso, sin esconder la felicidad que su corazón guardaba dio una brillante sonrisa, los caballeros abrieron la boca espantados, la bebé solo rió.
El Duque alzó a su hija, jugo con ella lanzando su cuerpo pequeño y frágil al aire y atrapando antes de que pudiera caer y chocar con el suelo, los caballeros estaban pendientes por cualquier cosa que pudiera pasarle a la bebé. Si algo le ocurría sería degollados y quemados por la mirada de su señor, además de la guillotina, cabe decir.
La tercera esposa entró, con unos ojos tristes, al ver a su hija y esposo una sonrisa se le escapó, las palabras que la primera esposa le había dicho la tenían mal, mirando a su marido, quien había tenido noches con otras mujeres antes que ella, quien aun teniendo treinta y cinco años ya tenía trece hijos. Las dudas le abrumaban, sus ojos no lograban esconder ese rayo de tristeza ¿Cuánto duraría la Familia Feliz? Aún cuando su marido le mostrará y profesara amor no podía esconder el hecho de que en cualquier momento podía cambiar de opinión, ¿Y que pasaba si era cuando perduran la belleza de la juventud? Temía ser olvidada y echada a un lado por él.
***
En el jardín el primer, Segundo y cuarto hijo observaban de lejos la escena tan gloriosa entre su padre y su media hermana, la miraban con envidia, ellos habían luchado mucho tiempo por un poco de afecto de ese hombre, esa bebé le había robado todos en cuestión de segundos.
¿Por qué nació para opacar y ellos para ser opacados? La odiaban, odiaban que ella tuviera todo lo que ellos no podían ni siquiera añorar y pedir.
Los tres eran hijos de la misma mujer, habían estado presente cuando trajeron al duque, recién nacida, la odiaron en el momento en que su padre le sonrió y miró con la más bella estrella, a sus ojos era solo un estorbo, si la quitaban te darían más oportunidad para tener el amor de su padre, la pregunta es ¿Cómo? la única oportunidad que habían tenido fue cuando se escapó de su cuna, pero cuando entraron a ver adonde había ido no pudieron encontrarla, una hora y media después supieron que se encontraba con el quinto hermano, también hijos de la primera esposa.
—¡Esa bebé siempre está con guardias!— replicó en cuarto hermano
—¿Por qué no solo uso magia de manipulación y controló a los guardias?— preguntó el segundo hermano aburrido
—No podemos arriesgarnos ¿pensarían que sobreviviremos si Padre se entera de lo que le hicimos a esa bebé?— cuestionó, los otros dos callaron —Solo somos niños, no somos tan experimentados para no dejar huellas—
Estaban dudando, ¿Qué podían hacer? La niña que sería un problema para ellos, un estorbo, los tres aunque parecieran buenos hermanos solo se movían a conciencia, justo como su madre le habían enseñado, el más débil solo podía morir y nadie quería morir, era una pésimo destino, era mil veces mejor vivir como fuera que morir
Aunque fueran niños lo sabían a la perfección.
—¡Los atrapé!— una voz por detrás de ellos los asustó
los tres mini espías se sobre saltaron y dieron un grito tan fuerte que terminó llamado la atención de los que rogaban que no lo hubieran escuchado: La bebé y el duque
***
Ariana había escuchado unos gritos lejanos, vio por la ventana y cuatro de sus hermanos el primer, segundo, tercero y cuarto hermano, todos hijos de la primera esposa. Los primeros que antes habían corrido a matarla empuñando las espadas que siempre cargaban, dudo alguna vez si llegaban a asearse con estas, los cuatro hermanos mayores serían los que más querían matarla si no corregía el odia absurdo que tenían a ella.
La mirada al pasado que la asechaba al momento de dormir la puso rígida y corrió al presente, queriendo ca!board ese recuerdo que siempre la perseguiría. También llegar al momento del nacimiento de su amado hijo, cuanto lo extrañaba.
—Fa-milia— dijo moviendo sus brazos a la ventana con unos ojos brillantes.
Casi suspiro del alivio de haberlo pronunciado mejor, pero se abstuvo, no era común ver a una bebé de menos de un al
lo suspirar.
—¿Quieres ir allá?— le pregunto su padre
—¡Si!
Suspiró y se volteó dispuesto a cumplirle el capricho a su hija, antes de que diera un paso vio a su esposa con una mirada perdida, triste y decaída a su lado los caballeros con un rostro incómodo y serio pues ella sabían que la tristeza casi no formaba parte de la quinta esposa.
—¿Bianca?
Gritó asustada, vio el rostro preocupado del duque, sonrió para no preocuparse con pensamientos sin importancia. Un rostro tan atractivo debía de alejar los pensamientos amargos.
—Discúlpeme, estaba perdida en mis pensamientos.
—¿En qué pensabas?— preguntó acercando su rostro a de ella, su hija estaba con el rostro en su pecho.
—… En nosotros— Susurró, solo el hombre de cuerpo fornido y cabellera rubia platina pudo oírlo al igual que su hija.
El hombre sonrió, una sonrisa lasciva y juguetona en pinto en su rostro, unió sus labios con los de ella, está de dejó llevar, pero se vieron obligados a terminar por la audiencia menor (Ariana) y chismosa (Caballeros) de la sala
—Quiero verte a las nueve en mi habitación— Le susurro a su oído
La bebé con mente de adulta no puedo evitar sonrojarse de la vergüenza, el pensamiento e imaginación que es eso casos eran hasta las nubes se disperso por toda su asquerosa mente.
Maldita mente se regaño mentalmente, había cerrado sus ojos de la vergüenza, ni podía permitirse seguir pensando, solo se empeoró, imágenes producto de su mente le llegaron.
Era casi imperdonable por Dios tener el cuerpo de un bebé inocente y estar pensando en algo tan puerco.
El duque miró a su hija que temblaba en sus brazos, tenía la cara roja y parecía estar caliente, se preocupó.
—Manda a llamar un medico— ordenó a su esposa, quien se sorprendió por la repentino cambio de actitud, pero al ver a su hija roja y temblando se apresuró a mandar a llamarlo
Unos minutos después el mismo médico que había realizado la labor de parto de todas las esposas del duque entro a la sala, vio a la bebé con el rostro ruborizado y con lágrimas aguantadas en los ojos. No sabía que la razón de las lágrimas era la vergüenza tan grande que sentía.
Le tomo la temperatura, apenas tenía un poco de fiebre, aún así, al ver el rostro sombrío y preocupado del Duque mando a buscar agua y un paño.
—No es nada peligroso, solo tiene una leve fiebre, pronto se le pasará— explicó
Una mucama entro con el agua y el paño, el Médico mojo y exprimió el paño, se lo puso a la bebé que estaba quieta como roca, aún así no parecía tener dificultad para respirar o moverse.
Es una bebé rara pensó mirando a la bebé con atención.
—Manitos!! waaa— Lloró la bebé, debía de asegurarse de que sus hermanos la conocieran en persona. Aunque su vergüenza y dignidad le reclamaran.
El duque suspiró y se acercó a su pequeña hija tranquila, pero aún así chantajista, sabía cuándo llorar.
—No te preocupes, te llevaré a conocerlos mañana. Lo prometo— dijo acariciando el rostro de su pequeña
De inmediato la bebé dejo de llorar y lo miro sonriendo.
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Comments
iswen lsamber
no era el primer hermano? autora no me confundas
2021-12-31
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