El día del primer cumpleaños de Ariana la habían despertado temprano y desde allí la bañaron con aceite de jazmín, le hicieron masajes por todo su pequeño cuerpo y vistieron con un vestido blanco, con diamantes esparcidos por su tutú, un cuello redondo con encaje floral amarillo y un par de zapatos hechos a medida, no servían para caminar al carecer de una buena plataforma, los zapatos que usarían serían más para exhibir.
Se habían enviado cartas a todas las familias, incluyendo la familia real no faltaron, todos los jóvenes entre el primer año de vida y el quinto año de vida. Debían de venir con el mayordomo o hermano mayor, había prohibido que el padre o madre viniera, pues siempre venían solo a realizar conexiones o hablar mal de su hija adorada.
Ariana había estado frustrada desde el momento en que se había levantado, cinco sirvientes habían interrumpido su sueño para bañarla con agua tibia en la que se había dormido y para despertarla la pasaron a helada que la hizo dar un llanto, y ser calmada con un pedazo de chocolate. Los masajes eran dolorosos y solo hacían le efecto media hora después, treinta minutos con dolor, y la ropa que le pusieron había sido molesta de poner, dos horas completas, y los zapatos sorprendente tardaron media hora en ponerlos.
¿Por qué se tardaban tanto? Pensaba frustrada
Había estado viviendo más de diez años en entorno humilde, donde la vestimenta o habla no era tan importante como la condición física, esencial para hacer los deberes domésticos, salir a cosechar y cuidar de los niños, en su caso un niño al haber tenido un charla adecuada sobre el acto sexual, no como las mujeres donde vivía que nunca habían tenido esas platicas. Llenas de niños, la mujer que menos tenía menos hijos tenía tres. Ahora tardar tanto en vestirse le era molesto, una perdida de tiempo.
Luego de tanto tiempo ocupada por las mucamas su madre la alimento, ya comenzaba a de poco, dejar la leche materna e ir comiendo sopas y de vez en cuando panes, siempre traídos por su hermano, el único con el que había logrado arreglarse: Eugenio.
La fiesta fue en el jardín, sus doce hermanos estaba presentes, los cinco mayores ya los conocía, no en las mejores circunstancias. El caballero de piel morena y pelo rubio, quien había sido encargado de llevarla la dejo con delicadeza en el suelo
Al tocar el suelo, gateo hasta su hermano Eugenio, está la cargo y ella le mordió la mejilla, justo como ella siempre lo hacía cuando él la cargaba.
—Manito!— gritó la menor,
El niño suspiró, los demás hermanos le miraron raro, como si estuviera haciendo algo malo y peculiar.
—Es hermano, no manito— Corrigió tratando de separarla, ella se aferró a su cabello y le mordió más. Un quejido produjo y la niña le soltó.
—Ah. Era eso— Murmuraron los cuatro primeros hijo del duque, a eso se refería con 'Manitos'
—Fa-milia.
—No separes las sílabas
La bebé sonrió con malicia, y le jalo más el pelo, en un descuido se montó en su cabeza y agarro fuerte de esta. El niño gritó y se quejó.
—MONDO!— gritó la niña mordiendo el pelo de mayor.
Su dignidad arrastrada le imploró compasión para que dejara ese comportamiento tan infantil para una mujer de su edad.
—¿Mondo? ¿no querrás decir modo?— preguntó, el primer hermano
—No— negó rotundamente la bebé, con una mirada sería, parecida a la de su padre, el caballero abrió la boca. Parecía ver una versión bebé de su amo, le causo risa y un escalofrío al mismo tiempo.
—¿Mondo? ¿Dónde aprendiste esa palabra?— una repentina voz, un poco masculina, sonó por un lado del caballero, este se sobre salto
—Seceto— dijo con una sonrisa amplia
Un hombre de cuarenta años, ojos negros y cabello negro mezclado con algunas canas que ya comenzaban a asomarse, exhibiendo su edad, vestía traje de profesor, era un señor que desde sus veinte tres años se había dedicado a enseñar a la familia Valencia, comenzado con el hermano del Duque, un joven que siempre había soñado con ser caballero y había ayudado a su hermano a ser el Duque.
El señor tomo a la bebé, está solo pestañeó mirándolo mal, no era la mirada de un simple bebé.
—Buon compleanno, signorina— dijo, en el idioma oficial del imperio, solo el primer y el quinto hijo lo sabía, aún así le costaban un poco. la niña sonrió, mostrándole al señor que sabía que dicho, para reforzar la idea ascendió
—Primer y quinto hermano ¿Qué ha dicho?— preguntó la primera hija del duque, una niña de ojos ojos color rubí y pelo rubio ceniza, vestía un vestido color rojo con encajes para dar aumento a la falda, tenía un cuello griego
—Ha dicho... Feliz cumpleaños, señorita— dijo el primer hermano, el que tenía más tiempo de haber estudiado
***
Ya faltaba poco para que los carruajes salieran, Aiden había sido castigado, encerrado en su habitación por dejar moribundo a su hermano mayor, el segundo príncipe, un hijo de... su madre. Se había metido con él, desde el momento en que sus pies pisaron el castillo, Envidioso del como siendo un 'campesino' podía alardear más que el.
estaba mirando por la ventana, viendo como los carruajes con la familia real se iban, sonrió ¿No era el perfecto momento para vengarse de ese hijo de puta que se había atrevido a insultarlos?
cuando ya habían pasado diez minutos desde que los carruajes se habían ido, se vistió de ropas negras que le cubrían todo menos sus ojos dorados, termino poniendo una capa negra, que le cubría hasta los pies, entre las ropas escondió pociones que había estado haciendo en secreto, pociones explosivas.
—¿Por qué no pruebo que tan efectivas son?— Se preguntó con una voz juguetona y maliciosa, su sonrisa se escondía tras el pasamontaña.
Con un espada escondida bajó la colcha de su cama, se hizo un corte en su mano, con esta dibujo uno de los muchos círculos de magia que existían, algunos prohibidos, como este y el del regreso en el tiempo. Recitó el hechizo respectivo al círculo
—Esto será Divertido, a ver si mi princesa lo nota— murmuró antes de que el circulo comenzará a brillar y en cuestión de segundo desapareciera
El en todas sus vidas había matado gente, por trabajo, conveniencia o en este caso… Venganza. Era muy vengativo y sobre todo sabía que la mayoría de esos príncipes eran una escorias que solo matarían gente, ¡El doble o el triple de lo que él había matado! Pero a diferencia de él no sería para sobrevivir, sino por la mera diversión. De ese círculo tan malvado solo se salvaban tres príncipes, que el sabía que no serían escorias, y que también sabía que nunca mataría.
***
La fiesta era como un debut, pero entre niños, algunos bebés peleaban entre ellos, controlados por sus acompañantes, los grandes corrían de un lado a otro huyendo de sus acompañantes, estos cansados y con el rostro sudoroso, en el caso de Ariana se había escondido sin que nadie la viera entre los arbustos, había sido difícil, pero le era divertido ver cómo los mayordomos, sus primeros cincos hermanos, el profesor, los caballeros y sus padres la buscaban por todos lados alarmados, los demás solo disfrutaban la escena al igual que ella.
—Que divertido es todo, creo que he mejorado— susurró, está vez sin fingir la inocencia, travesura o mal asentó que durante meses le tocaría fingir
a su lado estaba el mismo gato blanco que el otro día había visto, tenía un collar sin nombre, no tenía señal de quién era el dueño del magnífico animal
Los arbustos se abrieron de repente, la primer hermana estaba allí, con una mirada sería, aún cuando solo tenía ocho años, minutos más joven que el quinto hijo.
La agarro, y echo al gato, se la mostró a su padre quien suspiró aliviado y se apresuró a ir hasta su pequeña niña malvada, encantadora e inteligente.
—Buen trabajo, Susan— la felicitó revolviendo su pelo y mirándola con una sonrisa orgullosa
La niña se sonrojó y sonrió, sus ojos se aguaron, era la primera vez que si padre el acariciaba la cabeza, la primera muestra de afecto. Los demás le miraron con envidia, menos el primer, Segundo, tercero, cuarto y mucho menos el quinto hijo.
—¡Gracias padre!— exclamó al niña haciendo un reverencia, como la que su profesor de etiqueta le había enseñado
El Duque al ver a su primera hija, la que nunca había podido aceptar, al igual que con sus demás hijos, aún con las súplicas de su Amada (La quinta esposa-Madre de Ariana), y los planes y escapes de si hija solo para acercarlos.
Aún así le era difícil aceptar a unos niños que nunca había querido, solo había sido productos de noches obligadas o bajo efectos de Droga, esos niños no los quería, en cambio del corazón de Bianca que si los quería a pesar de no ser su madre verdadera, pero ante la gente al cuarta concubina o quinta esposa.
Nunca había luchado por el poder, solo ansiaba amor y tranquilidad, le había robado el corazón con pequeños detalles y acciones, sus días siempre negros se habían vueltos coloridos con ella y ahora el nacimiento de su única hija reconocida en su corazón, pues a diferencia de su padre o sus parientes él había reconocido y cuidado (material) de todos sus hijos para que ninguno fuera olvidado y un día hasta pasará hambre.
—¡Duque!— el gritó de su asistente lo saco de sus pensamiento, se veía alterado y ansioso
—¿Qué ya ocurrido?— preguntó un poco irritado, recordaba perfectamente que le había dado la orden de que no lo molestará el día de hoy, que solo quería dedicárselo a su hija que ya llevaba un glorioso año de vida
—Es delicado y urgente— explicó mirando a las personas del alrededor que tenían sus miradas fijas en ellos
—Está bien— dijo de mala gana
se llevó a su hija hasta su oficina, el primero en entrar fue el, su asistente cerro la puerta con rapidez.
—¡Han atentado contra la familia imperial! ¡Han muerto el segundo y el quinto príncipe, y la primera princesa!— informó con voz acelerada, apenas entendible
—¡¿Cómo?!— exclamó, Ariana tuvo que contener y evitar gritar
—Mientras venían a dar los respetos al duque y desearle un feliz cumpleaños a la Princesa Ariana sufrieron un atentados con posiciones explosivas ¡Murieron tres caballeros, el cochero del carruaje dónde iban los príncipes y la princesa, dos mucamas que acompañaban a la princesa y los demás salieron gravemente heridos! El menos herido fue el emperador y la emperatriz que iban dos carruajes adelante, aún así tiene rasguños y algunos golpes, ya curados— daba su informe, impaciente
—‽han hallado pistas para hallar al culpable?— preguntó preocupado
—No, pero parece haber Sido un mago muy experimentado
—Mierda...
Y en medio de eso Ariana estaba impaciente, esos príncipes y esa princesa en un futuro serían malvados que solo buscarían su riqueza y matarían a cualquiera que les dijera que no.
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Adriz Covyx
es su esposo
2022-03-28
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