Estaba delante de la puerta, El primer hijo del duque, sus cabellos castaños estaba peinados, al contrario de cuando estaba con sus hermanos, tenía las mejores ropas de su armario y su corazón no dejaba de palpitar, del miedo
Su madre lo había mandado a llamar mientras se divertía en la nieve, los sirviente sin importarle lo que pasara lo metieron en agua tibia, y jugaron a vestirlo como su fuera un muñeco cualquiera. Le peinaron el pelo hacia los lados y lo dejaron en la puerta, delante de la habitación de su madre.
tocó un par de veces, el mayordomo, un hombre de treinta y dos años con pelo castaño oscuro mezclado con canas y ojos color café, su mirada fría y juzgadora se escondía tras un par de vidrios
Entro fingiendo ser fuerte, la realidad es que sus manos temblaban. Lo miro que miró al entrar fue a su madre con una bata su apenas lograba taparle su pecho y un libro en su retazo, la respiración del niño se detuvo un instante al encontrar con la mirada fría de esta
—¿Cómo has estado, Mariano?— le preguntó con una voz dulce, parándose de su sillón cómodo
El niño se sobresalto al oír la voz tan dulce de su madre, era la primera vez que le hablaba de esa forma, no evito sonrojarse de la vergüenza
La mujer suspiro con cansancio, debía ser buena con sus hijo y hacer que se alejar de sus hermanos para que se concentrará en ganar el favor del duque y su princesa, si podían también el favor de la mujer, al que tenía planeado matar, pero hacer que pareciera un accidente
La mujer se arrodilló ante su hijo y lo miro con una sonrisa. Debía de asegurar el apego que le tuvieran a ella, su futuro debía de ser como la madre del Duque, lo le importaba como llegaría allí
—Bebé, ¿Quieres a mamá?— preguntó con una sonrisa, tratando de esconder su verdadera cara, el niño ascendió —En ese caso...— se detuvo un momento para levantarse —¿Le harás un favor a mamá?— pregunto de espaldas, para ocultar su sonrisa, su voz triste debía concuerda con su expresión, pero, era tanta la gracia de ver cómo aquel niño era tan fácil de manipular que su sonrisa no podía desaparecer
—¡S-si!
La mujer amplio si sonrisa, busco un frascos de cristal, con un líquido Azul puro. se mostró a su hijo, está vez había logrado camuflar su sonrisa malévola por una cálida, este era el último y más importante paso
—Tienes que darle esto a tu hermana Ariana ¿podrías hacerlo?— preguntó, encaminado a su hijo y entregándole la botella
Mariano dudo, no tenía la menor idea de que era ese líquido ¿y si le pasaba algo a su hermanita? ¿Estaría bien dárselo?
—¿Qué es? ¿puedo probarlo?— miró la botella, estaba por abrirla cuando la mano de su madre le detuvo
—¿No confías en mí?— pregunto con el seño fruncido, y su mirada fría
Se asustó y cabeceó la cabeza de arriba a abajo, con una sonrisa nerviosa, no sabía que hacer además de seguir las ordenes de su madre, no quería ser odiado por ella
—Muy bien, debes asegurarte de que solo ella pruebe el... Medicamentos ¿Entendido?— le preguntó, por última vez con una sonrisa, acomodando su pelo, despeinado por el lado derecho
—... si... madre— contestó con una sonrisa, la verdad se sentía mal, no sabía que debía hacer. se marchó de la habitación de su madre con un dilema
Cuando el niño se fue, la mujer castaña se quitó la bata y se arrogo a la cama, el mayordomo, quien ya estaba acostumbrado a verla de ese modo se quedó callado y trato de marchar, se vio Interrumpido
—Daniel, ven— ordenó la mujer desde la cama con una sonrisa seductora
el hombre sin decir una palabra se voltio, y camino hasta la cama, allí se quedó parado, con un rostro profesional
—¿Me necesita Mi señora?— pregunta sin mirarla, era una tentación que no podía tocar
—Pon seguro a la puerta, no quiero que nadie me interrumpa— ordenó gateando hasta la punta de la cama y parándose
El hombre camino hasta la puerta y tal como le había mandado su señora le puso seguro. La mujer camino hasta el con un sonrisa, delante de él tomó sus manos y las enrolló en su cintura pequeña de tanto usar corsé apretado
—Satisfáceme— Mandó con ojos llenos de lujuria y pasión
El mayordomo, sin durarlo un minuto la beso enrollando su lengua con la suya, sus manos levantaron su cuerpo, lo llevó hasta la cama que antes había evitado mirar y la mujer gimió en el acto
Su mayor secreto, que, al ser revelado podía ser su fin en el Ducado, No, EN SU VIDA. Su amante secreto, padre del bebé que esperaba, debía matar ese bebé para que la verdad no fuera expuesta, aún así, quiera el bebé
***
En su habitación, Mariano miraba atenta la botella que su madre la había dado, el color tan puro que tenía, su corazón dudaba y su mente le alentaba, era difícil
¿Y si era algo malo y por eso su madre no quería que más nadie lo tomara excepto su hermanita? ya sabía la respuesta, pero quería creer que no, que solo era una broma, que ese líquido no tenía nada prejudicial para la salud
Trago en seco antes los desordenados pensamientos, su madre no le haría nada que le hiciera tomar el papel del malo... ¿cierto? ella era su madre
dio un salto y pegó un grito cuando las puertas de su habitación se abrieron con brutalidad, creando un estruendo siguió de reclamos:
—¿Dónde hasta estado? ¡Te he buscado durante un rato!— reclamó Susan, su mirada era la de un mini fiera
escondía el frasco de su hermana lo más rápido que pudo, está al no ponerle mucho cuidado no le noto
—¿Qué quieres?—
La niña rodó los ojos 'Tan amargado como siempre' pensó mirando a su hermano mayor por cuatro años
—Ariana, salió junto con Eugenio afuera, mal abrigados y se enfermaron— informó con voz cansada
su padre les había dado un reproche por no cuidarla, se compadeció de su quinto hermano mayor, por solo unos minutos mayor, quien se la había llevado afuera ¿Cuan largo regaño fue el suyo?, el pensarlo le espantaba
—¿Están bien?— preguntó un poco alterado, oír su nombre le recordó al líquido que debía darle
—¿Desde cuándo te preocupas por ella?— pregunta desconcertada
Mariano quedó allí, estático ¿Cuándo se había comenzado a preocupar por esa bebé que solo le robaba el cariño de su padre? pero, también había Sido la que que había mejorado la relación que los dos tenían
no debía importarle lo que ocurriera con la bebé, no era su problema, pero esa misma bebé era quien a escondidas, de alguna manera, siempre lo encontrara y le diera de sus galletas de arroz y miel
Sus pensamientos estaban revueltos, tratando de averiguar una respuesta ya teniendo la, solo que sin querer aceptarla
Susan al ver cómo su hermano se había perdido en pensamientos tras su pregunta suspiro, parecía que tenían solo seis años le ganaba a este de Diez, al menos ella sabía cuándo había comenzado a preocupar se por la bebé
—inconsciente— susurró entre dientes
Aunque, el momento exacto no lo sabía, ya que la culpable había Sido la bebé que siempre la iba a visitar, a la misma hora y siempre en el mismo lugar: El único arbusto sin Flores ni frutos, peculiar elección
—Primer hermano, padre te a mando a llamar— avisó la niña dándole un pisotón su hermano para sacarlo del transe
—¿Que?
—¿Estás sordo?— cuestionó enojada
—no, ya voy— contestó de mala gana
—Está de mal humor y Ariana no está para aliviarlo, ten cuidado— advirtió evitando la mirada, su hermano trago preocupado de lo que pasaría
la niña se fue de allí sin más, cerrando la puerta de un portazo creando el mismo estruendo que había realizado al entrar
Al quedarse solo busco el frasco con el líquido y lo guardo en su único cajón con cerradura, al sentir que lo había guardarlo de manera segura marchó hasta la oficina de su padre, la puerta tenía un aspecto más sombrío de que costumbre
Tocó la puerta algunas veces hasta que él asistente de su padre le abrió y dio paso. este entro y se asustó al ver sus padre en completa nube de oscuridad con su seño frunciendo, ojeras negras bajo sus ojos y sus manos juntas en sobre el escritorio, parecía querer matar a alguien
—Te has tardado demasiado ¿no crees?— pregunto con un voz llena de completa frialdad, como antes lo hacía
—L-lo sie-siento— tartamudeante se disculpo, todo su cuerpo temblaba bajo una lluvia de miedos despertados, sentía que había dado mil pasos atrás
***
Habían flores por todos lados, estaba en la flor de la juventud, bailaba con el príncipe al son de la música, su sonrisa era la mas dulce y inocente, resultado de una crianza estilo burbuja. Sin embargo sus ojos buscaban algo, alguien, tenia su mente en una búsqueda que jamás se detenía.
El principal objetivo de estos bailes era conseguir marido, pero con ninguno conectaba, sentía que debía buscar un poco más, solo un poco más.
—Debería mirarme a los ojos, no a otros hombres— Dijo el príncipe con una sonrisa
—¡Oh, disculpe! Estoy distraída— Se apresuro a contestar
—Le dejaré pasar este error si me besa
—¿Ah?
El príncipe se hecho adelante buscando besarla, los espectadores pensarían que era un acto romántico y de confesión, pues no era difícil creer que la inocencia, la belleza y la dulzura característica y conocida de la princesa del ducado Valencia no lo había enamorado
—Usted esta enamorado de una de mis hermanas. Le pido que se aleje
El quedó estupefacto con lo que había dicho y solo la pudo mirar a los ojos, tenia una mirada enojada, pero no aun así no dejaba de ser encantadora.
—Aun así usted es la mejor opción
—Pues para mi no. Le repito que se aleje
El suspiró y se alejó de ella.
—Ganarías poder si te casaras conmigo
—No quiero poder, quiero felicidad
—¿Y crees que de la felicidad se puede vivir? Por favor, Princesa Ariana, sea logica
—Sé que de la felicidad no se puede vivir, pero tampoco se puede vivir bien siendo infeliz como su familia
—O la tuya
Ella lo miró con odio, sabiendo que lo que dijo no era mentira sino una triste realidad que vivía. Aun así repentinamente el príncipe tomo su rostro y lo acercó al suyo robándole un beso, ella abrió los ojos estupefacta y por el costado vio a su hermana mirando la escena con total desprecio y tristeza, hasta que comenzó a llorar y solo pudo irse. Ariana trató de hacer presión en su cuerpo para alejarlo, pero no funcionaba, y si lo cacheteaba tendría consecuencias. Sus ojos se aguaron sabiendo que no tenia escapatoria hasta que el príncipe decidiera dejarla. Maldijo a familia real y las libertades que podían tomarse.
Una flecha pasó por la ventana del cristal abierta, y entro un hombre con un paño, cubriendo la mitad de su cara, el príncipe dejo de besarla y ella se apuro a alejarse de él. Aquel hombre se acercó a ella y pudo ver sus ojos dorados hipnotizantes, su mano cubierta por un guante tocó su mejilla y ella solo supo que ese hombre era el que constantemente buscaba.
—¿Cómo te llamas?— Preguntó, a pesar de todo no le tenia miedo
—Aiden
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Nota: La poliosis (canas en zonas determinadas) suele ser hereditaria, una alimentación deficitaria en ciertos nutrientes, algunas enfermedades, el tabaquismo, la falta de higiene y hasta el abuso del secador y de planchitas para el pelo, tinturas y otros productos, o estrés
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Comments
Yesi Vera
Heee??? 😳 😳
2022-03-30
0
Estef.G 😍😍
está muy buena la historia
2021-08-23
5