La bebé fue llevada hasta el cuarto del niño, allí tuvo que, con ayuda de su fiel sirviente bañar a la bebé, bueno en realidad solo estuvo al lado de la bebé, que le salpicaba agua, a él y a su mayordomo, así paso el baño y el mayordomo se levantó, estaba mojado.
—Mi señor, cuide de la bebé mientras busco unos pañales, hace tiempo dejó de usarlos— pidió dando una reverencia, debía de ir a pedir al palacio de la nueva princesa
—por favor no tardes— Rogó
hizo una reverencia y se marchó, estaba cansado pero hace mucho su señor no estaba tan alegres, aún que pareciera estar irritado
En el baño el niño miro a la bebé, que lo miraba atentamente ¿por qué una bebé se había comportado así... con él?
—¿Te perdiste?— le preguntó, la bebe negó —¿te escapas-?— se detuvo antes, era ilógico que una bebé pudiera escaparse, inesperadamente ascendió
se miraron un momento antes de que el niño pudiera procesar... una bebé que había escapado de sus padres, ni el con el tipo de vida que tenía se escapaba de su casa, olvidado por sus padres y criado por personas desconocidas que muchas veces lo repugnaban a sus espaldas.
—¿Tus papás te quieren?—
La bebé ascendió
El niños sintió envidia de aquella bebé, era pequeña, pero hasta ella sabía que sus padres la querían
—Que envidia..— susurro triste
Ariana le dió un palmada, no muy fuerte al carecer de fuerza, le niño la miró. Tenía una mirada enojada con gramos de tristeza, tenía sus mejillas hinchadas y sus cejas en un intento de frunción. No pudo evitar reír, y sonrió.
—Serás mi hermanita desde hoy— dijo firmé. Esa bebé le había dado más cariño que sus propios hermanos y padres en toda su vida en pocos minutos.
Ariana sonrió, haber perdido la dignidad cambiando la visión de los sirvientes sobre su hermano había valido la pena.
Era mejor cortar el odio desde la raíz, solo que no podía obligar a su padre a amar a sus hijos, pero tal vez si persuadirlo.
***
La mujer pelirroja con ojos verdes había vuelto con la niñera, camino hasta la cuna, su hija no hacía ningún ruido, raro teniendo en cuánta que a esta hora lloraba pidiendo de comer, se espantó al no verla allí, su corazón comenzó palpitar del miedo.
Sin decirle nada a la mujer de tercera edad que era la niñera, corrió por los pasillos como loca hasta la oficina de su esposo, no estaba con su hija, el miedo le abundó la mente y el corazón.
¿Qué le podía haber pasado? ¿La habían robado? ¿Era una broma? ¿Cuánto tiempo llevaba sin estar ahí?
—Bianca ¿Estás bien?— le preguntó el duque con una voz preocupada al contrario de su rostro, que apenas mostraba signos de preocupación.
—¡Ariana no está en su cuna!— gritó con lágrimas en los ojos, ella era odiada por la demás esposas del duque, al igual que si hijos y sirvientes fieles...
¿Y si habían sido ellos?
El duque sintió esas palabras con una cubeta de agua fría cayendo sobre él.
—¡Qué!— exclamó, la preocupación era tan evidente a kilómetros, controlar sus expresiones no le era posible.
Su querida hija estaba perdida, ¿Cómo podría estar tranquilo?
***
había pasado un poco más de dos horas desde que se había ido, ya entendió que debía volver, pero había un problema
—¿por qué se tarda tanto?— preguntó el niño al ver cuánto se tardaba en volver su mayordomo.
Aruba estaba intranquila, estaba segura de que ya debería estar tomando leche materna, pues su estómago lo estaba pidiendo. Y eso solo significaba...
En ese momento llego el mayordomo, detrás estaba el duque con una mirada aterradora en su rostro, capaz de matar a cualquiera
... Que su madre ya había ido a su cuarto.
Mierda pensó la bebé agarrando el brazo de su hermano.
Era obvio que al ser una princesa que había abandonado la nobleza para ir a un pueblo había aprendido todo tipo de palabras vulgares y poco atractivas para una "señorita".
—Ay, no me pelli-— se detuvo en el momento en que sintió una presencia aterradora, volvió y vio a su mayordomo temblando y detrás su padre con una mirada aterradora.
—Eugenio Valencia, ¿Qué haces con la bebé?— preguntó, su mirada era mil veces más fría que de costumbre, el niño tembló, su nueva hermanita le apretó el agarre en su brazo otra vez.
—Será mi nueva hermana— dijo firmé, sus manos temblaban y sudaban.
—¿Por qué has decido eso?— preguntó con la cejas alzadas de forma irónica
—El duque ni la duquesa me dan cariño, mi nueva hermanita si, usted no me quiere— Al fin dijo lo que sentía, con lágrimas aguantadas
Ariana, lo miró también con lágrimas y mejillas hinchadas, sabía bien que el primer odio fue por tener atención, la misma que ella tenía, aunque siempre se esforzara por conseguir el tan deseado amor, nunca lo lograba, ese odio en vez de ser para su padre lo pasaron a quienes recibían lo que tanto añoraban, ¿Cuánto abrían cambiado las cosas si su padre repartía la misma cantidad de amor sus otros hijos?
—La bebé que dices llamar 'nueva hermana' es TU hermana— aclaró con una voz fría, caminado al tocador y tomando una toalla —Ella es Ariana Valencia— añadió tomando a su hija y enrollada con la toalla
—¿Ah?
Comenzó nueva mente el llanto, el chantaje que había utilizado con su hermano, en la situación ya la vergüenza no cabía.
—Ya hija... shhhh— dijo tratando de calmarla, no lograba
Bianca entró al baño al oír el llanto de un bebé, se alivió al ver a su hija en manos de su esposo. Corrió a ella y se la quito al duque, tratando de calmarla, no podía, su princesa no dejaba de llorar.
—Mis señores cuando la bebé comenzó a-— se detuvo asustado por la repentina mirada del duque
—¿mi bebé lloro?— preguntó con un rostro sombrío, sabía que el hecho de que un niño llorará era normal, más cuando ni siquiera tenía el años, pero también sabía que su hija no era como todos los niños.
—Sí, cuando el joven señor la cargo se detuvo— dijo con una voz temblorosa
Los tres se miraron, el duque no confiaba en lo que ese niño le pudiera hacer su preciada hija, iba a decir que no cuando su amada se adelantó y le entrego la bebé con una sonrisa cálida. Una que el niño solo veía en su niñera.
Eugenio tomó a la bebé un poco avergonzado por la mirada de su quinta madre, solo la había visto a lo lejos, y su madre siempre decía que era malvada. No parecía ser la mala no pudo evitar pensar. Aquella sonrisa ningún malvado sería capaz de hacer por más actor que fuera.
La bebé al estar en los brazos de su hermano se aferró a su cuello y dejo de llorar, en vez una sonrisa alegre se esparció por su rostro.
El duque quedó indignado al ver como su hija se sentía más tranquila con su hermano que solo lo acababa de ver hoy a el que siempre la estuvo visitando desde que nació.
La tercera mujer del duque al ver tan feliz a su hija sonrió dichosa, se agachó a la altura de su hijastro.
—Espero que no le moleste visitar a mi hija de vez en cuando, hijo— pidió con una voz sencilla, nada intimidante, cálida y amorosa
Fue un momento en el que el Eugenio, sonrió alegre con lágrimas, era novedoso sentir lo había esperando de dos personas que no lo querían. Al sentirlo se sentía feliz, si podía ser feliz con otra mujer que no fuera su madre pero lo tratara con un hijo, lo haría.
—Si, madre— dijo en voz baja, penosa, siempre la había despreciado pensando que solo le robaba el cariño de su padre.
El Duque y el mayordomo Miguel no pudieron evitar sonreír ante tal escena más preciosa y tierna.
Ariana también se sintió blanda ante tan bella reconciliación, aflojó un poco el agarre que tenía en el cuello de su hermano y le mordió el cachete.
Bianca quitó a su hija, que está vez no lloro y no se resistió, tenía una mirada feliz. suspiro y le dió un beso en la frente a Eugenio, luego a su hija.
—Espero verlo pronto— se despidió y se marchó, por la espalda la bebé lo miraba sonriendo diciendo adiós con la mirada
Ya había solucionado el odio de uno de todos, ahora faltaba el de otros siete hermanos y seis hermanas, todas mayores que ella.
El resto del día fue normal, pero al llegar la noche su mente desocupada se inundó en las imágenes de su hijo.
Ian se vería igual que papá, ¿no?
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Comments
Nube celestial
Que linda, una ternura... 😻
2022-01-23
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