Odiada, Amada Por El CEO

El coche bajo el control de Alvin avanzaba a una velocidad moderada esa tarde. Sus ojos miraban fijamente hacia adelante, pero su mente estaba en otro lugar.

El encuentro con Daniza realmente fue una sorpresa para él. Alvin no sabía si debía estar feliz o triste. Especialmente después de ver a Revan llevándose a Daniza.

¿Acaso esa pareja de esposos se reconciliaría después de eso? Ah, ¿por qué era él quien se sentía frustrado?

—Esa es Daniza— Alvin redujo la velocidad al ver a una mujer que se parecía a Daniza caminando sola en la acera. Escaneó su cuerpo hasta estar completamente seguro de sus sospechas, y entonces Alvin estacionó el coche.

—¡Daniza!— la llamó rápidamente, y luego salió apresuradamente del coche. La suposición de Alvin resultó ser correcta, la mujer era realmente Daniza.

Ella parecía sorprendida al girarse, pero luego volvió a dar la espalda a Alvin como si su presencia no fuera tan significativa para ella.

—¿Por qué estás aquí? ¿No te fuiste con...— Alvin no continuó hablando al notar la expresión sombría de la mujer.

—Lo siento, pensé...

—No pasa nada. Bajé del coche a propósito.

El corazón de Alvin parecía hincharse en ese momento. Podría parecer cruel, pero se alegraba de que Daniza no se fuera con un hombre inútil como su esposo.

—Entonces, ¿a dónde vas ahora?

—A casa— respondió Daniza brevemente.

—¿Dónde vives ahora?— Alvin pensaba aprovechar la situación para conocer la nueva residencia de Daniza.

Si no lo hacía, sería difícil para él volver a encontrarse con ella. Además, no tenía el número de contacto de Daniza.

—Mi casa está un poco lejos de aquí.

—Bueno, ¡te llevaré!— ofreció Alvin rápidamente. Daniza parecía dudosa.

Parecía que acababa de cometer un error al decir que su casa estaba lejos, ya que Alvin la recibió de inmediato con la oferta de llevarla.

—Quiero decir, mi casa está cerca— Daniza miró a su alrededor. Alvin podía ver que Daniza estaba buscando una salida para escapar de él.

—Vivo al final de esa calle— Si Daniza pensaba que Alvin se iría, se equivocaba. Porque el apuesto hombre estaba sonriéndole.

—Bueno, como está cerca, te llevaré de todos modos— Daniza parecía atrapada.

¿Por qué era tan difícil liberarse de ese compañero de clase tan malvado? No vaya a ser que Alvin solo quisiera fastidiar como solía hacerlo.

—Puedo irme a casa sola. No te molestes.

—Para nada. Considera que es una disculpa por haber fastidiarte tanto— Tenía sentido, pensó Daniza.

Tal vez Alvin quería redimirse haciendo algo bueno. Finalmente, Daniza regresó a casa acompañada por Alvin.

El hombre se sorprendió al ver la nueva morada de Daniza, que en comparación con su tamaño estaba lejos de ser cómoda. Era una casa estrecha que estimó tenía varias décadas. Solo había una habitación con una cocina de aspecto modesto que podía verse desde el porche, donde Alvin estaba sentado ahora, ya que Daniza no le permitió entrar.

—Lo siento si soy atrevido, pero ¿no sería mejor que te mudaras al apartamento que te ofrecí ese día?

—No, gracias, no quiero molestar a nadie.

—De ninguna manera. Mi apartamento está vacío en este momento.

—Por favor, no me hagas sentir incómoda— Alvin se dio cuenta de inmediato. Demasiada atención podría hacer que Daniza se sintiera incómoda.

—Lo siento. No quise decirlo así.

La incomodidad duró por un tiempo. No hablaron mucho esa tarde. Solo sobre la empresa y la riqueza del padre de Daniza, que ahora había sido tomada por Revan.

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Dos días después de su encuentro con Alvin, Daniza recibió una llamada de trabajo de la empresa donde había enviado su solicitud.

Esa mañana, a la mujer se le permitió trabajar en el departamento de limpieza. Daniza pensó que Alvin realmente quería ayudarla, a pesar de que después de contarle su historia ayer, él no volvió a mencionar su trabajo.

No hubo problemas mientras Daniza trabajaba. Se sintió cómoda todo el día. Sus compañeros eran amables, su jefe era simpático, y todo iba sobre ruedas sin contratiempos.

Lejos de lo que ella pensaba, que sería odiada por sus compañeros. Resulta que los empleados siempre fueron amables, aunque en su primer día de trabajo, cometió muchos errores.

Dejó demasiada espuma de jabón al limpiar el suelo, haciendo que algunas personas resbalaran, limpió el baño y perturbar a otros empleados, e incluso rompió algunas cosas caras de la empresa.

Daniza realmente no podía hacer el trabajo correctamente, ya que toda su vida había sido atendida como una princesa.

—¡Daniza!— Un auto se detuvo justo al lado de Daniza mientras esperaba el autobús público de regreso a casa.

—¿Alvin?— Daniza se sorprendió.

—¿Qué estás haciendo?

—¡Esperando el autobús!

—¡Vamos, entra! Te llevo a casa— dijo el hombre tratando de ofrecerle un paseo.

Al ver a Daniza, a quien solían llevar y recoger en un automóvil, Alvin sintió pena por la situación actual de la mujer. Claramente, la Daniza de antes era muy diferente a la Daniza de ahora.

—¡No, Alvin! Voy a tomar el autobús— rechazó la mujer.

—¡Vamos! Te llevo, además vamos en la misma dirección. También puedes ahorrar un poco, ¿verdad?— Alvin realmente supo cómo hacer que Daniza no tuviera otra opción.

Daniza estaba tratando de ahorrar porque el dinero que tenía ya era escaso. Suspirando en su interior, finalmente Daniza aceptó la oferta de Alvin.

Mientras tanto, Revan agarró firmemente el volante hasta que sus venas sobresalieron. Frente a sus propios ojos, Daniza acababa de ser llevada por Alvin en un auto lujoso.

Hace un rato Revan, cuando volvía a casa, vio a Daniza esperando en la parada, y finalmente subió al auto de Alvin. Revan decidió seguir desde atrás. Al menos sabría dónde vivía Daniza ahora.

—¡Qué descarado ese hombre! Parece que quiere ser un intruso en el matrimonio de alguien.