la sirena del hospital sonó dando a entender que un paciente en estado crítico había llegado. Ana siendo la jefa de Traumatismos fue requerida en la sala de emergencias, su mundo se desmorona al ver en la camilla al padre de sus mellizos quien la abandono hace poco más de 5 años. ¿podrán volver a estar juntos? ¿que pasa cuando el lobo hace más fuerte aquellos sentimientos que debían estar guardados?
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capitulo 9
Retire a los peques del jardín y fuimos directamente al parque, sabía que contaba con poco tiempo, ya que si hay algo que Orión no era, es impuntual, y quería intentar suavizar las cosas.
Mamá ¿por quéé venimos al parque?- me pregunto curioso Leo, sabía que a él nada se le escapaba.
Mamá tiene algo que contarles, pero antes deben prometerme que serán de mente abierta y que esperaran a que termine- ambos me miraron con los ojos bien abiertos y asintieron a mis demandas. Nos sentamos en una banca que estaba cerca del tobogán -bien primero que nada quiero pedirles que no tomen partido por ninguno de los dos lados y que conozcan ustedes mismos a la persona que van a conocer- me temblaba la voz y ellos lo estaban notando, así que tome una bocanada de aire y proseguí -quiero que conozcan a su padre- pude ver el asombro en sus caritas, seguido de ¿enojo en Leo? Y ¿tristeza en Lyra?.
¿por qué?- la pregunta de mi niño me tomo por sorpresa.
¿A qué te refieres con eso hijo?- le pregunte de formA suave, temía qué quizás tuviese una explosión de magia por tantas emociones juntas.
¿por qué quiere conocernos ahora? El nos abandonó- podía sentir su inestable magia. Así que senté a cada uno en una pierna y comencé a mecerlos de forma dulce.
A veces las personas tienen miedo y nosotros no somos quienes para juzgar sus actos, pero siempre dijimos que todos merecen una segunda oportunidad y sé que a ustedes les encantaría conocerlo. Es un gran hombre, solamente se equivocó- les dije a ambos viendo como asentían a mi explicación.
¿Vendrá aquí?- pregunto Lyra.
Si le pedí que viniese a este parque para poder pasar un buen rato con ustedes- le respondí sonriendo.
Voy a la hamaca- dijo bajándose de mi pierna y corriendo hasta el juego.
No quieres ir tu también Leo- le pregunté a mi pequeño, quien solamente negó con la cabeza y se bajó de mi pierna para sentarse a mi lado mientras leía el libro que tenía en su mochila.
Ellos eran mellizos, tan iguales por fuera, pero a la vez tan diferentes por dentro. Mientras Lyra siempre era más hiperactiva y charlatana, Leo solía pasarse horas encerrado en el mundo de las fantasías creadas por sus libros. Sabía que estaban procesando esta información desde puntos diferentes, pero prefería qué hablaran conmigo a que se encerraran en su mundo.
Amor ¿qué ocurre?- le pregunté bajando el libro que alzaba frente a sus ojos.
Él te lastimo ¿verdad madre?- me pregunto sin mirarme.
Leo lo que ocurrió entre él y yo no debe afectarlos a ustedes, quiero que lo conozcan sin ningún sentimiento ya sea malo o bueno de por medio y que ustedes mismos se formen la opinión que deseen de él. Solo dale una oportunidad - le hice un pequeño puchero y vi como aflojaba su mirada.
Bueno, madre, tienes razón, a veces hay que dar segundas oportunidades- dijo suspirando y guardando su libro nuevamente en su mochila.
Buenas tardes- no estaba preparada para escucharlo nuevamente, aun cuando sabía que encontrarnos sería cuestión de tiempo y que yo misma lo había citado aquí.
Nos levantamos ni bien dio la vuelta al asiento y quedo frente nuestro.
Lyra ven por favor- una vez que ella llegó a mi lado los presente- Lyra, León él es Orión Black su padre- dije sonriéndole a mis pequeños que aun lo miraban con desconfianza.
Mi nombre es Leo Rosier- dijo mi príncipe extendiendo su pequeña mano.
Encontrado de conocerte- le dijo él devolviéndole el saludo.
Mi nombre es Lyra Rosier- dijo mi princesa aún con miedo y escondida detrás de mi pierna.
Es un placer, bella princesa- le dijo él sonriendo.
tú eres él de las fotos- dijo Lyra y se cubrió la boca tan rápido como sus palabras salieron.
¿Qué fotos?- dije mirándolos a ambos.
Lyra quería probarse tus zapatos negros y cuando bajó la caja, tiro accidentalmente una caja de madera que contenía muchas fotos. Entre ellas había una que decía cumpleaños número 20 de Orión, y estaban ustedes dos detrás de una torta besándose- explicó Leo.
Revisaron mi armario, pequeños ladronzuelos- les dije haciéndoles un poco de cosquillas para disipar las tensiones.
No mamá, yo no fui, ella fue la que siempre revisa tu ropa y se la prueba- decía Leo entre risas.
Eres un tramposo, tú fuiste quien quiso ver que había dentro de la caja- contratacó Lyra también riéndose.
Bueno es hora de que puedan hablar, estaré allí en frente viéndolos, los amo mis preciosos tesoros- les dije dándole un beso en la mejilla a cada uno.
no es necesario que te vayas Ana- dijo Orión.
Les debes a ellos una charla, no a mí- dije tomando mi bolso y dejándolos a ellos tranquilos para que pudiesen conocerse.
Me senté en otra banca del parque y saque un libro de medicina, quería poder entretenerme con otra cosa, pero era inevitable que cada tanto levantara mi mirada hacia ellos. Sentía como Leo estaba reacio a conocerlo, mientras que Lyra le hablaba de muchas cosas y parecía ya haber perdido el miedo. De un momento a otro el saco de un bolsillo dos paquetes y los agrandó a su forma original con magia, eran regalos para ellos.
De un momento a otro, Leo se bajó del asiento y vino corriendo hacia mí, me entregó el regalo aun sin abrir y se sentó a mi lado sin decir una sola palabra y bajo la atenta mirada de su hermana y de su padre.
¿Qué ocurre cariño?- le pregunte acariciando sus cabellos, él era demasiado bueno con las personas, pero también era muy sentimental y su procesión siempre iba por dentro.
No contesto a mi pregunta, no me interesa el regalo- subió sus piernas al banco, las agarro con sus brazos y escondió su cabeza en ellas, no necesitaba que dijera nada, sabía que estaba llorando.
Hermano- la voz de Lyra lo hizo levantar la vista.
¿qué quieres?- le pregunto molesto.
Quiero un abrazo- ellos eran así, podían matarse durante en día, pero solo bastaba que uno estuviese mal para que el otro le pudiera un abrazo y se olvidarán juntos del mundo entero.
Él se paró de inmediato y se abrazó a su hermana, se permitió llorar todo lo que fue necesario. Orión miraba desde la otra banca y podía ver como secaba también varias lágrimas qué se le escapaban.
¿El señor puede venir a cenar a casa? Dijo que quiere hablar con nosotros de algo importante, pero tengo hambre mami- me dijo mi pequeña mientras con sus manitos dibujaba círculos en la espalda de su hermano para calmarlo.
Le hice señas a Black de que se acercara a nosotros y cuando estuvo bastante cerca para mi gusto lo invite a cenar, al principio su mirada era de duda, por el estado en el que estaba Leo, pero luego de una insistencia bastante grande de Lyra acepto llegar a la casa a las 8 de la noche. Mientras él se iba a su casa a cambiarse, nosotros nos íbamos a la nuestra a preparar todo.