¿Qué es lo primero que haces cuando encuentras a alguien herido frente tu puerta? Ver si sigue vivo?, llamar una ambulancia?.
No. Lo primero que Michael hizo fue pensar que era lindo.
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CAP 10
La vista en ruinas parecía una ilusión; el lugar estaba animado, con lámparas de diferentes colores que iluminaban el espacio y una música relajante resonando en sus oídos, dejando maravillado al pelinegro.
Se parecía tanto a la barrera de interferencia que Michael no pudo evitar pensar en las dos situaciones similares. Quiso preguntarle a Elysian cuando escuchó el chirrido de la puerta. Miró con curiosidad hacia el sonido y vio una sombra tratando de ocultarse por completo, con sus dos ojos mirándolos.
La puerta que señaló Elysian se abrió ligeramente, mientras una pequeña figura observaba por la abertura. Los ojos de Elysian reflejaron calidez cuando llamó a la figura con un gesto en la mano.
—Ven... —dijo el peliplateado.
La mirada en los ojos de Elysian era una que Michael no había visto antes; ni siquiera sabía que podía ser cálida, reflexionó, curioso de quién era esa pequeña personita que se escondía.
La figura pareció reconocerlo y salió tímidamente; era una niña que se acercó con cautela al estar ante la presencia de Michael. Elysian acarició su cabeza unos segundos y presentó a la niña a Michael.
—Michael, ella es Lesia.
Michael sonrió, intentando parecer más amigable.
—¡Hola! —saludó amablemente, lo que asustó un poco a la pequeña, quien se ocultó tras Elysian. El peliplateado empujó suavemente a la pequeña, a pesar de su resistencia, mientras decía:
—Lesia, él es Michael... un humano. —Informó la última palabra con un tono de resignación.
Tras esas palabras, Lesia dejó su pequeña resistencia y miró curiosamente a Michael, quien le saludó con la mano, incómodo.
¿Por qué ha cambiado de comportamiento...?, se preguntó el pelinegro, confundido por su cambio tan abrupto.
—Eres el primer humano que he visto... —dijo la pequeña con sospecha.
¿Primer humano...? Eso quiere decir que la niña no es humana, al igual que todos los que viven allí, se preguntó el pelinegro.
—¿De verdad eres un humano? —preguntó Lesia, con sus ojos brillando de curiosidad e inocencia. La niña inclinó la cabeza, como si esa simple afirmación pudiera desvelar un mundo de maravillas. —He escuchado historias sobre ustedes... que son débiles y siempre se asustan, pero tú no pareces así. No huele a miedo... —Su voz era un susurro de asombro mientras daba un paso hacia adelante, explorando la novedad de Michael. —¿Puedes usar el aura, como los cazadores? ¿O solo puedes gritar y correr? —preguntó Lesia con emoción cuando el peliplateado la levantó de los hombros y la cargó en su hombro.
Las preguntas de la pequeña eran tantas que, incluso si Michael intentara responderlas, no podría hacerlo por completo.
—Perdón, ella se emociona mucho cuando ve algo nuevo —explicó Elysian incómodo a Michael. Tenía una responsabilidad que asumir por la pequeña, y tales pensamientos lo hicieron fruncir el ceño; no le gustaba disculparse.
—No te preocupes, solo es una niña curiosa —contestó Michael mientras veía cómo Lesia se retorcía cómicamente en un intento de salir.
—¡Elysian!... Déjame... le diré al maestro... —se quejó la pequeña. En respuesta, el peliplateado enfrió ligeramente su calidez, como si estuviera pensando en algo más, y le dio a Lesia unas palmaditas en la espalda, mientras decía: —Compórtate .
—Está por anochecer; el frío llegará pronto. Ingresemos —informó el peliplateado a Michael sin escuchar a la niña.
Mientras caminaban por las calles llenas de gente, Michael observaba cómo todos parecían conocer a Elysian, saludándolo. En cambio, él recibía miradas de curiosidad, alerta y sospecha.
¿Por qué las personas me miran tan raro? ¿Es tan raro ver a un humano pasear por sus calles?
Lo que él no sabía era que los cazadores más experimentados podían notar, con una mirada, el extraño lazo que lo unía con Elysian así como ese extraño aroma a aura.
El peliplateado, por su parte, no había bajado la guardia; aunque era un lugar seguro, antes de cumplir con lo que se propuso hacer al venir, no estaría tranquilo.