Soy Dulce tengo 27 años de edad, abogada de profesión. vivo una vida tranquila para mí, no soy de salir, de tener mil amigos. Soy de estar en mi casa y enfocada en mis cosas.
Lo malo fue haber defendido a una persona en un divorcio, que no salió también para mi victimario pero si para mi defendido. Y AHORA ESTOY AQUI QUERIENDO SER FELIZ.
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Capitulo 10
Con el apoyo incondicional de sus padres, los duques, Dulce comenzó a idear formas prácticas de utilizar su posición y recursos para apoyar a quienes estaban en situaciones difíciles. La primera idea que se le ocurrió fue la creación de un restaurante y una tienda de ropa que no solo ofrecería productos de calidad, sino que también proporcionaría empleo a madres solteras que necesitaban apoyo para criar a sus hijos y mantenerse económicamente.
La visión de Dulce era clara: el restaurante y la tienda de ropa no solo serían negocios prósperos, sino también espacios de comunidad y apoyo para mujeres que enfrentaban desafíos similares a los que ella había visto en su experiencia con los niños en la ciudad. Quería que estos lugares fueran un faro de esperanza y una fuente de estabilidad para las madres solteras, dándoles la oportunidad de construir una vida mejor para ellas y sus hijos.
El restaurante se convirtió en un acogedor punto de encuentro en el ducado, ofreciendo comida deliciosa y un ambiente cálido y familiar. Dulce se aseguró de que el menú incluyera platos nutritivos y variados, y el restaurante pronto se hizo popular tanto entre los habitantes del ducado como entre los visitantes. Pero más allá de la comida, el restaurante era un lugar donde las madres solteras encontraban un ambiente de apoyo y comprensión, donde podían trabajar mientras sus hijos estaban bien cuidados en una guardería cercana.
La tienda de ropa, ubicada cerca del restaurante, ofrecía una variedad de prendas elegantes y accesibles. Dulce, con su pasión por el diseño y su deseo de que las mujeres se sintieran bien consigo mismas, supervisó la creación de la tienda con mucho cuidado. La tienda no solo proporcionaba un ingreso estable para las madres solteras, sino que también ofrecía un entorno donde podían desarrollar habilidades y recibir capacitación en el ámbito de la moda y el comercio.
El éxito de estos proyectos fue más allá de las expectativas de Dulce. La comunidad respondió con entusiasmo, y el restaurante y la tienda de ropa se convirtieron en símbolos de esperanza y cambio. Las madres solteras que trabajaban allí no solo recibieron un salario justo, sino también el apoyo emocional y práctico que necesitaban para equilibrar sus responsabilidades laborales y familiares. Muchas de ellas encontraron en el entorno del restaurante y la tienda un sentido de pertenencia y una red de apoyo que las ayudó a enfrentar los desafíos de la vida con mayor confianza.
Dulce, a pesar de su apretada agenda como madre y gestora de estos proyectos, estaba profundamente involucrada en cada aspecto de su creación. Se aseguraba de conocer personalmente a cada una de las empleadas, ofreciendo palabras de aliento y apoyo, y se ocupaba de que el entorno de trabajo fuera inclusivo y empático.
Además, Dulce continuó con su compromiso de ayudar a los más necesitados en la comunidad. Organizaba eventos de recaudación de fondos, colaboraba con organizaciones benéficas y participaba en actividades que promovieran el bienestar social. Su vida se convirtió en un testimonio de cómo el amor y la dedicación pueden generar un impacto real y positivo en el mundo.
La relación con sus padres también se fortaleció a medida que compartían la visión y el entusiasmo de Dulce por estos proyectos. Los duques estaban orgullosos de la manera en que su hija utilizaba su influencia y sus recursos para hacer el bien. Se involucraron activamente en el restaurante y la tienda de ropa, ofreciendo su apoyo y orientación para asegurar el éxito de las iniciativas.
La presencia de Dulce en la comunidad también sirvió como inspiración para otros. Su capacidad para equilibrar la maternidad con sus esfuerzos filantrópicos y empresariales demostró que es posible hacer una diferencia significativa en la vida de las personas, incluso cuando se enfrentan desafíos personales.
A lo largo de los años, Dulce continuó siendo un pilar en su comunidad, un faro de esperanza para aquellos que necesitaban apoyo y una madre amorosa para sus hijos. Su vida estaba marcada por un profundo sentido de propósito y una inquebrantable dedicación al bienestar de los demás. La historia de Dulce se convirtió en una leyenda en el Imperio Cielo, un recordatorio de que la verdadera grandeza no solo reside en el éxito personal, sino en el impacto positivo que uno puede tener en la vida de los demás.
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A los 20 años, Dulce se había convertido en una figura de gran influencia y cariño en su comunidad. Su dedicación a las causas sociales y su papel como madre la habían transformado en un faro de esperanza y amor. Una tarde de verano, mientras realizaba su rutinaria visita a un orfanato local para llevar suministros y ayuda, se encontró con una situación que tocaría aún más su corazón.
Al llegar al orfanato, Dulce fue informada por la directora sobre un bebé recién nacido que había sido abandonado frente a la puerta del orfanato unos días antes. El pequeño, envuelto en una manta raída, había llegado en una condición delicada, pero afortunadamente estaba siendo atendido y se encontraba estable. A pesar de su joven edad y el hecho de que su vida había comenzado en circunstancias difíciles, el bebé mostraba signos de fortaleza y esperanza.
Dulce, conmovida por la historia del niño, sintió una oleada de compasión y un profundo deseo de ofrecerle un hogar amoroso. Recordó su propia experiencia como madre y cómo su vida había cambiado al tener a los niños en su vida. La idea de adoptar al bebé y brindarle la oportunidad de crecer en un entorno cálido y seguro resonó profundamente en su corazón.
Después de hablar con la directora del orfanato y asegurar los trámites necesarios, Dulce tomó al bebé en sus brazos y lo llevó al ducado. Su decisión fue recibida con gran entusiasmo y alegría por parte de su familia y la comunidad. La noticia de la llegada del nuevo miembro de la familia se esparció rápidamente, y la presencia del bebé se convirtió en el centro de atención en el hogar.
Cuando Dulce presentó al bebé en el ducado, la emoción era palpable. Los duques, aunque ya habían asumido el papel de abuelos de los niños adoptivos, recibieron al nuevo bebé con el mismo amor y calidez. Era un momento de celebración y unión para la familia, que estaba encantada de ver cómo Dulce continuaba expandiendo su amor y su capacidad de cuidar a otros.
Tomás, Luis y Sofía, quienes ya se habían adaptado a sus roles de hermanos mayores con entusiasmo, recibieron al nuevo bebé con una mezcla de curiosidad y afecto. La llegada del pequeño trajo consigo una nueva dinámica a la familia, y los niños mayores asumieron con alegría sus responsabilidades como hermanos mayores. La forma en que se encargaban del bebé, ayudaban a Dulce y se turnaban para mantenerlo entretenido y cuidado hizo reír a los adultos y les llenó el corazón de felicidad.
Las risas y el bullicio llenaron la casa mientras los niños mayores jugaban con el bebé y le mostraban sus juguetes. Cada uno de ellos tenía una forma especial de interactuar con el pequeño, ya fuera cantándole canciones, contándole cuentos o simplemente manteniéndolo en brazos mientras Dulce se ocupaba de otras tareas. El ambiente en el ducado se volvió aún más alegre y vibrante con la presencia del nuevo miembro de la familia.
Dulce, al igual que en sus anteriores experiencias como madre, se dedicó a cuidar al bebé con un amor incondicional. Pasaba horas meciéndolo, alimentándolo y asegurándose de que tuviera todo lo que necesitaba para crecer saludable y feliz. La conexión entre ella y el bebé era inmediata, y el niño, aunque aún muy pequeño, respondía a su cuidado y ternura con tranquilidad y confianza.
La comunidad también celebró la llegada del nuevo bebé, viendo en él una prueba más del compromiso y la generosidad de Dulce. Su continua dedicación a ayudar a los necesitados y su capacidad para crear un entorno amoroso y acogedor para los niños hicieron que todos se sintieran inspirados. Las visitas al orfanato y la adopción del bebé eran testamentos vivos del impacto positivo que Dulce había tenido en la vida de tantas personas.
La vida en el ducado, con la incorporación del bebé, se llenó de nuevos momentos y recuerdos. Cada día traía consigo nuevas oportunidades para la familia de crecer y compartir su amor. Los niños mayores, con su amor y cuidado por el bebé, demostraron que habían asimilado las lecciones de cariño y responsabilidad que Dulce había impartido.
La presencia del bebé también sirvió como recordatorio de la capacidad de Dulce para enfrentar desafíos y ofrecer amor en cualquier situación. Su vida se había convertido en una historia de esperanza y compasión, y su familia en el ducado era un testimonio del poder del amor y el cuidado en transformar vidas.
La llegada del bebé fue una bendición para todos, y la vida en el ducado continuó floreciendo con una mezcla de amor, alegría y gratitud. Dulce, con su inquebrantable dedicación a la familia y la comunidad, seguía siendo un ejemplo de cómo el verdadero propósito y la realización se encuentran en la capacidad de amar y cuidar a los demás, sin importar las circunstancias.
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Dulce se había convertido en una figura respetada y querida en el ducado, no solo por su papel como madre, sino también por su impacto positivo en la comunidad. A diferencia de lo que uno podría esperar en una sociedad que a veces podía ser estricta en cuanto a las normas y expectativas, Dulce había ganado el cariño y el aprecio de todos a su alrededor.
Desde el momento en que empezó a involucrarse en el bienestar de los demás, Dulce mostró una dedicación y un compromiso que trascendieron cualquier tipo de prejuicio o escepticismo. Su capacidad para combinar la maternidad con su pasión por ayudar a los demás la convirtió en un modelo a seguir y en una fuente de inspiración para todos.
Uno de los mayores logros de Dulce fue la creación de un ecosistema comercial en el ducado que no solo estimulaba la economía, sino que también aseguraba que los habitantes tuvieran acceso a empleo y alimentos adecuados. La armonía comercial que estableció se basaba en una red de negocios locales que trabajaban en conjunto para mantener la estabilidad y el bienestar de la comunidad.
El restaurante y la tienda de ropa que Dulce había inaugurado fueron las piedras angulares de este sistema. Estos negocios no solo proporcionaron empleo a madres solteras, sino que también sirvieron como centros de reunión y apoyo comunitario. La calidad de los productos y servicios ofrecidos atrajo a clientes de todas partes, creando una atmósfera vibrante y próspera.
Pero Dulce no se detuvo ahí. Entendió que para mantener la armonía comercial y asegurar el bienestar de todos, era crucial fomentar un entorno de colaboración y mutualidad entre los diferentes sectores de la economía del ducado. Inició programas de capacitación para los trabajadores, facilitó préstamos a pequeños emprendedores y organizó ferias y eventos para promover el comercio local.
El impacto de estos esfuerzos fue profundo. El ducado prosperó bajo la influencia positiva de Dulce, y los habitantes vieron una mejora en su calidad de vida. El desempleo disminuyó y las familias, que antes podían haber enfrentado dificultades económicas, encontraron estabilidad y oportunidades de crecimiento. La armonía que Dulce había cultivado en el comercio llevó a una reducción de la pobreza y un aumento en el bienestar general.
La gente del ducado no solo apreciaba a Dulce por sus contribuciones económicas, sino también por su genuina preocupación por cada uno de ellos. Se tomaba el tiempo para conocer a las personas, escuchar sus historias y ofrecer apoyo en cualquier forma posible. Su habilidad para conectarse con los demás y su disposición para involucrarse en todos los aspectos de la vida comunitaria la convirtieron en una figura querida y respetada.
Los eventos y celebraciones organizados por Dulce y su familia se convirtieron en ocasiones para fortalecer los lazos comunitarios. Los festivales de comida, los mercadillos de ropa y las actividades culturales eran oportunidades para que los habitantes del ducado se reunieran, compartieran experiencias y celebraran sus logros juntos. La atmósfera de camaradería y apoyo mutuo era palpable, y el sentido de comunidad era fuerte.
El papel de Dulce en la creación de esta armonía y prosperidad fue ampliamente reconocido. A pesar de su juventud, su capacidad para liderar con empatía, inteligencia y determinación la convirtió en una figura influyente en el ducado. Su éxito no solo se medía por los logros tangibles, como la reducción de la pobreza y el aumento del empleo, sino también por el amor y el respeto que recibía de aquellos a quienes había tocado con su generosidad y dedicación.
gracias por tan hermosa novela
hay que más viene en la historia , esta buena 👍