HISTORIA PRECUELA DE LA COLECCIÓN HURMAYA (Primera historia corta):
Krasa, hija del conde de Sharaf del reino de Urtesi, ha terminado su compromiso con el príncipe Carpio de Susumira, ante el "irresponsable" comportamiento es enviada por su padre a una escuela de señoritas al reino de Fontana; sin embargo, por un error de la correspondencia termina en la escuela equivocada y se reencontrará con el príncipe Georgeus, que alguna vez le salvó la vida. ¿Descubrirá con él lo que es el verdadero amor?
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10. Sin mas opción que ganar
Krasa mira estática, su corazon siente una angustia terrible, jamás se imaginó que algo así sucedería, tiene miedo, ella ya sabe que Georgeus habló con Carpio respecto a su intención de cortejarla, conoce al príncipe heredero de Susumira, sabe que es un guerrero formidable, aprieta con sus manos su vestido tratando de calmar sus nervios. Karoly la mira, puede notar que su amiga palideció de pronto, mira la arena donde está por ocurrir la batalla, es la primera vez que ve al príncipe de Susumira, no había que negar que parecía un coloso.
El príncipe Carpio mira a Georgeus y le sonríe, el príncipe de Susumira antes de venir al torneo de Fontana, se había reunido con el padre de Krasa, le había informado que asistía a la escuela de señoritas nobles de Fontana y entonces pudo deducir de dónde podía haber tratado Georgeus con ella; lo que no sabía era que Krasa estaba en la tribuna, lo que quería era demostrar que era más fuerte que Georgeus para ir a buscarla y hablarle sobre la reanudación del compromiso y fijar la fecha de la boda.
Georgeus dio una mirada a la tribuna, sabía que eso podía poner nerviosa a Krasa, así que solo brindó una sonrisa al público y una reverencia para calmarla, él no estaba dispuesto a renunciar a ella, pelearía a ganar.
La reina tomó la mano del rey desde la tribuna principal, no parecía una buena idea que se enfrentaran.
- "Cariño, creo que debemos detener esto", dijo la reina.
- "El príncipe Georgeus debe aprender que todas las decisiones conllevan una responsabilidad, y que la vida no le concederá todo solo por el hecho de tener una corona, es mejor que ese enfrentamiento sé dé en un torneo, cerrando la disputa para siempre. Veamos si está listo para ser el rey que todos esperan", comentó el rey sin mirar a la reina, Georgeus era un joven de 19 años entrenado para la batalla en paz; sin embargo, Carpio ya era un hombre de 25 años que respiraba batalla, lo que inclinaba la balanza a favor del último; el resultado definiría el tipo de liderazgo que su hijo tomaría.
La pelea empezó, durante bastante tiempo estuvo pareja; sin embargo, el cansancio estaba haciendo presa de Georgeus acostumbrado a peleas controladas por tiempo y parámetros establecidos, además del efecto de algunas heridas que tenía bajo la ropa producto de las peleas previas.
Krasa podía notar las venas sobresalientes de Carpio, y podía reconocer que él no peleaba como para un torneo, sino como alguien en una guerra de vida o muerte, no pudo evitarlo e iba bajando poco a poco las graderías, con el corazón en la boca, las gotas del sudor caían por la frente de Georgeus, haciéndole arder los ojos; hizo un movimiento que hizo volar por los aires a Carpio, pero el príncipe de Susumira supo reponerse rápidamente y atacó a Georgeus, que por poco sale del límite permitido, si lo hubiese logrado el príncipe de Fontana ya hubiese perdido el torneo, lo cual había salvado usando su propia espada como apoyo.
Por el fragor de la batalla, ninguno de los dos se había dado cuenta de que Krasa estaba al borde del campo de batalla, con una expresión de angustia. La joven hija del conde de Sharaf estaba haciendo acopio de fortaleza para no llorar, no quería que Georgeus percibiera su miedo, prefería perderlo a que terminara muerto.
En ese momento, Georgeus tomó la espada, le sonrió y fue como si retomara nuevas fuerzas, iniciando una vez más la pelea, pese a la herida en el brazo que le estaba sangrando.
Por un tiempo, Carpio se llenó de profunda rabia y atacó demencialmente a Georgeus, provocando que las personas se pusieran de pie; el príncipe de Fontana no tenía permitido perder, así que resistió con aplomo, ese día Georgeus descubrió la importancia de prepararse para los peores escenarios.
Carpio tuvo la oportunidad de atravesar la espada, pero notó la mirada de Krasa, ella aunque muchas veces lo había mirado con ternura, jamás lo había hecho como en ese momento miraba a Georgeus, la dulce chica de ojos grises tenía las manos en su pecho y una mirada de profundo amor; en ese momento pudo darse cuenta de que tal vez podría quedarse con ella, pero su corazón no iba a ser suyo.
Esa pequeña distracción le sirvió a Georgeus para atacar a Carpio y hacer volar la espada del príncipe de Susumira por los aires. Aunque con mucha dificultad, el príncipe de Fontana había ganado el torneo; Carpio solo se alejó del lugar, para irse a los vestidores, molesto por la situación. Mientras que Krasa sin más espera subió al campo de batalla para abrazar a Georgeus; sorprendiendo a varios.
- "Cuidado hermosa, vas a manchar tu vestido con la sangre de este torpe", dijo Georgeus sonriendo, aguantando el dolor.
- "No importa, solo quiero que estés bien, amor mío", comentó Krasa; sin embargo, debieron separarse pronto porque necesitaban atender las heridas del príncipe.
Carpio estaba que hervía de cólera, quería regresar con su espada y acabar con esa al joven príncipe que le estaba robando a la mujer con quién había deseado casarse desde hace mucho; así que estaba regresando por el mismo camino, cuando se encontró con una chica de cabellos castaños, ojos avellanas, y esa mirada furiosa que años más tarde recordaría con otro tipo de sentimiento, a la rabia que estaba experimentando.
- "Con qué así lucía el príncipe de Susumira", comentó Karoly con arco y flecha en mano.
- "Sal de mi camino niñita y deja esas cosas que podrías lastimarte", expresó Carpio molesto.
- "Veo en tu mirada que estás molesto como si alguien te hubiese quitado algo; pero según como lo veo, tú la perdiste", dijo Karoly tirando una flecha que fue casi rozando el rostro del Carpio y cortando un poco de cabello rojo del príncipe de Susumira; "te advierto rojito que no fallé, solo no quise lastimarte, tengo una habilidad natural para la arquería", continuó diciendo Karoly con esa mirada salvaje que ponía cuando alguien se atrevía a molestar a quienes quería, sin medir las consecuencias.
El príncipe Carpio miró a aquella niña, y hubiese querido ponerla a un lado y avanzar; sin embargo, se percató que estaba peleando con una pequeña, sonrió y regresó por sus pasos, tal vez la menuda chica tenía razón, debía calmarse para tomar una mejor decisión.