NovelToon NovelToon
La Brigada Del Páramo

La Brigada Del Páramo

Status: En proceso
Genre:Mafia / Aventura Urbana / Amor-odio / Fantasía épica / Mundo mágico / Polos opuestos enfrentados
Popularitas:471
Nilai: 5
nombre de autor: Bryan x khop

La banda del sur, un grupo criminal que somete a los habitantes de una región abandonada por el estado, hace de las suyas creyéndose los amos de este mundo.
sin embargo, ¡aparecieron un grupo de militares intentando liberar estas tierras! Desafiando la autoridad de la banda del sur comenzando una dualidad.
Máximo un chico común y normal, queda atrapado en medio de estas dos organizaciones, cayendo victima de la guerra por el control territorial. el deberá escoger con cuidado cada decisión que tome.

¿como Maximo resolverá su situación, podrá sobrevivir?

en este mundo, quien tome el poder controlara las vidas de los demás. Máximo es uno entre cien de los que intenta mejorar su vida, se vale usar todo tipo de estrategias para tener poder en este mundo.

NovelToon tiene autorización de Bryan x khop para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 10. se desata la batalla

LOS PROBLEMAS APARECEN

La niebla parecía envolver el campo, un manto gris que obscurecía el horizonte y sumía a los reclutas en una atmósfera asfixiante. Raphael, parado frente a ellos, con una expresión tan implacable como el viento, no necesitaba decir nada más para que todos supieran que la prueba siguiente sería aún más dura. Los murmullos cesaron, pero en sus miradas se podía leer una mezcla de temor y determinación. La pregunta flotaba en el aire, pero nadie la pronunció: ¿Quién caería?

Máximo ajustó su posición, los dedos alrededor del gatillo temblando de manera imperceptible. El peso del arma parecía aumentar con cada respiración, como si la vida misma de él estuviera siendo medida por la precisión de cada disparo. Respiró hondo, sin saber si estaba buscando calma o una razón para seguir adelante. A su alrededor, los otros avanzaban con rapidez, casi con la certeza de que sus movimientos eran ejecutados con la maestría de años de experiencia. Ellos, con la mente fría, lograban lo que a él le resultaba casi imposible. Cada vez que su dedo apretaba el gatillo, la bala volaba lejos de su objetivo. El sonido del disparo era un recordatorio ensordecedor de su incapacidad, y el peso de cada error se acumulaba sobre él como una losa.

Raphael observaba en silencio, sus ojos fijos en el joven. No hacía falta hablar, los detalles lo decían todo: la sudoración, el temblor de sus manos, la respiración irregular. Algo dentro de él se quebró con cada fallo de Máximo, como si cada intento fallido fuera una estaca clavada en su orgullo. El joven no estaba preparado, y eso era una condena más que una oportunidad. “El mundo no perdona fallos”, pensó Raphael, como si sus palabras pudieran aliviar la carga del futuro que se les venía encima.

En la siguiente fase, los reclutas comenzaron a moverse más rápido, pero con una precisión cada vez más errática. La práctica, la repetición y el desgaste les comenzaban a pasar factura. Los ojos de Máximo ardían por la falta de sueño, su cuerpo ya no respondía como antes, y en cada ejercicio se sentía más lejos de la fuerza que todos esperaban de él. La "reacción" se volvía más difícil, más angustiante. El suelo resbaladizo se adhería a sus botas como si intentara detenerlos, y los rápidos movimientos se convertían en un esfuerzo titánico. La niebla y el barro se mezclaban en sus ojos, oscureciendo todo a su paso, borrando cualquier indicio de claridad.

Cuando el comando sonó, un disparo resonó en el aire. Máximo se movió, pero su cuerpo respondió con torpeza, la reacción lenta, la cortina mal formada. Un fallo. Los otros lo ejecutaron con una rapidez casi animal, en perfecta sincronía con el entorno. Mientras tanto, el sudor empapaba su espalda, y el barro se pegaba a su piel, pero era su mente la que más pesaba. La incertidumbre sobre su capacidad para sobrevivir, para enfrentar lo que vendría, se colaba entre sus pensamientos, paralizándolo más que cualquier fatiga física.

Raphael no mostró ni una pizca de compasión. Alzó la vista hacia el horizonte, evaluando el panorama mientras sus pensamientos recorrían una y otra vez los mismos movimientos, los mismos errores. La presión aumentaba, pero la chispa en los ojos de los otros, esa mezcla de desesperación y deseo de victoria, se mantenía encendida, mientras que la de Máximo comenzaba a apagarse lentamente.

Esa noche, el viento trajo consigo una calma tensa. Los cuerpos caían sobre el suelo, y el eco del agotamiento era el único sonido que rompía la quietud. Máximo, en medio de la oscuridad, sintió que la fatiga lo arrastraba, pero su mente seguía dando vueltas, no solo sobre lo que había hecho, sino sobre lo que estaba por venir. La guerra no perdonaba, y su futuro parecía tan incierto como el viento que lo rodeaba.

Las horas pasaban, pero la presión nunca disminuía. Sin saber cuánto tiempo más podría resistir, Máximo se permitió una breve tregua en su mente. Solo un momento de descanso. Un suspiro.

Finalmente, tras días de arduo entrenamiento, Raphael observó a su escuadra con una mezcla de orgullo y autoridad. "Estoy satisfecho, la mayoría ha pasado las pruebas. Aunque uno intentó huir, lograron mantenerse firmes", anunció, su voz grave resonando en el aire mientras ponía fin al curso básico. La victoria sobre sus propios temores y debilidades brillaba en sus rostros, una chispa luminosa que combatía el cansancio acumulado en sus cuerpos. Pero esa luz, ese resplandor, pronto se vería empañado por la llegada de Alexander, un mando cuya presencia imponía respeto inmediato. "Los Demonios del Páramo y nuestros aliados están en combate en Colonia y Celeste. Elias me envió para integrar a los nuevos novatos a mi escuadrón. Necesito a los que pasaron el curso lo más pronto posible", proclamó, su voz inquebrantable, como si no hubiera lugar para dudas.

La noticia golpeó a Raphael con la fuerza de un vendaval, una mezcla de emoción y preocupación naciendo en su pecho. "Finalmente, comenzaremos el ataque hacia esos bandidos del sur", murmuró, una sonrisa asomándose a sus labios, pero la tensión detrás de ella era palpable. En su interior, una tormenta de pensamientos luchaba por salir. La guerra, sus crueldades, los sacrificios que exigía, comenzaban a calar hondo. Había enfrentado batallas antes, pero cada nuevo enfrentamiento traía consigo el peso de la incertidumbre. La idea de perder a los que había entrenado, que ahora formaban parte de su escuadra, lo atormentaba.

Reuniendo a todo el personal, Raphael compartió la nueva misión. "¡Escuadra! ¡Atención! Felicidades a los que han superado el curso. Ahora formarán parte de la unidad de Alexander, y se les armará y equipará según mis recomendaciones. Los que no pasaron, permanecerán bajo mi mando", proclamó, su tono firme, aunque la sombra de algo más lo acompañaba. Sus palabras reverberaron en el aire, haciendo eco de la emoción de los jóvenes. Una mezcla de alivio y miedo brotó entre ellos. Estaban listos para cruzar el umbral hacia la guerra, aunque no podían borrar la incertidumbre que les atenazaba el estómago. Sabían que a partir de ese momento, cada decisión que tomaran podría significar la vida o la muerte, y esa verdad, aunque aterradora, avivaba la llama de su valentía.

--------------

La banda del sur, siempre un paso adelante, se deslizaba por la oscuridad como una serpiente acechando a su presa. Su ejército, una sombra interminable, se extendía por las fronteras de Celeste, el metal de sus armas y armaduras brillando bajo la luna como estrellas distantes. En el aire, la sensación de peligro era palpable, como un viento cargado de promesas de guerra. Rumores, como ecos de un trueno lejano, recorrían las tierras: la banda del sur estaba cerca. Nadie sabía a ciencia cierta si su inminente ataque llegaría por la mañana o la noche, pero lo único claro era que la tormenta estaba por desatarse. Los bandoleros, implacables y sedientos de poder, no dejarían piedra sobre piedra, y sus ojos, brillando de ambición, ya veían el control de la región de Colonia como suyo.

-------------

La noche antes de la batalla se coló entre las sombras del campamento, trayendo consigo un silencio inquietante. Los jóvenes, ahora soldados, se reunían alrededor de pequeñas fogatas, sus rostros iluminados solo por el resplandor titilante de las llamas. La conversación fluía en forma de historias antiguas y bromas nerviosas, como si esas palabras pudieran alejar la sensación de vacío que los invadía. Sin embargo, entre las risas forzadas, algo más se movía, como una corriente subterránea de tensión. Cada broma que se lanzaba al aire se evaporaba al instante, incapaz de ocultar el miedo que se arrastraba entre ellos, un miedo que no se decía en voz alta, pero que se sentía en la manera en que los ojos evitaban mirarse demasiado tiempo, en cómo las manos se mantenían inquietas, como si esperaran algo más.

Máximo no podía dejar de observar. A su alrededor, todo parecía suceder a una velocidad que lo sobrepasaba. Los demás no sabían, no podían saber, lo que él sentía. La incertidumbre lo envolvía, y cada segundo que pasaba en esa fogata se sentía como un suspiro en la boca de un gigante dormido. Sabía que lo que sucediera al amanecer cambiaría todo. Lo sentía en el aire, en la forma en que los sonidos nocturnos parecían más lejanos, como si el mundo estuviera conteniendo el aliento. En ese momento, se aferraba a la camaradería, al contacto de hombros, al murmullo de voces amigas. Pero sabía que no importaba cuántas bromas se dijeran, cuántos chistes se compartieran; al día siguiente, la guerra no sería solo algo que se pudiera esquivar. La muerte, la gloria, la pérdida...

La niebla cayó sobre el poblado de Colonia, envolviendo cada rincón en un manto gris que parecía devorar la luz. Las casas, apenas visibles, brillaban a través de la densidad del aire, como fantasmas atrapados entre la niebla y el silencio. Desde las ventanas, las sombras de los hombres se despedían, sus rostros tensos y sus manos apretando con fuerza a sus familias. Un abrazo apretado, un beso que rozaba la piel, y luego, con un suspiro profundo, ellos se iban. Dejaban atrás todo lo que habían construido, las vidas forjadas entre luchas y sacrificios. Y ahora, ese hogar tan arduamente defendido, estaba de nuevo en peligro.

Eran los Demonios del Páramo, hombres que habían pagado el precio de su existencia con sangre, sudor y años de guerra. Gracias a sus conquistas, Colonia era suya, pero la amenaza no cesaba. La guerra nunca lo hacía. Las mujeres se quedaban, firmes, en las casas, mientras ellos marchaban al frente, como si el amor por su familia fuera el último refugio en este mundo en ruinas.

La niebla se espesaba, difuminando el camino mientras el rocío se asentaba sobre todo lo que tocaba. Las ventanas de las casas se empañaban, y el aire, denso y frío, se sentía en cada respiración. La quietud de la noche era palpable, un silencio visceral que envolvía todo, tan profundo que podía sentirse en la piel. Las montañas, gigantes que rodeaban Colonia, parecían moverse, como si la niebla las hiciera respirar, mientras los árboles goteaban su humedad en el suelo. La selva montañosa, que abrazaba la región, era una prisión natural y, al mismo tiempo, un refugio.

En sus entrañas, la brigada del Páramo dormía. Los hombres, sumidos en el sueño, pero siempre alerta, respiraban el aire cargado de humedad y oxígeno puro. En ese lugar, el miedo y la calma se entrelazaban, como dos caras de la misma moneda. Sabían que la guerra nunca les daría tregua, pero también sabían que no había otro lugar en el que pudieran estar. La selva era su casa, el campo de batalla su destino. Y mientras la niebla cubría todo a su alrededor, ellos descansaban, tranquilos en su preparación, conscientes de que, en cualquier momento, tendrían que salir a luchar por todo lo que amaban.

CONTINUARÁ......

1
Phone Oppo
Me enganchó, más capítulos bendiciones
Bryan x Koph: puedes seguirnos para no perderte ni un capítulo/Ok/
total 1 replies
Hebe
💕¡Estoy enamorada de tu historia! Los giros inesperados me mantuvieron intrigada hasta el final.
Madie 66
Me gustó, los personajes son fascinantes
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play