Cásate Conmigo

Latifa: Bueno… ¿qué te pareció? Linda, quisquillosa y aterradora, ¿no?

Zaid: ¡Qué cosas dices! Ella es un ángel, viste cómo abrazó el libro cuando se lo di… es como si me abrazara también…

Latifa: (Suspira resignada) Ahhh, el amor… te hace ver las cosas tan… distorsionadas… recuérdame buscar un buen oftalmólogo para ti… pero bueno, vayamos a lo importante, ¿pudiste ver lo que te encargué?

Zaid: Sí, como me pediste aposté la moneda de oro que me diste, todo el mundo se burló de mí… pero quedó registrada la opción…

Latifa: Perfecto, hoy ¿podrías duplicar la apuesta? (le da una nueva moneda de oro) y ¿entregarle esto al joven Caiden?

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Más tarde, en la sala de juegos del dormitorio de los chicos Zaid encontró a Caiden y le entregó el paquete que le mandó Latifa, y se dirigió al sitio, duplicando con una nueva moneda de oro su apuesta.

Pronto Caiden se paró junto a él y solicitó cambiar su apuesta de la próxima semana a la última semana de clases. Aunque la nota que Latifa le mandó decía “En tu lugar seguiría a Zaid”, junto con el reloj de su abuelo, prefirió ir a la segura y cambiar la opción a la última semana de clases, porque este gesto le hace saber que definitivamente la chica no actuará pronto.

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En la escuela pronto se supo que el Príncipe visitó personalmente a la joven Salma Durand en el marquesado, era la primera vez que se dirigía oficialmente a convivir con una de las candidatas a Princesa heredera, lo que afianzó la confianza de los marqueses de haber tomado la decisión correcta al expulsar a Latifa.

Según los chismes, ese día, Salomón tomó el té con la joven y la acompañó en un largo paseo por los jardines de la mansión, se dice que hablaron por mucho tiempo, aunque nadie sabe lo que dijeron, para todos era evidente que dicha visita era el preámbulo de su confirmación como novia del Príncipe.

Sin embargo, el siguiente fin de semana llegó en una visita oficial a la casa del Primer Ministro para convivir con Naya Palacios, de esta interacción se supieron menos detalles, pero se dice no duró lo mismo, aunque sí platicó con ella tomando el té y caminó por los jardines.

Al mismo tiempo, esa semana, al marquesado Leibe llegaron los tíos Hayat y Luyain, ambos eran los hermanos menores de mi madre y son gemelos. Ambos trajeron a sus familias y aunque aun no tienen hijos, me enteré de que Luyain es el mayor de ellos, pero el último en casarse, lo hizo hace un año, lamentó que no fuéramos a la boda, pero también me dijeron que desde que contrajo nupcias con mi padre, mi mamá nunca regresó a la familia Leibe, ni se puso en contacto con ellos.

Luyain: Mi hermano está dedicado al comercio en el puerto de Nima, los más grandes almacenes que veas ahí pertenecen a la familia Leibe.

Hayat: Y mi hermano es Capitán General de las tropas que protegen el territorio. De hecho, estuvo en la guerra y es muy apreciado por el Rey.

Latifa: Wow, me encantaría aprender muchas cosas de ambos… tío Luyain, ¿podrías enseñarme a pelear con la espada y defensa personal? Una chica siempre debe estar lista para defender su honor, no siempre se puede pensar que llegará un caballero a rescatarla.

Luyain: Claro peque, veo que mamá tenía razón, tienes ideas radicales, pero entonces… ¿qué pasa con el Príncipe heredero? ¿Ya no quieres ser su esposa?

Latifa: No, ni quiero ni tengo posibilidades, jejejeje. Hace tiempo me rendí con él, así que ahora lo que quiero es emprender un negocio y ganar mi propio dinero, pero en este mundo no se sabe cuándo puede uno ser atacado, así que debo aprender defensa personal. No te preocupes tío, he comenzado a hacer ejercicio y confío en que puedo aprender lo básico pronto.

Hayar: Si lo que quieres es emprender un negocio entonces yo te ayudaré en lo que pueda, puedo enseñarte cómo manejar las tiendas y a la gente, cuando desees nuestra ayuda con gusto estaremos a tu disposición. Promete que nos visitarás en nuestras casas pronto, nos encantará recibirte.

Latifa: ¡Mil gracias tíos! Si no les molesta entonces, tío Luyain, ¿podría visitarte la próxima semana para mis primeras clases?

Luyain: ¡Claro peque!, con gusto… si quieres mañana mismo empezamos y así te dejaré tu primera tarea que revisaré la próxima semana.

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