Ella solo quería obtener el trabajo soñado, ser maestra titular del Colegio Internacional para señoritas, pero solo consiguió ser la suplente, pero no solo eso, nunca pensó tener que soportar a los padres, caprichosos y llenos de poder que harían que la despidieran.
El haría cualquiera cosa para complacer a su pequeña hija, incluso conseguir a su querida maestra.
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Solo debía ignorarla
Franco
— ¿Quién es? — Mi amigo Robert vino a la casa a buscar unos contratos de ventas de unos terrenos que acabamos de negociar.
Eran unos terrenos sin uso y conseguimos que unos inversionistas se interesaron para construir un complejo habitacional. Un buen negocio que nos deja a ambos una excelente comisión.
— ¿Quien? — le pregunto mientras yo veo la pantalla de mi computadora y sin darme cuenta que él mira por la ventana.
Hago lo mismo que él. Veo a la maestra con Ghinger y su hija en el jardín. En ocasiones hacen picnic en el jardín las tres, una de las actividades que disfruta mucho mi hija.
— La nueva tutora de Ghinger — respondió y miró con atención.
A veces prefiero no hacerlo, pero es inevitable cuando está con mi hija, y noto que le habla de una manera cariñosa y dulce, y en ocasiones le muestra autoridad sin tratarla mal. Es una buena mujer, y ¿su hija? Me hace gracia la manera en que imita a Ghinger en todo, cuando me dice papi, me hace recordar a mi hija hace unos años atrás.
— ¿Y esa niña que está con ellas? — Robert siente curiosidad, por eso prefiero mantenerla en secreto, no quiero dar explicaciones sobre ella y su hija. Yo sé que el papá de Alison es un hombre casado que ella esconde, no sé si para no tener problemas con la familia de su amante o porque él la rechazó luego de embarazarse. El caso es que sé que ella no tiene comunicación con él.
— Es su hija — respondo y vuelvo al escritorio — aquí está todo — vuelvo al trabajo. Quiero cambiar el interés de mi amigo por la maestra.
— ¿Hmm? Ah… ok — le entrego los papeles — que, ¿está divorciada o está casada?
— ¿De que hablas? — finjo que no se que sigue con el tema de la maestra.
— La tutora — vuelve a la ventana — se ve buena ¿no?
— Es la tutora de mi hija Robert, ¡por favor! — levato mis hombros mostrando desinterés.
— Pero no eres ciego —:dice mi amigo y se ríe.
— Sabes que si tiene que ver con Ghinger es distinto todo — aseguro con desinterés.
— ¡Por eso te c0g1st3s a las mamás? Saben que hicieron un grupo de las mamás del colegio: Las mamás que se c0g10 Franco Rossi — dice y se ríe.
Pongo los ojos en blanco.
— Eso fue un error — mi amigo me mira con su cara de burla que conozco muy bien — ok fueron varios errores, pero ya no lo hago más. Fue para tapar algunas bocas.
— Si claro, metiendo tu cosa en ellas— mi amigo ríe y no puedo evitar hacerlo también.
— Fue una idiotez de mi parte, no sabía que muchas eran tan locas — quitarmelas de encima después de eso, fue lo más difícil.
— Aparentan ser esposas y madres felices, pero están horriblementes frustradas — lo miro levantando mi ceja.
— Soy soltero y sé lo difícil que son esas mujeres — apoya su cadera del escritorio — los maridos son hombres que hacen mucho dinero, pero no saben complacerlas bien. Entonces llega un con sus encantos y se creen tus dueñas. Juro no volver a caer — dice levantando su mano derecha para validar su juramento
— Como la señora Chow que le hizo comprar a su esposo, varias casas, solo para que te la satisfagas tu, en cada una de ellas mientras se las mostrabas — río al recordar como mi amigo luego de la segunda vez, dijo que no volvería hacerlo y cayó dos más.
— Esos errores que se repiten pero siguen siendo errores — tapa su cara con la mano como si sintiera vergüenza pero ríe — juro que fue muy buen sexo, pero no sabía que estaba loca. Su esposo casi me demanda porque decía que la manipulaba.
— Manipulaba tu miembro, muy bien — río y el se tapa la cara con las dos manos.
— Por eso no lo volveré hacerlo con una cliente — lo veo que mira hacia la ventana — ¿entonces no me dirás si está casada?
Suspiro
— ¡Vete! Te quiero lejos de mi casa y de la tutora de mi hija. — me levanto y lo empujó.
Lo saco de mi estudio y bajo con él mientras lo empujaba, pero al llegar a la planta baja, ella estaba ahí. Nos mira a los dos y la miramos del mismo modo. Llevaba un vestido que se le notaba mucho el pecho y los hombros llenos de pecas.
No sabía que me gustaron tanto las mujeres con pecas en su cuerpo hasta que la ví a ella esa tarde.
— Robert Klinsmann — mi amigo le estira la mano y ella confundida se la recibe — asesor inmobiliario por si deseas comprar algo que necesites — yo lo golpeé en el hombro.
— Solo es un amigo idiota que tengo — digo y lo empujó para sacarlo de ahí.
Ella me mira con esa seriedad que siempre tiene. Solo la veo sonreír con las niñas, pero si estoy yo presente jamás me muestra su sonrisa.
— No me dijo su nombre — insiste Robert y lo agarró con fuerza.
— No necesita saberlo — llegamos a la salida y lo acompañó a su vehículo.
— ¿Viste sus pecas? ¡Vaya! — suspiro, si las ví, y es lo único en lo que pienso ahora.
— Llévame a la oficina el contrato firmado — le digo y me mira
— ¿No quieres que vuelva y me encuentre, cierto? — rie — te gusta para ti, lo sé.
— Te dije que tiene que ver con Ghinger, no la tocaré — debo saber que no pasara nada, ¡no!
— Pero yo podría, me sacrificó por ti — le golpeó la cabeza.
— Idiota, ¡vete!
— Bien… Bien , ya entendí. Nada con la tutora — se sube a su auto. — ¿pero no te parece que es una tentación?
Me inclino en la puerta y lo miro serio.
— ¡Vete! Y no jodas más — él me mira mientras ríe.
— ¡Pillín! ya le pusiste el ojo y otras cosas más — quise golpearlo pero no me dejó. Cerró la ventanilla y arrancó.
Ha pasado un mes desde que la maestra está aquí y no quise detallarla mucho, trataba de ignorarla y no pensar en que era bonita. Pero hoy mi amigo Robert me hizo romper ese cristal que había puesto entre ella para solo verla como otra mujer más.