Sonia está perdidamente enamorada del mejor amigo de su hermano. Dante es 8 años más grande que ella por lo que sólo la ve cómo una niña.
A Sonia no le importa y cómo la vea el. Siempre está tratando de ganarselo. Pero al cumplir los 18 años de da por vencida ya que el se compromete con una mujer que aparentemente es perfecta.
Sonia decide dejar de ser una arrastrada y sale del país con el corazón roto. Y con la importante decisión de enamorarse de alguien más.
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Encuentro.
...Tres años después....
Me gradué con honores. Digna hija de un arquitecto. Mi padre y hermano vinieron a mi graduación.
— Felicidades. — Me abrazó mi hermano.
— Gracias.
— Hija estoy orgulloso.
— Gracias padre. Tú orgullo es muy importante para mí.
Cristián y su madre también vinieron a felicitarme. El se graduó en artes plásticas pero su graduación fue una hora antes que la mía.
Nos fuimos de fiesta y mi hermano dijo que se iría más temprano. Tenía que arreglar una junta en México. Me enojé con el por irse a mitad de la fiesta pero prometió que volvería en unos días.
— Papá. ¿Puedo pedirte algo cómo regaló de graduación.?
— Lo que tú quieras mi princesa.
— Quiero que pagues la cirugía de Cristián. El tiene muchas posibilidades de caminar y...
— No.
— ¿Qué? — El nunca me niega nada que pasa ahora.
— Lo que sea para ti pero no para alguien más. Te deje claro que no quería que repirieras las misma historia.
— Papá no estoy enamorada de Cristián. El es mi mejor amigo. Y lo adoró. Por eso te lo pido. Por favor.
Después de escuchar mi argumento aceptó. Si tengo algunos sentimientos por Cristian. Digo no soy de piedra estuve cuatro años con ese chico. Me enamoré de él pero no quiero perderlo y declararle mi amor sería hacer la misma estupidez que hize con Dante.
Después de la fiesta regresamos al departamento. Me quité los tacones y me dormí en mi camita.
Al día siguiente salí a desayunar con mi padre.
— ¿Qué planeas hija? ¿Volverás a México?
— No. Me quedaré a vivir aquí. Conseguí trabajó en el lugar dónde hice mis prácticas.
— ¿Ya lo decidiste?
— Si.
El aceptó mi decisión. Paseamos por la ciudad, me llevó de compras y después al departamento. Cenamos con Cristián y su madre y me fuí a dormir.
Días después.
Cómo a las 3 de la mañana me despertó el sonido de mi mi teléfono.
— Hello. — No ví el número por lo que respondí en inglés.
— Sonia tú hermano tuvo un accidente. Tienes que venir. — Era la novia de mi hermano.
— ¿Qué? ¿Un accidente? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿El está bien?
— Está internado. Ven a verlo.
Me levanté busqué algo cómodo, me lo puse y salí para el aeropuerto. No pude dormir a pesar de que era un viaje muy largo.
Al llegar a México busqué el hospital y me informaron que mi hermano estaba en observaciones, y lo más seguro es que no pasará la noche.
Oír eso hizo que mi corazón saltará de miedo. Pero me calmé. El es un hombre fuerte. Si va pasar la noche. Me quedé ahí con el. Al día siguiente los doctores me dieron la peor noticia de mi vida.
Mi hermano había muerto. Me negaba a aceptarlo. Era mi único hermano y ahora no lo tengo.
— Por favor dígame qué es una broma. Por favor.
— Lo siento señorita. Es la verdad.
Tanto mi padre cómo yo estábamos destrozados. La novia de mi hermano se desmayó de la impresión. La llevaron a una habitación para revisarla y para sorpresa mía seré tía.
Ella se puso feliz al escuchar la noticia pero también lloró al pensar que Fabián no estará aquí para recibir a su bebé.
Le sugerí que se fuera a vivir con nosotros. Ella es una chica de bajos recursos. Mi hermano la conoció en un restaurante y según tengo entendido sólo tiene un abuelo. Ella se negó pero con mi poder de convencimiento lograría que aceptará. Ese niño es el retoño de mi hermano y nada le faltaría. De eso me encargaba yo.
Mi padre le pidió a uno de sus empleados organizar el funeral. Yo no venía preparada así que fui a comprar algo negro. Ese color no me gusta por lo que no tengo casi nada de eso en mi armario. Además dudaba que me siguiera quedando algo de lo que deje en casa de mi padre. Mi cuerpo cambió en estos años.
Entré a una tienda no tenía muchas ganas de comprar, sólo elegiría algo para el funeral y algo para quedarme unos días aquí.
Para mí sorpresa me tropecé con Dante. Se veía igual de guapo que siempre. Si no fuera por Cristian mi corazón empezaría a saltar cómo lo hacía antes.
...Dante....
Venía caminando un poco distraído cuándo tropecé con una chica.
— Lo siento. — Me disculpé y voltee a verla. Era hermosa. Muy hermosa. Tanto que me dejó sin aliento.
— No hay problema. — Recogió su bolsa y se levantó.
— ¿Estás bien?
— Sólo fue un tropezón.
— Pero su brazo está sangrando.
— ¿Qué? — Se volteó a ver el brazo. — Es una herida pequeña. Y no me la provocó usted.
— ¿No quiere ir al médico para que la revisen.?
— No. He tenido peores heridas y no tuve que ir al médico para que sanarán. — Sentí que eso fue un reclamo. Pero no la conozco, ¿Porqué tendría que reclamarme algo una extraña?
...Sonia....
Está sangre ni siquiera es mía. Pero no le quise aclarar porque no es importante.
Compré la ropa que necesitaba y me fuí a mi casa. Me cambié y le dí ropa a mi cuñada para que se cambiará.
— Gracias.
— No tiene que. Eres mi familia.
— Nunca me casé con tu hermano.
— Pero el te amaba. Lo hiciste sentar cabeza. Algo que muchas intentaron pero ninguna logró.
— Tú hermano era muy divertido. Y te adoraba. Siempre me hablaba de ti.
— Yo le exigí que lo hiciera. Cuándo iba a Inglaterra sólo decía Alejandra esto Alejandra el otro. Honestamente me tenía arta con ese nombre.
Ella se rió.
— Supongo que mis amigas pensaran lo mismo. No había día que no les hablará sobre el.
— Tal vez.
— Me parece mentira que esté muerto.
— Tenemos que ser fuertes y asimilar todo ésto.
— Lo voy a intentar. Por mi bebé. — Se acarició la barriga plana.
— Cámbiate. Voy a esperar abajo.
— Está bien. — Bajé para recibir las condolencias de las personas que vinieron. Para mí sorpresa también vino Dante, con la estúpida de su novia.
Se acercaron a mi padre, el aceptó el abrazó pero noté su incomodidad.
— Padre. — Me acerqué para que la tipa esa quitara sus arquerosas manos de mi padre.
— ¿Tú? — Dante me observó con un poco de desconcierto.
— ¿La conoces? — Preguntó su novia.
— Claro que me conoce. Nos conocimos desde que yo nací.
— ¿Sonia? — Dijo finalmente. Sabía que era estúpida pero no imaginé que tanto.
— Hola Sandra. Gracias por venir a dar tus condolencias. Dante. — Voltee a verlo. — Sigues igual de guapo.
— No puedo creer que seas tú. — Todavía había incredulidad en su mirada.
— Estoy un poco diferente.
— Muy diferente. — Aseguró el. Mi teléfono sonó.
— Disculpen. — Tomé la llamada y salí al jardín.
— He estado tratando de llamarte todo el día. Te envié mensajes y nada. ¿Dónde estás? — Cristian parecía molestó y preocupado.
— En México.
— ¿Qué haces ahí?
— Mi hermano tuvo un accidente.
— Lo siento. Ojalá se recupere pronto.
— Murió.
— ¿Qué?
— Estoy en el funeral ahora. — Hablar de eso me hizo daño. Derramé unas lágrimas. Allá dentro no puedo llorar pero con Cristian si puedo hacerlo. Es mi mejor amigo y siempre sabe entenderme.
— Lo siento mucho.
— Me gustaría que estuvieras aquí. Te extraño.
— También me gustaría estar contigo.
— ¿Aquí estabas? — La voz de Sandra sonó.
— Te llamo después. — Colgué el teléfono y limpié mis lágrimas. Después ya calmada voltee a ver a mi ex némesis. — ¿Me buscabas?
— Si.
— Ya me diste las condolencias.
— No te busqué para eso.
— ¿Entonces para qué?
— Mantente alejada de Dante.
— ¿Qué te hace pensar que quiero estar cerca el?
— Tú encuentro "casual" de esta mañana. — Dijo con ironía. Seguro piensa que yo lo planee.
— ¿Crees que en un momento cómo esté voy a planear un encuentro "casual"?
— Yo no sé que seas capaz de hacer o no. Sólo mantén tu distancia al igual que lo has hecho estos años.
— ¿Porqué? No me digas que tienes miedo de que te lo quité. — Entré tanta desgracia me sacó una sonrisa. Pero una falsa.
— ¿Tú? — Me observo con desden. — Te vez diferente pero no pienses que por un par de tetas bonitas me lo vas a quitar.
— Supongo que no. Aunque con el es lo que funciona. Porqué el no sabe valorar a las mujeres que están a su lado en las buenas y en las malas. El sólo sabe valorar la belleza física y a las mujeres que le hacer un buen oral. — La miré fijamente para que entendiera que hablaba de ella y sólo de ella.