Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.
NovelToon tiene autorización de Mel G. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
PRIMERA NOCHE JUNTOS.
...Santos:...
El día había sido largo, el momento de ir a dormir se acercaba, lo más probable es que Recahel quisiera seguir durmiendo aparte, pero si eso pasaba entonces todo lo que hemos hecho terminaría por desplomarse.
— ¡Que pases buenas noches!— Dijé, para marcharme a mi habitación.
— Santos. — Me llamó.— ¿Podémos hablar un momento?
Accedí.
Me dejo entrar a la habitacion.
— ¿Que has pensado con respecto a las condiciones del testamento? — Me preguntó nerviosa.
Resoplé tomando asiento. — Yo haré lo que tu necites que haga. — Ya lo dijé, sería un maldito esclavo a su merced.
— ¿Te das cuanta de lo que nos están pidiendo? — Imginó que hacía referencia a lo de tener un hijo.
Mi excitación se disparó sólo ante la idea de estar dentro de ella. — Si, me doy cuenta.
—¿Eso no te molesta?
—¿Por que? ¿A ti si? — Regresé la pregunta.
— No, no es eso, es sólo que seria extraño ¿no crees?
Entendía por que a ella podia parecerle extraño.
Me observó con detenimiento, como si quisiera descubrir algo.
— Reachel si no quieres cumplir con la condiciones esta bien. — Mordió su labio inferior, tuve que controlar un impulso de besarla. Después de haberlo hecho esta mañana sería más difícil controlarme. — Está bien veremos la manera de engañar a ese hombre. — Le dijé para que estuviera tranquila.
Comence a marcharme hacia la puerta.
— ¿Y si te quedas a dormir? — Escuché detras de mi.
¡Dios Santo! en cualquier momento iba a perder el control.
Me giré lentamente para observarla.
— Reachel. — Dijé casi como un susurro.
— Solo será dormir. Te lo aseguro. — Comentó rápidamente ella.
Podia ver que en su mirada ella había timidez, se notaba el trabajo que le costaba haber pedido eso.
— Está bien.
Espero no arrepentirme de esto.
Comenzamos a prepararnos para dormir, ella estaba en el baño y yo esperando a que ella saliera. Tuve que quitarme el estúpido reloj por que no dejaba de sonar.
¡Trágame tierra!
Reachel salió con un pequeño camisón.
La seguí con la mirada, apunto de perder el control de mis impulsos.
Colóco una pierna sobre una silla y comenzó a untarse crema para el cuerpo.
Ella me estaba atormentando, me fui directamente al baño cerrando la puerta con seguro, como si eso pudiera detenerme.
Me di una ducha de agua fría, hasta que la excitación bajó.
...****************...
...Reachel:...
¿Que diablos estaba haciendo? Tuve un impulso de seducir a Santos, e hice una locura como esta. Solo espero que el no no lo haya notado o me moriría de la vergüenza, lo más seguro es que no, ya que entro al baño imediatamente después.
Soy una idiota.
Termine de prepararme para dormir y Santos extrañamente se había tardado en salir.
Salió con una playera y un pantalón de pijama puesto, hasta de esa forma se veia hermoso.
El pasaba la toalla por su cabello mojado.
Yo estaba acurrucada tapada hasta el cuello.
— Te vez muy graciosa. — Dijó con una sonrisa en sus labios.
Comenzó tomár almohadas de la cama y una sábana.
— ¿Que haces? — Le pregunté.
— Dormiré en el sofá.
— Santos por Dios la cama es enorme, ambos podémos dormir aquí perfectamente.
— No quiero incomodarte. — Hizo un gesto con la mano.
— No me incomodas.
Arqueo sus hermosas cejas pobladas.
— ¿Y por que estás tapada hasta la cabeza? .
Me quede pensando que decir.
— ¡Ay ya! — Me senté en la cama. El se puso serio. — Ven a dormir aquí, por favor. — Junte mis manos e hice el puchero que siempre hacía cuando quería convencerlo de hacer algo por mi.
Levantó una ceja. — Está bien. — Se resignó. — Sabes que no puedo decir que no cuando pones esa cara.
Le abri espacio en la cama.
Se dirigió al lado derecho de esta y se metió entre las sábanas.
Cuando se acosto puso un brazo detrás de su cabeza y la otra mano en su pecho, sus dedos se movían inquietos de arriba abajo.
Lo escuché suspirar.
— Esto me recuerda esa mucho a cuando éramos niños y te quedabas en casa a dormir con Elliot, yo iba y me entrometía entre ustedes para dormir.
— Es verdad, aunque después crecimos y dejaste de hacerlo, además yo tuve que mudarme con ustedes cuando murieron mis padres. — Dijó un poco melancólico.
— Se que los extrañas mucho. Aun recuerdo cuando, ya llevabas dos días en casa, y papá y mamá llegaron a hablar contigo. Después de eso fue el funeral de tus padres. Estabas muy triste.
— Tu siempre estuviste conmigo.
— Nunca me gusto verte triste. — Hice una pausa. — Me dolió mucho cuando Elliot y tu se fueron de casa.
— Lamentó haberte dejado, pero era insoportable vivir con tu hermano y tu madre no nos dejaria llevarte con nosotros.
— Si entiendo.
— ¿Recuerdas esa última pelea que provocó que Elliot y yo nos fuéramos? — Preguntó divertido.
— ¡Ay si! creí que iban a matarse. — Pusé una mano en mi frente. — Hasta mi madre salió golpeada en esa ocacion, fue una suerte que Daniel y Edmundo estuvieran ahí, aunque les costó trabajo separarlos. — Ellos era empleados de la casa.
— Eran otros tiempos.
— No tengo sueño. — Le dijé en realidad me estaba divirtiendo recordando esostiempos.
— ¿Y si vemos una película? — Me preguntó. — Vamos a ver una de acción.
— No, no una romántica. — Pedí.
— No, tu siempre lloras Reachel. — Se quejó.
— Está vez no, será una linda, con un final feliz, lo prometo. — Me inque sobre la cama implorándo.
— Maldita sea, me manejas a tu antojo.
Celebre.
El saco un control de no se donde y presionó un botón.
Una pared electronica con un segundo fondo reveló una gran pantalla.
— Juro que si no lo veo ni en cuenta que esta ahí. — Exclamé sorprendida.
Se encogió de hombros.
— ¿Que película veremos?
— Orgullo y Prejuicio.
— ¿Otra vez?
— Si es que me encanta. —Resopló resignado. — ¡Oh! Ire por palomitas, así será como en el los viejos tiempos. — Salí de la habitación a toda prisa, estaba emocionada iba a ver una película con Santos.
Me di cuenta que me importó muy poco que aun llevaba el pequeño camisón.
Yo estaba en la cocina y comence a buscar las palomitas para hacerlas.
Diablos nunca entraba a la cocina me tomaría una enternidad encontrarlas.
Comence a buscar como loca, ¡ay! Era enorme.
— Nececitas ayuda. — Me sobresalté estaba muy concentrada buscando.
— Si, no se donde están las palomitas. — Santos se acercó lentamente desde el umbral de la puerta. Se veia sexy con tan poca luz.
Se paró justo frente a mi a unos centímetros, se agachó lentamente, mi respiración se comenzó a cortar, pero me obligue a calmarme.
Abrió uno de los cajones y sacó algo.
— Aquí están. — Me dijó a modo de susurro.
— Gracias no las había visto. — Las tomé y me dirigí al microondas.
Tecleé y las palomitas comenzaron a hacerse.
El estaba recargado de espalda en la barra de la cocina, con sus manos sobre ella, yo no sabía hacia dónde mirar.
Una palomita se escuchó detonar, me sobresalte mucho, no se por que mi corazón comenzó a acelerarse.
Algo en mi se asustaba con cada explosión se escuchaba del aparato.
El ruido comenzó hacerse más frecuente, comence a sentir que me faltaba el aire.
No entendía que me estaba pasando.
— ¿Reachel estas bien? — Se acercó Santos preocupado.
Las imágenes del día del tiroteo comenzaron a pasar por mis cabeza.
— No puedo respirar.— Jadeé
— Reachel tranquila, respira conmigo. — El comenzó a respirar de manera lenta y pausada para que lo siguiera.
—Siento que me voy a morir. — Pegó su frente con la mía.
No estaba exagerando, era la primera vez que sentía algo tan horrible.
— Tranquila todo va estar bien, sigue respirando.
Lo abrace, su contacto físico de alguna manera me hacia bien, nuestras narices se jutaron.
Comence a respirarse junto con el.
El me tenia prisionera en sus brazos, podia decirse que prácticamente me esta sosteniendo.
Cerramos la poca distancia que quedaba y nos besamos.
Su beso era lento y podría jurar que apasionado, por Dios me encantaban sus besos, he besado a otros chicos pero jamás me hicieron sentir lo que ahora o en la mañana.
Mi párte baja comenzó a palpitar, eso me gustaba, era algo que solo el podia provocar.
Siempre soñé con tenerlo así, pero me parecia imposible. ¿Sera que puede ser que por lo menos haya podido despertar un pequeño sentimiento romántico hacia mi?
El beso fue cesando.
— ¿Estas? ¿Mejor? — Lo escuche tragar saliva.
— Si creo.
Las palomitas ya se habían detenido.
— Lo lamento, no sabía como hacerte sentir mejor.
— Está bien yo entiendo. — Estaba loco, yo estaría encantada de que él me tomara y me hiciera lo que quisiera.
Nos separamos.
— Esperame arriba yo llevare las palomitas.
Asenti y subi a la habitación.
Que tonta, ¿en verdad creí que me iba a confesar algo?
¿Y si lo hacía yo? No, es más que obvio que solo se dejó llevar por el momento. El quería distraerme de lo que pasaba.
Subí a la habitación, poco después el entro con el tazón de palomitas y esa sonrisa que me enloquecía.
Se metió a la cama y la película estaba lista para comenzar a verla.
— Me quedan muy lejos las palomitas— Estreche mis ojos. — El se acercó y me acurruqué.
Era una descarada, le estaba coqueteando.
Comenzamos a ver la película y no supe cuando fue que me quede dormida.
...****************...
Me levanté, quise moverme pero sentí un pesado brazo sobre mi, Santos me estaba abrazando por la espalda, me moví un poco y soltó gruñido.
— Santos, Santos. — Se despertó
— ¿Que pasa? — Se escuchó adormilado.
— Nececito ir al baño.
Se quedó dormido de nuevo.
Comence a tratar de moverme para safarme.
— No te muevas. — Se escuchó su voz grutural.
— Santos de verdad nececito ir al baño. — Me moví un poco más, después de uno o dos movimientos me paralicé. — Santos — Jadeé.
— Te lo advertí— Dijó con el rostro escondído.
No te asustes como una niña chiquita, es normal que los hombres se levanten así por la mañana, escuche muchas veces a Ceren decir eso.
Suspire profundo.
Poco a poco se acomodó sin mirarme, tambien me daba vergüenza mirarlo.
Lentamente me liberó y pude levantarme para ir al baño.
Un día de estos iba por terminar soltando todo y lo iba ah echar a perder.
...****************...
A la hora de la comida, Santos y yo fuimos a comer con Romina, para hablar formalmente del proyecto.
— Reachel.— Era Ceren que estaba en el mismo restaurante que nosotros con Catalina.
— Ceren.
— Reachel ¿que haces aquí con Romina? no sabía que fueran tan amigas.
— Ustedes saben que trabajamos juntas.
— Pero no sabíamos que salían juntas a comer, pero que se puede esperar de una mujer que casa con el chico que le gusta a su mejor amiga.
— ¿En serio Ceren? ¿ tú me estás juzgando? — Le dirigí una mirada molesta. — Chicas hemos sido amigas desde la infancia ¿Por que se han estado comportando así conmigo? Creo que la tres podemos sentarnos a hablar sobre lo que paso.
Ceren tambien se había equivocado, habi besado a Santos, pero estaba segura de que ella jamás lo reconocería.
— Catalina no ha querido hablar contigo y yo la apoyo.
— Catalina, me gustaría hablar contigo después.— Le pedí.
Ella me observó y después a Santos, solo dio media vuelta y se fue.
— Parece que no quiere hablar contigo, mala amiga. — Se burló Ceren.
— ¿Que diablos, les pasa? — Pregunté confundida.
— No te preocupes, se solucionarán las cosas con ellas.
— No, haría mucho por recuperar la amistad de Ceren. — Agregó Romina mientras veia el menú despreocupada, todo el tiempo estuvó ignorando la situación con las chicas.
— ¿Por que? — Fruncí el seño.
— Ella no es tu verdadera amiga.
— Oye, se que ellas no te caen bien y tienes sus errores, pero son buenas chicas.
— Como digas.
Comenzamos hablar de trabajo.
Santos recibió una llamada y se tuvó que levantar para responder.
Cuando volvió tenía una cara de preocupación.
— ¿Que pasa?
— Hay un problema con una de las obras, hubo un derrumbe y es grave, voy a tener que viajar.
— ¿Pero, que tan malo es? — Pregunté preocupada.
— Es grave tres empleados perdieron la vida.