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El Imperio De La Mafia

El Imperio De La Mafia

Status: Terminada
Genre:Mafia / Traiciones y engaños / Amor en la guerra / Familias enemistadas / Completas
Popularitas:43.4k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Giise Flor

Pia es vendida por sus padres al clan enemigo para salvar sus vidas. Podrá ser felíz en su nuevo hogar?

NovelToon tiene autorización de Giise Flor para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 9

El sol de la tarde comenzaba a caer detrás de los cipreses altos que rodeaban el terreno de los De Santi. Era una tarde tibia, con el cielo claro y apenas un murmullo del viento rozando las hojas. Pia necesitaba aire, aunque solo fuera por unos minutos. Paseaba sola por el jardín lateral de la enorme mansión, bajo la excusa de estirar las piernas. Elena le había dicho que no se alejara mucho, que siempre hubiera alguien vigilando, pero esta vez los hombres de seguridad se habían desplazado hacia el sector de la bodega, tras una falsa alarma.

Una brecha. Un instante. Un descuido letal.

Pia se agachó junto a uno de los rosales. El aroma la calmaba, aunque en su interior bullía la rabia. Su madre había sido rechazada. Su padre seguía ausente. Y Leonardo… ese hombre que la humillaba, que le imponía su presencia, ni siquiera le había pedido perdón.

El chasquido fue seco. Una rama rota. Pia se giró. No vio a nadie, pero un escalofrío le recorrió la espalda. Sintió que algo no estaba bien.

Iba a dar un paso hacia atrás cuando un disparo retumbó en el aire.

—¡Al suelo! —gritó una voz masculina desde lo alto del muro.

El proyectil pasó a centímetros de su hombro, arrancando una astilla de la columna de piedra que tenía al lado. Pia cayó de bruces contra el pasto, temblando. Su corazón galopaba en el pecho como si quisiera escapar de su cuerpo.

Un segundo disparo. Esta vez más lejano, pero igual de real.

—¡Mancini! —gritó otro guardaespaldas, corriendo hacia la reja norte—. ¡Los Mancini están en el perímetro!

Pia no entendía nada. Su mente era un torbellino. Intentó arrastrarse hacia una estatua cercana, buscando cobertura. Su respiración era entrecortada, sus manos temblaban, pero sus piernas no le respondían.

Y entonces, entre el caos y el eco de pasos, apareció él.

—¡Pia! —la voz de Vittorio sonó urgente, viva, como un ancla en medio del naufragio—. ¡No te muevas!

Corrió hasta ella como un rayo, se agachó y la rodeó con su cuerpo, usándola de escudo. Sacó su pistola, la apuntó hacia los árboles y disparó. Un grito ahogado retumbó entre la maleza. Uno de los atacantes cayó.

—¡Vamos, ahora! —le dijo, tomándola del brazo.

La ayudó a ponerse de pie, la sujetó con fuerza y la arrastró hacia el interior de la casa. El resto de los guardaespaldas ya se habían desplegado. Las alarmas sonaban en todo el perímetro. Vittorio no soltó su mano ni un segundo.

Entraron por una de las puertas laterales, y una vez dentro, Pia se dejó caer contra la pared, jadeando.

—¿Estás herida? —preguntó él, revisándola con la mirada, todavía agitado.

Ella negó con la cabeza. Tenía los ojos desorbitados, la ropa sucia de pasto y tierra, y el corazón a punto de explotar.

—No… no lo vi venir… —murmuró.

Vittorio se agachó frente a ella, con el rostro lleno de preocupación. Se quitó los guantes y le acarició con cuidado el brazo.

—Estás a salvo ahora.

Pia lo miró, aturdida. Por primera vez desde que había llegado a esa casa, alguien se había preocupado de verdad por ella. No como un objeto, no como una prisionera, sino como una persona.

—Fuiste vos —dijo, en un susurro quebrado—. Fuiste vos el que me salvó.

Él sonrió apenas, con humildad.

—Es mi trabajo.

—No… —negó ella, mirándolo directo a los ojos—. No era tu trabajo estar en ese sector. Te mandaron al ala este.

Vittorio dudó un segundo. Y luego, como si la verdad se abriera paso sin remedio, lo admitió:

—Te vi por la ventana desde el corredor. Vi que estabas sola y bajé. Algo… me pareció extraño.

Un silencio intenso se instaló entre los dos.

Pia lo miró distinto. Su corazón todavía palpitaba con fuerza, pero ahora por otra razón. Había algo en Vittorio que la desarmaba. Su mirada limpia. Su forma de hablar pausada. Su manera de estar sin invadir.

—Gracias —susurró.

Él asintió. No necesitaban decir más.

En ese momento, entró uno de los jefes de seguridad, seguido por Elena.

—Los atacantes escaparon. Dejaron una moto a dos cuadras. Pero uno de ellos está muerto. Era del clan Mancini —informó el guardia—. Parece que no aceptaron la tregua entre Moretti y los De Santi.

—¿Cómo entraron? —preguntó Vittorio, serio.

—La reja norte tenía una zona desprotegida. Están revisando las cámaras.

Pia apenas escuchaba. Tenía la vista clavada en el suelo. El nombre Mancini le sonaba a amenaza, a muerte, a traición.

Leonardo apareció minutos después. Su rostro era piedra. Caminó directamente hacia ella y la miró de arriba abajo.

—¿Estás bien?

Pia no respondió.

—¡Te pregunté si estás bien! —repitió, alzando la voz.

—Estoy viva —dijo ella, con frialdad.

Leonardo la miró, intentando leer su expresión. Luego, dirigió una mirada fugaz a Vittorio.

—Gracias —dijo, seco.

—Sólo hice lo que debía.

Leonardo no respondió. Se dio vuelta y se alejó sin decir más.

---

Esa noche, Pia no podía dormir. Daba vueltas en la cama, reviviendo cada segundo del ataque. El sonido del disparo. El olor del pasto. El rostro de Vittorio sobre el suyo, cubriéndola. Su voz.

Se levantó. Caminó en silencio por el pasillo hasta la pequeña terraza del ala oeste. Sabía que desde allí podía ver parte del jardín.

Y allí estaba él.

Vittorio.

Apoyado contra una baranda, fumando en silencio, con la chaqueta abierta y el rostro hacia la luna.

Ella salió.

—No esperaba verte despierto —dijo él, sin girar.

—Yo tampoco.

Se acercó despacio, y se detuvo a su lado. Miraron el cielo, el mismo cielo que apenas unas horas antes había sido testigo del peligro.

—¿Tenés miedo? —preguntó él.

—No lo sé —respondió ella—. Creo que ya no sé lo que siento.

Vittorio giró y la miró.

—No estás sola acá, Pia.

Ella lo miró con ojos tristes, pero sinceros.

—Sí, lo estoy. Salvo cuando estás cerca.

Y por primera vez, Vittorio le sonrió de verdad.

Ella también lo hizo.

Tal vez, entre tanto dolor, algo nuevo comenzaba a nacer.

1
María del Rosario Rincón Basto
los argentinos, sí....
MARIA LUISA CAMACHO ANGULO
me gusto
Maribel Cisneros
Me encantó tu historia gracias gracias gracias /Angry//Angry/
Griselda Enrique
yo sabía que de ese caparazón de ogro había un gran c❤️ de hombre solidario
Griselda Enrique
es hora de que empieces a contar tu historia LEO de xq sos así o que fue lo que te llevó ser así de INEXPRESIVO
Griselda Enrique
u yyyyy MAMI QUE ROLLO TENES EN LA SABIOLA ni vos misma te entiendes
Griselda Enrique
siempre me gustó ser abogado del diablo y si realmente LEONARDO la está protegiendo y x razones de la vida el es así de expresarse y la quiere ayudar??????
María del Rosario Rincón Basto: porque la besó???
total 1 replies
Griselda Enrique
enigmática y muyyyy interesante
Cristina Donoso
muy buena la historia y que pasó con vitorio?
Gloria Yoyi
esta niña con todo lo que a pasado deberia madura, y a srrcarse mas a el
Sabrina Aguirre
quisiera que le enseñen a Pia a defenderse
Mirta Liliana Lopez
Muy buena novela. me encantó.
Yuli Perez
autora pía queda con Vittorio o Leonardo no entiendo
Lorenza Malpica
Ni siquiera sabe porqué es que su padre la vendió ni porqué dice que es por protección
Lorenza Malpica
Bueno creo que ésta niña no aprendió nada en su casa de los mafiosos,fué su padre quien la vendió por su vida.Y está vengandose con este tipo que le habló bien de un principio,ella es la que lo provoca y provoca ,como si el tuviera la culpa de estar ahí. Aparte va a provocar que le hagan daño al chico que la vigilancia,está como medio despistada,tiene que ser estratégica ya no es una niña y no tiene los ojos tapados
Lorenza Malpica
Cuanto tiempo a pasado? pensé que solo un día, pero ella dice desde que estoy aquí, no entiendo
marbella torres
por favor que protagonista tan gafa escritora por favor cuando escribas no pongas ésas protagonista tan gafa
Elinol Duerto
buena novela
La Comandante
Ella es muy hermosa, por razón, puso al viva a patinar, porque es más viejo que ella ese viejito, mándamelo para mí
Viviana: 😁😂😁😁😁😋
total 1 replies
La Comandante
Éstas son las cosas que hacen que fracasen las novelas las historias los libros por Dios yo estoy que le entró a esa muchachita, tiene la edad de una de mis nietas y deveras que se merece las trompas que le dan y mira que yo me voy con el abuso contra las mujerespero bro allá nada más se le ocurre provocar un varón y más sabiendo el tipo de actitud que tiene como que que quiere que le dé las gracia, pues dale las gracias porque te van a volver a buscar y ya como que no entienden la jerga por Dios escritor se te corrió el lápiz otra vez
Florcita: si no le gusta no lea. re simple besitos
total 1 replies
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