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El Imperio De La Mafia

El Imperio De La Mafia

Status: Terminada
Genre:Mafia / Traiciones y engaños / Amor en la guerra / Familias enemistadas / Completas
Popularitas:19.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Giise Flor

Pia es vendida por sus padres al clan enemigo para salvar sus vidas. Podrá ser felíz en su nuevo hogar?

NovelToon tiene autorización de Giise Flor para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 9

El sol de la tarde comenzaba a caer detrás de los cipreses altos que rodeaban el terreno de los De Santi. Era una tarde tibia, con el cielo claro y apenas un murmullo del viento rozando las hojas. Pia necesitaba aire, aunque solo fuera por unos minutos. Paseaba sola por el jardín lateral de la enorme mansión, bajo la excusa de estirar las piernas. Elena le había dicho que no se alejara mucho, que siempre hubiera alguien vigilando, pero esta vez los hombres de seguridad se habían desplazado hacia el sector de la bodega, tras una falsa alarma.

Una brecha. Un instante. Un descuido letal.

Pia se agachó junto a uno de los rosales. El aroma la calmaba, aunque en su interior bullía la rabia. Su madre había sido rechazada. Su padre seguía ausente. Y Leonardo… ese hombre que la humillaba, que le imponía su presencia, ni siquiera le había pedido perdón.

El chasquido fue seco. Una rama rota. Pia se giró. No vio a nadie, pero un escalofrío le recorrió la espalda. Sintió que algo no estaba bien.

Iba a dar un paso hacia atrás cuando un disparo retumbó en el aire.

—¡Al suelo! —gritó una voz masculina desde lo alto del muro.

El proyectil pasó a centímetros de su hombro, arrancando una astilla de la columna de piedra que tenía al lado. Pia cayó de bruces contra el pasto, temblando. Su corazón galopaba en el pecho como si quisiera escapar de su cuerpo.

Un segundo disparo. Esta vez más lejano, pero igual de real.

—¡Mancini! —gritó otro guardaespaldas, corriendo hacia la reja norte—. ¡Los Mancini están en el perímetro!

Pia no entendía nada. Su mente era un torbellino. Intentó arrastrarse hacia una estatua cercana, buscando cobertura. Su respiración era entrecortada, sus manos temblaban, pero sus piernas no le respondían.

Y entonces, entre el caos y el eco de pasos, apareció él.

—¡Pia! —la voz de Vittorio sonó urgente, viva, como un ancla en medio del naufragio—. ¡No te muevas!

Corrió hasta ella como un rayo, se agachó y la rodeó con su cuerpo, usándola de escudo. Sacó su pistola, la apuntó hacia los árboles y disparó. Un grito ahogado retumbó entre la maleza. Uno de los atacantes cayó.

—¡Vamos, ahora! —le dijo, tomándola del brazo.

La ayudó a ponerse de pie, la sujetó con fuerza y la arrastró hacia el interior de la casa. El resto de los guardaespaldas ya se habían desplegado. Las alarmas sonaban en todo el perímetro. Vittorio no soltó su mano ni un segundo.

Entraron por una de las puertas laterales, y una vez dentro, Pia se dejó caer contra la pared, jadeando.

—¿Estás herida? —preguntó él, revisándola con la mirada, todavía agitado.

Ella negó con la cabeza. Tenía los ojos desorbitados, la ropa sucia de pasto y tierra, y el corazón a punto de explotar.

—No… no lo vi venir… —murmuró.

Vittorio se agachó frente a ella, con el rostro lleno de preocupación. Se quitó los guantes y le acarició con cuidado el brazo.

—Estás a salvo ahora.

Pia lo miró, aturdida. Por primera vez desde que había llegado a esa casa, alguien se había preocupado de verdad por ella. No como un objeto, no como una prisionera, sino como una persona.

—Fuiste vos —dijo, en un susurro quebrado—. Fuiste vos el que me salvó.

Él sonrió apenas, con humildad.

—Es mi trabajo.

—No… —negó ella, mirándolo directo a los ojos—. No era tu trabajo estar en ese sector. Te mandaron al ala este.

Vittorio dudó un segundo. Y luego, como si la verdad se abriera paso sin remedio, lo admitió:

—Te vi por la ventana desde el corredor. Vi que estabas sola y bajé. Algo… me pareció extraño.

Un silencio intenso se instaló entre los dos.

Pia lo miró distinto. Su corazón todavía palpitaba con fuerza, pero ahora por otra razón. Había algo en Vittorio que la desarmaba. Su mirada limpia. Su forma de hablar pausada. Su manera de estar sin invadir.

—Gracias —susurró.

Él asintió. No necesitaban decir más.

En ese momento, entró uno de los jefes de seguridad, seguido por Elena.

—Los atacantes escaparon. Dejaron una moto a dos cuadras. Pero uno de ellos está muerto. Era del clan Mancini —informó el guardia—. Parece que no aceptaron la tregua entre Moretti y los De Santi.

—¿Cómo entraron? —preguntó Vittorio, serio.

—La reja norte tenía una zona desprotegida. Están revisando las cámaras.

Pia apenas escuchaba. Tenía la vista clavada en el suelo. El nombre Mancini le sonaba a amenaza, a muerte, a traición.

Leonardo apareció minutos después. Su rostro era piedra. Caminó directamente hacia ella y la miró de arriba abajo.

—¿Estás bien?

Pia no respondió.

—¡Te pregunté si estás bien! —repitió, alzando la voz.

—Estoy viva —dijo ella, con frialdad.

Leonardo la miró, intentando leer su expresión. Luego, dirigió una mirada fugaz a Vittorio.

—Gracias —dijo, seco.

—Sólo hice lo que debía.

Leonardo no respondió. Se dio vuelta y se alejó sin decir más.

---

Esa noche, Pia no podía dormir. Daba vueltas en la cama, reviviendo cada segundo del ataque. El sonido del disparo. El olor del pasto. El rostro de Vittorio sobre el suyo, cubriéndola. Su voz.

Se levantó. Caminó en silencio por el pasillo hasta la pequeña terraza del ala oeste. Sabía que desde allí podía ver parte del jardín.

Y allí estaba él.

Vittorio.

Apoyado contra una baranda, fumando en silencio, con la chaqueta abierta y el rostro hacia la luna.

Ella salió.

—No esperaba verte despierto —dijo él, sin girar.

—Yo tampoco.

Se acercó despacio, y se detuvo a su lado. Miraron el cielo, el mismo cielo que apenas unas horas antes había sido testigo del peligro.

—¿Tenés miedo? —preguntó él.

—No lo sé —respondió ella—. Creo que ya no sé lo que siento.

Vittorio giró y la miró.

—No estás sola acá, Pia.

Ella lo miró con ojos tristes, pero sinceros.

—Sí, lo estoy. Salvo cuando estás cerca.

Y por primera vez, Vittorio le sonrió de verdad.

Ella también lo hizo.

Tal vez, entre tanto dolor, algo nuevo comenzaba a nacer.

1
marbella torres
por favor que protagonista tan gafa escritora por favor cuando escribas no pongas ésas protagonista tan gafa
Elinol Duerto
buena novela
La Comandante
Ella es muy hermosa, por razón, puso al viva a patinar, porque es más viejo que ella ese viejito, mándamelo para mí
La Comandante
Éstas son las cosas que hacen que fracasen las novelas las historias los libros por Dios yo estoy que le entró a esa muchachita, tiene la edad de una de mis nietas y deveras que se merece las trompas que le dan y mira que yo me voy con el abuso contra las mujerespero bro allá nada más se le ocurre provocar un varón y más sabiendo el tipo de actitud que tiene como que que quiere que le dé las gracia, pues dale las gracias porque te van a volver a buscar y ya como que no entienden la jerga por Dios escritor se te corrió el lápiz otra vez
Florcita: si no le gusta no lea. re simple besitos
total 1 replies
La Comandante
Pero niña por Dios, tú vienes de mafiosos, tu papá es un vulgar mafioso y no solamente nada, lo muerdes que esperan que te aplauda y que te sopla las velas, no hombre por Dios se te corrió el lápiz
La Comandante
Se está quejando de qué prometió protegerla que fue a buscar el cuarto para que fuera a comer porque no comiste sabe Hello no pongan a las mujeres como si fueran anormales como si tuvieran que tener 300 años para saber que 2 + 24 que hay que ir a la universidad para saber qué es 1 + 24, por Diossomos el sexo fuertes desde la era de Adán, porque fue Eva quien logró convencerlo de quisiera lo que ella quisiera entonces, porque ahora la mujer la que coge los golpes y los hombres no pongan una mujer tú por Dios
La Comandante
No han dicho qué edad tienen, pero escritores, tengan cuidado cuando se recorren el lápiz y revisen los borradores como que una muchacha que el padre la vende la meten, en caso de un mafioso que todo el mundo sabe lo que significa eso y ella está en Pando ahí como le da la ganay pretende que la vecina y que la esconda al hombro no hombre por Dios se te ocurrió el lápiz
Florcita
no le busquen la quinta pata al gato 🙄
Yolanda Villamar
los italianos no hablan así vos venís
Florcita: gracias por tu comentario
total 1 replies
Yolanda Edith Cruz Arredondo
Excelente novela, felicidades escritora, pero
Perooo... Según yo entiendo ahí con continuación de la novela, será 🤔?

Como se muchas felicides
Saludos desde mexico
Tania Yanez
muy bonita 😍
Florcita
hermoso 🥰🥰
Hilda Chacon
Excelente
Hilda Chacon
Bueno
Adriana Cabrera Toyos
Muy linda historia, el final me dejó un sabor a poco. No sé cómo que falta algo.
💞Agustina Intriago 💕🌙
hermosa historia 😍
💞Agustina Intriago 💕🌙
Excelente
Florcita
Holis 🤗 acepto todos los comentarios. Puede gustarles mis novelas o no,pero por favor hagan sus comentarios con respeto! si no es de su agrado entonces pueden pasar a otras novelas... y a los que deciden quedarse, MUCHAS GRACIAS 😘 🙂
Nancy Parraga
Ella a crecido y fortalecido y ella que ese hombre que ha cambiado tanto la ama y no hay desconfianza
💞Agustina Intriago 💕🌙
La Valeria fue a buscar gloria y salió gloriosa por qué no obtuvo lo que ella quería, espero no se convierta en una arma para ellos
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