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Quiero Amarte - Libro 2

Quiero Amarte - Libro 2

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Traiciones y engaños / Reencuentro / Donde hubo fuego cenizas quedan / Triángulo amoroso
Popularitas:117
Nilai: 5
nombre de autor: Corinne Palmer.

Un viejo enemigo altera la paz y tranquilidad que Bonnie construyó cuando se mudó, ella y su madre están más unidad luego de saber que su hija estuvo apunto de morir. Los amigos de Bonnie, están en constantes discusiones para saber si la buscan o no. Theo y Jia se encuentran con Bonnie e intentan sabotearla. Samantha (Samuel) esta decidida a buscar de nuevo a Bonnie y ganar de su confianza, no quiere volver a perderla.

NovelToon tiene autorización de Corinne Palmer. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Curiosidad.

Algo suave que toca mis mejillas, me despierta dulcemente pero todo se acaba cuando la luz del sol golpea mis ojos, haciendo que un gran dolor de cabeza llegue a mi. Me refuerzo en la cama, enrollan dime con las sabanas como si fuera un sushi, alguien desde afuera me ayuda a destapar mi cabeza pero para mí desgracia, la primera personas que veo en la mañana es a Samantha, no me hubiera molestado ver a Mei-Mei.

Su sonrisa como siempre impactante, sus ojos demuestran ternura calidez, pero se que no es así. Miro para todos lados y veo ropa tirada en el suelo, mi maquillaje desparramado y dos copas de vino sobre la mesa de noche, con mis manos tocó mi cuerpo y no siento lo ropa, solo mi ropa interior.

Samantha me lanza una remera. Que coincidencia.

¿Que demonios hice anoche? ¿Hasta donde llegue con la borrachera?

—¿No piensas levantarte? — pregunto sentando me en la cama.

—¿Que hora es? — respondi con otra pregunta.

—Son las tres de la tarde. — escondo mi rostro entre las sabanas. — ¿Ahora estas apenada? Luego de tu acto de anoche. —

—¿Acto? — levanto la cabeza mirandola a los ojos. — ¿Samantha que hice anoche? —

—Soy Samuel.— corrigió con una sonrisa.

—Esta bien, Samuel... — me levanto de la cama, y ella me entrega un vaso con agua. —

—Espero que no sea vino. — hable con sarcasmo.

—Solo bebelo. — ordenó, con total seriedad. — Me tengo que ir. —

—Esta bien. — me levanto de la cama y s algo a la sala. —Que te valla bien. —

—¿Que te pasa? — volteo para mirarla.

No pude modular palabra, tener que reclamarle a Samantha algo que me lastimó y aún lástima. No creo que ella sapa todo lo que lo que pase esos meses en los que Jia y Julia me secuestraron, todo el dolor que tuve que pasar. Los golpes que me daban y no sólo eran golpes físicos.

Mantenerme tranquila para no romper en la nato cuando estoy viendo la a los ojos, es peor que una maldita tortura. Tengo la oportunidad y el momento para romper, todo tipo de lazos con ella y aún así no puedo.

Volví a sentarme en la cama, cruzando me de piernas, juntando mis manos y apoyandolas en mis rodillas.

Mirando indiferente, mostrándole que ahora no le que no me importa lo que quiera. A quien quiero engañar, ni yo me lo creo. Agarra el banco de mi tocador y se sienta enfrente, mirándome a los ojos, queriendo ponerme nerviosa se inclina hacia adelante apoyando sus codos sobre sus rodillas, llevando sus manos juntos a la altura de su boda. Maldita manera de seducirme.

—¿Sabes que tengo que ir a trabajar verdad? — avise mirandola a los ojos.

—Hable con Kuan-Yin, y dijo que no hay problema. — eso me molesto.

—¿Que? — me levanto, haciendo que ella se enderesca. — ¡No tienes derecho a manejar mi vida... —

Camino a mi celular y no lo veo, busco y lo veo en el bolsillo de su pantalón. Se levanta, se acerca. Quiero sacarle mi celular pero sostiene mis manos, tirándole a la cama, pasando mis manos por encima de mi cabeza. Desvío la mirada, forcejear es totalmente inútil pero no voy a perder contra ella.

—¿Que crees que haces? Sueltame. — ella sonríe de lado. — ¡Samantha! —

—Soy Samuel, no Samantha. — acomoda sus piernas entre las mías. — Repitelo. —

—¡No! — protesté. — ¡Sueltame! —

—No hasta que lo repitas. — acuesta su cuerpo encima de mío. — Repite, te suelto y te devuelvo el celular. —

—No, quiero no puedes obligarme. — suspiro, tirando me cabeza hacia atrás. — ¡Samantha! —

Su exprecion cambio cuando la llame por su nombreno la culpo pero ella buscar que la hagan enojar. Siento sus ojos en mí, y su respiración chocando en mi pecho, cuando me suelta las manos y se acuesta a mi lado, pasando su brazo por mi cintura. Quedándose a mi lado, sujetándome con fuerza.

—Tienes que soltarme. — repetí. Niega con la cabeza.

—Déjame estar así… aunque sea un momento. — suspiro.

No sé en qué momento se quedó dormida, pero no pude evitar no verla dormir, como cuando estaba en el hospital. Es como un cachorro sin dueño.

Me levanto de la cama, salgo al comedor y me siento en la silla, pensando en todo. Vuelvo a la habitación, para buscar ropa y salir, me cambio en el pasillo. Salgo de mi casa, dejándola sola.

Escucho mi celular y reviso, sonriendo al ver un mensaje de Lan Fen.

Mensaje:

¿Mañana estás disponible? Tengo el día libre.

Pensé unos segundos mientras camino, y llego a una tienda de convivencia. Me siento al ver que hay sillas con mesas, y le respondo el mensaje diciéndole que si y comencé a sugerirle lindos lugares para pasar el día.

Volviendo a mi casa, luego de no haber comprado nada, veo salir a Samantha de mi casa y subiéndose a un auto, para marcharse. Veo a Jay manejando y supuse que lo llamo. Entro a mi casa, busco las cosas que deje la noche anterior pero todo está limpio y recordé que ayer a la noche Samantha apareció, para evitar que muera en el proceso de cocinar algo.

Miro el reloj y veo que ya son las doce del mediodía, del día martes, repito varias veces la palabra martes, con voz cansada y desanimada.

Me acuesto en la cama, y veo que una prenda de ropa hay encima de la cama, me acerco para revisar y es su remera, ella dejó su remera a propósito. La lanzo contra la pared y volteo hacia la cabecera para abrazarme con los almohadones, sintiendo calor y curiosidad.

—¿Cómo harán las mujeres para tener sexo? — me pregunte curiosa.

Con mi celular en el bolsillo de mi pantalón, busco en internet, ese tipo de videos y para mi sorpresa es demasiada información. Salgo de la aplicación, mordiéndome el labio agitada y completamente excitada, me cubro los almohadones, la cabeza.

Llamo a Mei-Mei, suponiendo que estaría desocupada.

—¿Mei-Mei? Necesito tu ayuda. —agregue.

—¿De qué diablos estás hablando? —

—¿Cómo fue tu primera vez con Kuan-Yin? — pregunte, sin rodeos.

—¿Por qué preguntas? ¿El empresario Choi te dijo algo? —

—Es curiosidad… — hable tímida. — ¿Me contarás? —

—Puedo ir a tu casa hoy en la tarde. —

Mei-Mei cortó la llamada. Tirada en la cama miro el techo, pensando en el video que encontré y como esas dos mujeres, usaban su boca para darse placer. Y mi estúpida inocencia termino por romperse. Pensé en las veces que me toque pensando en Samantha, y ahora imaginándome como sería tener mi primera vez con ella, aunque nos llevemos diez años de diferencia.

Mi mente divagó demasiado que perdí la noción del tiempo, cuando escuche el timbre de mi casa. Y sonrió, cuando veo a Mei-Mei, entrar.

—Tú y tu cabeza, me deben una gran y potente explicación. — Me muestra las dos botellas de vino.

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