Tras el entierro de su hermano mayor, Kate busca cumplir su sueño de ser doctora en una sociedad que la desafía por ser mujer. En su camino se cruza con Keith, quien busca respuestas sobre el hermano de Kate. A medida que crece la atracción entre ellos, deberán enfrentar los obstáculos de un pasado que los une de manera inesperada desafiando su futuro juntos.
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CORAZÓN ERRANTE (parte 3)
Antes de regresar a casa, decidí hace una visita a mi maestro para recibir tratamiento médico y evitar las preocupaciones de Betty y Rosse. Al llegar a la entrada de su casa, me preparé para empujar la puerta de madera, pero antes de que pudiera hacerlo, una mano más grande que la mía la empujó desde otro lado. Me di la vuelta y él estaba allí, lo encontré muy cerca de mí. La cercanía inesperada hizo que mi incomodidad creciera, pero antes de que pudiera decir algo, un sonido familiar atravesó el aire.
Desde el interior de la casa, la melodía de un instrumento se mezclaba con la voz de mi maestro, quien entonaba una canción con letras melancólicas. La música llenaba el ambiente con una profunda tristeza que resonaba en cada rincón, creando una atmósfera de reflexión y nostalgia.
Las hojas caen como el ayer y,
me recuerdan cuando éramos jóvenes,
así va la danza, entre dos almas perdidas,
el tiempo decidió si sonríen o se despiden,
a los jóvenes amantes, que el destino quisieron entender.
Caminos que se cruzan, destinos que se entrelazan,
en el juego de la vida, amor y dolor abrazan.
oh, corazón errante, ¿qué nos deparará?
cicatrices del alma, amor o despedida.
Sorprendida por la música que resonaba en el aire. Lo miré y noté que él también parecía intrigado por el sonido. Sin decir una palabra, ambos entramos en la casa, siguiendo el eco de la canción hasta llegar al patio. Allí, encontramos a mi maestro sentado junto a una ventana abierta, con un instrumento en las manos y los ojos cerrados, entregado por completo a la melodía que estaba interpretando. Observamos en silencio, respetando el momento íntimo y el profundo sentimiento que emanaba de la música.
En un rincón del tiempo, dos almas se encontraron,
un joven sueño en sus ojos, un destino que abrazaron.
ella de la risa, él de sombras profundas,
en su mirada, el destino trazó sus rutas.
De repente despierto y no estás,
solo necesito un instante para volver a reunirnos,
contigo, mi vino siempre será dulce,
25 años y mis recuerdos sobre ti permanecen,
mi querido amor.
De pronto, sin decir nada, él comenzó a cantar con mi maestro. Su voz se unió a la melodía de una manera inesperada pero armoniosa, creando una mezcla de sonidos que complementaban perfectamente la canción. La combinación de sus voces amplificó la emoción que ya estaba en el aire, y el canto conjunto transformó el momento en algo mágico y profundamente conmovedor.
Caminos que se cruzan, destinos que se entrelazan,
en el juego de la vida, amor y dolor abrazan.
oh, corazón errante, ¿qué nos deparará?
cicatrices del alma, amor o despedida.
Caminos que se cruzan, destinos que se entrelazan,
en el juego de la vida, amor y dolor abrazan.
oh, corazón errante, ¿qué nos deparará?
cicatrices del alma, amor o despedida.
Observé la escena, sorprendida por la armonía entre los dos y la emotividad de la canción que estaban interpretando juntos. A medida que la canción llegaba a su fin las últimas notas del instrumento se desvanecieron en el aire. Finalmente, mi maestro abrió los ojos y sonrió al verlo.
—Bienvenido Keith, —dijo con voz suave— parece que llegaste en el momento perfecto.
—Doctor Blake, veo que no ha cambiado.
—Ja, ja, ja. ¡Déjame darte un abrazo! ¡Haz crecido mucho muchacho! ¡Mira qué alto estás!
«¿Keith?» Dije para mis adentros, con que ese es su nombre. Debo admitir que le queda muy bien y también por su apariencia. Keith tiene el cabello corto y lacio, de un intenso color negro que enmarca bien su rostro, resaltando sus rasgos definidos y masculinos. Sus ojos es lo que más me atrajo, era como contemplar la profundidad de un bosque dorado al atardecer. Quizá tenga mí misma edad o sea un poco mayor… mmm… Seguramente debe pertenecer a la nobleza, su tez clara también me indica eso. ¿Será hijo de un Lord?, ¿de un Conde? No, quizá es el hijo de algún Marqués…
—¡Kate! —grito mi nombre—. ¿En qué estás pensando mi niña? —preguntó mi maestro.
Perdida en mis pensamientos, ese grito me sacó del trance.
—¿Eh?... este…yo…
—Es la primera vez que te veo así de distraída. —me dice mi maestro.
Keith inclinó la cabeza mostrando una pequeña sonrisa.
—¿Ah? Eso fue por la canción, —hablé— nunca lo había escuchado cantar… solo tocar la guitarra.
—¡¡Ohhh…!! Es cierto. La canción se llama “Corazón Errante” es una de las canciones que aprendí en el ejército. Cada vez que se acampaba, los soldados cantaban para recordar a su ser querido y así, eso motivaba a todos
regresar sanos y a salvos luego de las guerras. Es más, se considera un buen augurio.
—Entonces… —mire a Keith.
«Si mi maestro acaba de decir que los soldados cantaban esa canción, entonces él…». pensé para mi misma, sin apartar la mirada de él.
Keith comenzó a acercarse con paso seguro y una sonrisa amable en su rostro. Sus ojos se iluminan con un destello de interés mientras me mira directamente.
—Un gusto conocerte Kate, soy Keith. — me saluda extendiendo su mano con una voz cálida y resonante, haciendo una leve inclinación de cabeza como gesto de cortesía.
Sé que me está retando asi que devuelvo la mirada y el gesto, encontrándome con la calidez que muestra sus ojos. Tomo su mano con cautela, devolviendo el apretón con delicadeza.
—El gusto es mío, —respondo— soy la aprendiz del doctor Blake.
—¿Su aprendiz? —suelta mi mano y gira a ver a mi maestro—. No creí que llegaría este día. Siempre se negó hacerlo… que interesante.
—Le he enseñado todo lo que sé y estoy seguro que será la mejor de todo el Reino. —asiente mi maestro con satisfacción.
—Con que… una doctora. —dice Keith, arqueando la ceja.
—¿Algún problema con eso? —pregunto, enojada.
—No, para nada. —responde Keith y sacude la cabeza ligeramente—. Uno de los aldeanos de hace rato me dijo que el doctor Blake tenía una aprendiz cuando pregunte donde estaba ubicada esta casa, pero no creí que fueras tú. Parece que muchos te conocen y si es el doctor Blake quien te ha enseñado todo… será interesante trabajar contigo en el futuro.
Me quedé en silencio, tratando de comprender las implicaciones de lo que acababa de decir Keith. Los ojos de mi maestro y habló:
—Lo que Keith quiere decir mi niña es que él…
Keith responde rápidamente interrumpiendo a mi maestro.
—Soy estudiante de la Academia Militar Warforge. —toma aliento y continúa—. Doctores y militares deben ser amigos, ¿no?
No respondo porque noto sarcasmo en lo último que dijo.
—Esperen, ¿el aldeano de hace rato? —juzga mi maestro y se acerca a mí, me examina y vuelve a preguntar— ¿qué ocurrió Kate? —pregunta, molesto.