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Una Princesa En Turquía

Una Princesa En Turquía

Status: Terminada
Genre:Romance / Fantasía / Comedia / Completas / Reencuentro / Espadas y magia
Popularitas:42.3k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Kelly Ramos

En el reino de Sardônica, Taya, una princesa de espíritu libre y llena de sueños, ve su libertad amenazada cuando su padre, el rey, organiza su matrimonio con el príncipe Cuskun del reino vecino de Alexandrita. Desesperada por escapar de este destino impuesto, Taya hace un ferviente deseo, pidiendo que algo cambie su futuro. Su súplica es escuchada de una manera inesperada y mágica, transportándola a un mundo completamente diferente.
Mientras tanto, en un rincón distante de la Tierra, vive Osman, un soltero codiciado de Turquía, que lleva una vida tranquila y solitaria, lejos de las complicaciones amorosas. Su rutina se ve completamente alterada cuando, en un extraño suceso mágico, Taya aparece de repente en su mundo moderno. Confusa y asustada por su nueva realidad, Taya debe aprender a adaptarse a la vida contemporánea, mientras Osman se encuentra inmerso en una serie de situaciones improbables.
Juntos, deberán enfrentar no solo los desafíos de sus diferentes realidades, sino también las diversas diferencias que los separan.

NovelToon tiene autorización de Kelly Ramos para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 9

Osman...

Cuando yo era niño, mi madre solía decir: “Quiero que te cases y me des muchos nietos. En Navidad, todos nos reuniremos aquí, y sabes que voy a malcriar a tus hijos, ¿verdad? Los llenaré de galletas y pastel de chocolate, y, si quieres castigarlos, no te dejaré”. Creo que tenía unos siete años cuando ella me decía eso. Duele saber que eso nunca va a suceder. Hoy, a sus sesenta años, a veces ni siquiera sabe quién soy. Me gustaría entender por qué una mujer tan buena y sufrida como ella tiene que pasar por esto. Cuando mi padre murió, pasamos por mucho sufrimiento: pasamos hambre, lo perdimos todo. Con mucho esfuerzo y muchas lágrimas derramadas, ella logró criarme. Pensé que, cuando fuera rico, ella podría disfrutar de todo, pero no. Rara vez sabe lo que está sucediendo a su alrededor.

—¿A dónde vamos? —pregunta Taya.

Es extraño que alguien me haga ese tipo de preguntas, pero por increíble que parezca, no estoy irritado con su pregunta.

—Vamos a casa de mi madre —respondo.

—No le dirás lo que dije en el helicóptero, ¿verdad? —pregunta, pareciendo preocupada.

—No lo haré. Ya ni siquiera me reconoce, así que contarle lo que dijiste no le importaría.

—¿Por qué no te reconoce?

—Está enferma, ¿donde vives, las personas tienen Alzheimer? —pregunto.

—No sé qué es el Alzheimer. ¿Puedes decirme qué es? —pregunta.

—Una enfermedad que hace que la persona se olvide de las cosas, incluso de su propio nombre.

—Hemos tenido algunos casos, pero todavía no hemos descubierto realmente qué hace que las personas mayores se pongan así. Allá en Sardónica las personas son sacrificadas cuando tienen esas enfermedades, ¿van a sacrificar a tu madre?

Dejo de conducir por un instante, como si la pregunta de Taya me golpeara con una fuerza inesperada. La miro incrédulo, siento una punzada de tristeza extenderse por mi pecho.

—¿Sacrificar a mi madre? —repito sus palabras, intentando procesarlas. La miro y niego lentamente con la cabeza, todavía incrédulo—. No, Taya. Aquí, cuidamos a las personas enfermas. Hacemos todo lo posible para que vivan con dignidad hasta el final de sus días.

Respiro hondo, intentando calmar el torbellino de emociones que su pregunta ha despertado en mí.

—No puedo imaginar lo que debes haber visto en Sardónica, pero mi madre... —me detengo, sintiendo que mi voz tiembla—. Ella es todo lo que me queda de mi familia. Jamás haría algo así —termino de decir.

Desvío la mirada, centrándome en la carretera, intentando alejar el dolor que surgía al pensar en la enfermedad de mi madre y en la brutalidad de la idea de perderla de una forma tan cruel.

Ella baja la cabeza, mostrando remordimiento, mirando sus manos sobre su regazo, percibiendo que su pregunta me ha dejado incómodo.

—Algunas cosas, Taya, son difíciles de comprender, incluso para mí —digo.

—Osman, perdóname por mi inconveniencia. No era mi intención causarte más dolor. Mi mundo es diferente al tuyo, y quiero que sepas que no estoy de acuerdo con las leyes de Sardónica. Mi padre es un rey miserable al que solo le importa él mismo —dice con sinceridad, con tanta convicción que a veces parece que ese mundo suyo es real.

—No te preocupes, Taya, creo en tus palabras.

—Osman… —Me llama de una manera dulce, y confieso que me gustó.

—¿Qué ocurre? —pregunto, sin apartar la vista de la carretera.

—Gracias por cuidar de mí —dice, esbozando una tímida sonrisa.

—No tienes que agradecer —respondo, manteniendo un tono tranquilo.

—Osman, ¿puedo hacer una pregunta más?

—Puedes.

—Después, ¿puedes enseñarme a conducir? —pregunta, y me hace gracia la idea.

—Mañana veremos eso —digo, y ella abre una amplia sonrisa, sorprendiéndome con un beso en la mejilla.

Nos acercamos al barrio donde vive mi madre y, por gracia divina, la veo sentada en un banco, balanceando el cuerpo como si estuviera acunando a un bebé. Detengo el coche lentamente y le pido a Taya que se quede dentro. Camino lentamente hacia ella. Cuando me ve, parece asustada, con una manta enrollada en los brazos. Por la forma en que mira, realmente cree que está sosteniendo a un bebé.

Rüya Madre de Osman

—¿Crees que voy a volver a casa contigo? Todavía no me creo que te hayas involucrado con esa mujer —dice, llorando.

—No sé de qué estás hablando —respondo, acercándome un poco más.

—¿No sabes de qué estoy hablando? Sé hombre, Ramazan, admite que tienes una aventura con tu secretaria —dice con tristeza.

Nunca supe que mi padre tuviera una amante, y ahora ella piensa que yo soy él.

—Vamos, querida, hace frío aquí fuera para nuestro hijo. En casa hablamos —digo, intentando convencerla de que venga conmigo.

—Iré por Osman, no por ti. Quiero que te vayas —dice, levantándose. Me duele el corazón verla así.

Cuando nos acercamos al coche, me acuerdo de Taya. ¿Y si piensa que Taya es la amante?

—Querida, contraté a una niñera para que me ayude a cuidar de Osman. La he traído conmigo —digo, esperando convencerla.

Al llegar al coche, abro la puerta y presento a Taya como nuestra niñera.

—Esta chica es demasiado joven. Seguro que ni siquiera sabe lavarse sus propias bragas —comenta, y me contengo para no reírme de su comentario.

—Soy joven, pero sé cuidar muy bien de los niños y de la casa, señora —dice Taya, interpretando bien su papel.

—Ahora vamos a casa —digo, y mi madre me lanza una mirada asesina.

Cuando llegamos a su casa, ella le entregó el bebé envuelto a Taya y me llamó a su despacho. Allí, comenzó a arremeter contra mí.

—¡Sinvergüenza mentiroso! ¡Te di mi amor, te di a tu tan ansiado hijo, ¡y me pagas con traición! —grita, lanzando un jarrón que me da de lleno en la frente antes de que pueda esquivarlo.

Me agacho, sintiendo el dolor, llevándome la mano al lugar de donde sale bastante sangre. Ella viene hacia mí y empieza a golpearme, pero la contengo y la abrazo fuerte.

—¡Soy tu hijo! ¡Ramazan murió, papá murió, mamá, soy yo, Osman! —digo, emocionado, rompiendo a llorar.

—Osman, hijo mío, ¿eres tú? —pregunta, apartándose. Me toca la cara y empieza a llorar.

—¿Por qué lloras, hijo? ¿Quién te ha hecho esto? —pregunta, tocando la herida.

—Me resbalé en el baño, mamá —respondo, secándome las lágrimas, feliz de que se acuerde de mí. Hacía meses que yo era un extraño para ella.

—Ven, vas a tomarte tu medicina y a descansar, ¿de acuerdo?

—Sí, hijo, pero antes déjame que te cure esa herida.

—No hace falta, mamá, yo mismo me la cuido.

Salimos del despacho, y Taya rápidamente coge la manta del sofá y empieza a balancearla.

—¿Quién es esa hermosa joven? —pregunta mi madre.

—Es una amiga, Taya.

—Parece una princesa. ¿Y por qué está acunando una manta? ¿Tiene problemas mentales, hijo? —susurra, para que Taya no la escuche.

—Eso sospecho —respondo.

—Pobre muchacha.

Ella saluda a Taya, y luego subimos a su habitación. Ya acomodada en la cama, me siento en el borde, esperando a que se duerma.

—¡Buenas noches, mamá!

—No soy tu madre, soy una doncella. ¿Qué haces aquí en mi habitación? ¡Sal de aquí! —grita. Y ahí se van mis pocos minutos de paz.

Salgo de la habitación y cierro la puerta. Diez minutos después, la medicina comienza a hacer efecto y ella se queda dormida. Hablo con los empleados y con la enfermera que la cuida, y tras dar las órdenes, vuelvo al salón donde está Taya.

1
Sarah Fridriksson
Muy buena historia, interesante y bien redactada. Me encantó. Felicidades
Linda Gomez
Santo Dios , este malvado va a ir, a fastidiar todo. Autoraaaaaaa.
Linda Gomez
A no se vale ,autora, ya los veíamos casándose y siendo felices, y usted atraviesa esa historia , porfis , que recupere su anillo, y que su padre y el padre del otro no encuentren nada ,ni se enteren , o está novela se va a distorsionar en serio,,,,, como te gusta hacernos sufrir.
Linda Gomez
Autora has algo, para que no lo dañen ,ni a Taya, porfis.
Linda Gomez
Taya,,, adviertele de su proyecto. Seguro su amante , la está presionando para que se lo robe . Y quién sabe que más. Víbora rastrera.
Linda Gomez
VE RAPIDO A TU DESPACHO Y GUARDA EN LA CAJA FUERTE TU PROYECTO O ESTA ZORRA , TE LO VA A ROBAR, VUELA , NO SEA QUE YA SE LO AGENCIO.
Linda Gomez
Cada vez se va poniendo mejor.
Sarah Fridriksson
Excelente
Dolores Garcia Marrugo
felicidades y3cito hermosa novela
Mayte Camariyo
muy bonita historia 😍😍
Linda Gomez
NO PARO DE REIR ,ME ENCANTA.
kemberling García
Normal
kemberling García
Muy malo
Iraima Coronel
Excelente
Erika Valadez
es una historia realmente hermosa, me gustó mucho ,con una muy buena forma de relatar,en lo personal me gustan series turcas y en cuanto ví el título me llamo la atención y por eso la empeze a leer y no me defraudó,gracias por compartir tu trabajo autora saludos desde México 🇲🇽 un abrazo
Nelly Flores Cedillo
Excelente
Erika Valadez
pobre Osman debe detener demasiada fuerza de voluntad y autocontrol
Lourdes Castañeda
Excelente
elizabeth aguilar
/Drool//Heart//Heart//Heart/
Maria Ponce
Excelente
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