Viktor Drago, un abogado de la mafia italiana de 38 años, ha dedicado su vida a mantener el control y el poder en su organización, así como a proteger a su apellido. Su visión del amor está limitada a la lealtad que debería tener y el vacío familiar, una vida llena de dolor y sin amor. Todo cambia cuando la conoce.
Liora, una colombiana de 20 años que busca un nuevo comienzo lejos de un pasado lleno de dolor, encuentra refugio y apoyo en Viktor. A pesar del miedo a involucrarse a un mundo nuevo, Liora se siente irresistiblemente atraída por Viktor, quien representa todo lo que siempre ha soñado.
¿Podrá su amor superar las pruebas y tribulaciones del mundo peligroso en el que viven? ¿O sucumbirán a las presiones y se rendirán?
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Parte 8
Viktor
Tenía que adelantar un caso. Cuando llegara a Italia, tendría que quedarme un tiempo con mis padres para ayudar con algunas cosas. No estaba demasiado emocionado por esto, pero era lo que debía hacer por el trabajo.
Mi celular empieza a vibrar como loco mientras espero en un semáforo. No quiero contestar; debo pensar en el trabajo. Sin embargo, veo el nombre de mi hermano aparecer por segunda vez y decido contestar.
—¡Ve a mi apartamento! ¡Ya! —mi hermano está gritando, y puedo escuchar su respiración acelerada.
—¿Qué sucede? —pregunto mientras me preparo para girar.
—La alarma silenciosa se activó. Liora está en peligro —iba a recibir una multa, pero en lugar de dar la vuelta, me meto por un lado, girando bruscamente para regresar al apartamento mientras escucho a mi hermano hablar—. Me fijé en las cámaras, creyendo que tal vez ella se había olvidado de configurar los números que le di, pero cuando entré a las cámaras, la vi en el suelo, siendo arrastrada del cabello hasta el baño. No sé qué está sucediendo.
Mi mente se llena de pensamientos pesimistas. No cuelgo a mi hermano, incluso cuando estoy esperando el ascensor, casi temblando de miedo. Esa mujer no podría defenderse por nada del mundo; era demasiado débil y aún tenía muchos dolores por ese golpe.
Abro la puerta, le enseñé a Dimitri a las alarmas silenciosas, también sobre la seguridad en general, no importa que tanto te caiga bien una persona, siempre será enemiga hasta que se vea un acto de lealtad e incluso así siempre se debe dudar.
Creo que quiero enloquecer, porque veo como ese hombre tiene la cabeza de Liora en el agua de la bañera, ella no está luchando aunque claramente está tratando de hacerle daño, quiero gritar, pero solo puedo reaccionar para quitarle a ese maldito de encima, solo quiero matarlo.
Lo agarro del brazo y lo jalo, le mando un golpe a la cara, luego dos y terminar en no sé cuantos, pero estoy encima de él, cegado de la rabia. Pero siento que alguien me trata de tocar y miro lleno de la ira a esa persona, veo a Liora temblando, no sé si del frío o el miedo.
—Viktor —Un sollozo se le escapa al final. Suelto a ese malparid*o, no estaba seguro de que significaba, pero describía lo que estaba sintiendo, porque daba una sensación de decirlo todo.
—Todo está bien, aquí estoy yo —La abrazo, mis nudillos estaban sangrando, me había descontrolado por completo, cubro su rostro para que no vea lo que yo ocasione, tal vez me iba a tener miedo y no quería eso, en mi interior quería que siguiera pensando en ese Viktor abogado que no le tiene miedo a nada.
No sé cuanto pasa hasta que ella se calma y pegada fuertemente a mí, solo levanta su mirada y quiero contener la risa que se me quiere escapar al verla con sus ojitos tan lindos llenos de lágrimas.
—Gracias —Sonrió, le doy un beso en la frente.
—Tranquila, haré todo por ti —Vuelvo a corresponder a su abrazo, mientras ideo como haré sufrir a ese maldito, pensando en la mejor forma que lloré como niño, así como Liora lo está haciendo.
Se atrevió a tocarla, se atrevió a hacerle daño.
—Mi mamá lo mando —Me dice ella mientras apoya su rostro en mi pecho.
—Policía nacional —Escucho y veo llegar a mi hermano, no permito que Liora levante la mirada, por la expresión de mi hermano, sabía que me excedí con todo, debí hacerlo en privado, no aquí.
Salgo con ella en mis brazos, sin mirar a nadie, le hago una seña a mi hermano que sepa que la mamá tuvo que ver, por un breve segundo siento que estoy hablando con mi padre por la expresión llena de frialdad de Dimitri. Estaba enojado, pero yo no sabía como sentirme, porque Liora había dejado de luchar, ella se había querido rendir de vivir.
En medio de todo ese desastre, la saco del apartamento y la bajo, me mira aún con su rostro rojo de tanto llorar.
—¿por qué no estabas luchando? —Uno normalmente lo hace por instinto, pero ella no lo hizo.
—Lo intenté, pero cuando escuché quién quería verme en el otro mundo —Sus ojos se llenan de lágrimas otra vez —La misma persona que me dio la vida, me la quería arrebatar, ¿tan mala soy? ¿Soy tan fea? ¿Soy tan horrible a tal punto de querer verme muert*a? —No puedo evitar abrazarla, no puedo evitar acariciar su cabello, tratando de consolarla.
Mierda, siento una punzada en mi corazón. No sabía qué respuesta darle, no tenía ni idea de que decirle para que supiera que era lo más hermoso de este mundo, no sabía qué decirle para que supiera que estar con ella era de las mejores cosas en el mundo, que ver como se reía era de lo más lindo en este mundo, no sabía como explicarle eso.
Dimitri sale del apartamento, la policía estaba saliendo con ese malparid*o. Cubro a Liora con mi cuerpo, acaricio un poco su cabello, se había mojado, cuando se veía tan bonito hace una hora.
—Vitya, debes ir a declarar —Asiento, mientras me relamo los labios con malicia, no iba a meter a nadie en este problema, me negaba a que Liora dijera quién lo había mandado, de eso me iba a encargar yo.
—No quiero que te encierren, si me toca ir a decir que fue en defensa personal, iré —Puedo ver como sigue temblando, me saco el blazer para dárselo a ella.
—No te preocupes, yo me voy a encargar de todo —Mirarla estaba siendo doloroso, quería besarla, quería cargarla y sentirla más cerca de mí mientras la consuelo de este día, quería tocarla, quería que fuera mía. Estaba teniendo unos pensamientos demasiado cuestionables, no sabía qué hacer con este deseo tan irracional hacia ella.
—¿Seguro? Yo puedo ir, no me va a quitar nada de tiempo —Acaricio su mejilla con mi mano, sonrió, sonrió tratando de trasmitirle que estoy viendo con las cosas.
—No te preocupes —Alejo mis manos, porque recuerdo que mi hermano nos está mirando. Me volteo para ir con la policía que está esperando, pero antes me volteo para decirle con una sonrisa a Liora —Te irás con nosotros a Italia —Me volteo con una sonrisa totalmente burlona al ver esa expresión llena de felicidad.
Es entretenida