Amor En Rojo

Karoly despertó estaba un poco aturdida, sus recuerdos de la noche anterior parecían vagos y confusos, quiso usar sus manos para incorporarse cuando notó que estaba fuertemente sujetada, volteó y pudo observar que el príncipe Carpio se encontraba sentado en un mueble al lado de la cama, parecía dormir incómodo mientras sujetaba su mano, aquel coloso imponente parecía tan apacible en ese momento.

Carpio empezó a despertarse cuando sintió que Karoly trataba de soltarse; ambos se quedaron mirando, por primera vez las palabras no salían de sus labios, ambos no sabían que tenían que decir.

Karoly respiró profundo, se había confiado y terminó a expensas de una situación peligrosa; sin embargo, tenía una misión, necesitaba respuestas y no podía detenerse a experimentar una relación romántica que tenía fecha de caducidad.

Carpio se puso de pie y soltó la mano de Karoly, podía ver la mirada incómoda de la dama de Fontana.

- "Siento mucho lo que pasó, yo te invité para evitarte los peligros de afuera y terminaste corriendo muchos riesgos en mi casa", expresó Carpio.

- "No puede responsabilizarse por las acciones de los demás, todos tomamos nuestras propias decisiones", dijo Karoly mientras se ponía de pie, Carpio se volteó, ella tomó la bata sobre la cama y se la puso encima; dirigiéndose a la ventana y dándole la espalda al príncipe, no era capaz aún de mirarlo de frente.

- "Por favor, mírame. Me gustas Karoly, no sé dar rodeos, y soy terrible para el romance, pero aunque parezca atrevido de mi parte, no soy capaz de ocultar lo que empiezo a sentir por ti, sé también que empiezas a vivir, mientras ya llevo recorriendo el camino de la vida; sin embargo, no miento si te digo que todo lo que siento ahora es nuevo para mí", expresó Carpio acercándose a ella.

- "No soy lo que parezco, lo sé desde hace mucho. No soy para nada alguien ideal para un príncipe heredero de Hurmaya. Para alguien con poderes mágicos, involucrarse conmigo podría significar la locura; lo siento, tampoco soy buena ocultando lo que siento, no voy a negar que me atraes, pero no voy a ponerte en riesgo. Necesito lavarme y cambiarme, tú también, déjame sola, no me obligues a echarte", manifestó Karoly para luego señalar la puerta.

Carpio la miró, vio la determinación en aquella mirada y se dirigió a la puerta.

- "Soy el príncipe heredero más demente de los reinos de Hurmaya, no le temo a la locura y me encanta correr riesgos, si quieres razones para alejarme, búscate otras", manifestó Carpio antes de irse.

Karoly suspiró, antes necesitaba hallar respuestas sobre su verdadera naturaleza, acaso si realmente estaba condenada a la soledad, ¿debía vivir con Carpio su aventura de amor?, ¿sería justo experimentar con él para tener un recuerdo de aquello que le estaba negado?; vivía una batalla sobre la decisión que iba a tomar.

Carpio estaba alistando algunas de sus armas, cuando el oficial a cargo de la residencia en Rojo pidió pasar, después del saludo protocolar, le informó que temprano Lady Senswal fue llevada de regreso al ducado con el mensaje claro de no volver a ser vista. Carpio solo miró sin expresión alguna mientras le decían los detalles.

Luego vio como algunas criadas subían con paños, aguas y otras cosas; él se estaba acercando para preguntar lo que sucedía; cuando observó que Karoly bajaba con sus ropas masculinas, arcos y flechas a la espalda, su espada al cinto y esa expresión de muerte grabada en su rostro.

- "Disculpe, Su Majestad, Lord Kevin está con fiebre desde que amaneció y no cede, seguimos intentando bajarle la temperatura", expresó con preocupación doña Martha.

Karoly frunció el ceño, Lord Kevin era un integrante de la familia real, así que debía tener poderes mágicos, su extremada cercanía debió afectarlo. Cuando besó a Carpio el día anterior, esperaba incomodarlo un poco para que no le impidiera su camino, pero el príncipe de Susumira no había sido afectado, ella se sorprendió que siguiera tan bien como siempre, quizás por eso se sentía tan atraída, pese a saber que una relación con un ser mágico era prohibida para ella.

- "Hagan lo que tengan que hacer, vayan por los médicos y aseguren su recuperación; es joven así que resistirá. Avísame de las novedades de inmediato", manifestó Carpio.

Y luego siguió a Karoly que ya se encontraba en el patio, yendo hacia las escaleras que la llevan a la salida.

Carpio la sujetó del brazo antes de que ella pise el primer escalón, una vez esa sensación de que su cuerpo vibrara se hizo presente, no se atrevía a mirarlo, temía perderse en los ojos violetas del príncipe de Susumira.

- "Si tu decisión es irte no te obligaré a quedarte. Allá afuera es peligroso aunque no me creas, si me dejaras acompañarte iría al fin del mundo contigo", dijo Carpio en un intento desesperado de no separarse de ella.

Karoly se animó a mirar a Carpio, no había señal alguna del efecto de su real naturaleza; aún recuerda la única vez que besó a alguien con sangre real.

Por muchos años en su familia, solo había una verdad absoluta, su hermana Marila se convertiría en la esposa del príncipe Lurol, heredero de la corona de Fontana, eso iba a suceder apenas Lady Marila cumpliera dieciséis años; sin embargo, un año antes de que eso sucediera Lurol abdicó de la corona y desapareció con la mujer que desesperadamente quiso casarse.

Marila quedó desolada, ella estaba enamorada de Lurol, y había creído desde que recordaba que se convertiría en la esposa de Lurol y a futuro en la reina de Fontana. Hubo una crisis en la corte real; Georgeus con doce años de edad asumía el rol del príncipe heredero; y aunque le correspondía tomar el lugar de su hermano en todos los sentidos era muy joven para casarse con la ex prometida de su hermano, que lo superaban en tres años. Marila tampoco quiso aceptar aquello, ya se sentía lo suficientemente humillada.

Aunque el rey de Fontana, hablo con el duque de Husag para cambiar de prometida y comprometer a Karoly con Georgeus, él se negó rotundamente con la perfecta razón de haber sufrido suficiente humillación.

Georgeus y Karoly sin entender de todo el mundo adulto que los esperaba, siguieron con su amistad como siempre; con el tiempo ella pasó a convertirse en una extraña dama que causaba alguno que otro comentario en la corte real, por lo que los reyes no insistieron más en ese compromiso; pese a que Georgeus se mostraba reacio a buscar una novia, especialmente si pronto cumpliría dieciocho años.

Karoly estaba algo confundida cuando cumplió catorce años, tenía un interés por los chicos que no había notado antes; las compañeras de estudio, empezaron a ser irónicas en sus comentarios, alegando que a nadie le interesaría una dama del ducado de Husag y que por algo el príncipe Lurol había preferido abdicar antes que casarse con Lady Marila, y si ella pese a su exquisito comportamiento había sido rechazada, peor sería una niña salvaje como ella.

Karoly no entendía aún los cambios en sus emociones, y deseaba callarle la boca a esas presumidas chicas; tenía ese pensamiento fijado en su mente, cuando notó la envidia que causaba en todas su amistad con el príncipe Georgeus, quien siempre le revolvía el cabello cuando hacía alguna ocurrencia, o la llevaba en la espalda tras largas caminatas en su búsqueda de nuevas flores; de pronto esos gestos tan comunes por años, se volvieron especiales y diferentes; Karoly estaba viviendo su primera ilusión sin darse cuenta.

Entre la confusión de esos "extraños" sentimientos y los hirientes comentarios, ella estaba convencida de que debía casarse con Georgeus y así demostrar que aún con su "salvaje" comportamiento, ella podría llegar a ser una reina.

Por primera vez, Karoly preparó un picnic y citó emocionada al príncipe Georgeus, él acudió pensando una vez más que irían a buscar nuevas plantas, esas aventuras con su mejor amiga, lo distraían de las múltiples cosas que hacer como príncipe heredero.

- "¿Y eso?, creí que buscaríamos una nueva flor", comentó Georgeus con una sonrisa.

- "Solo quería hacer algo diferente, ven siéntate", dijo Karoly haciéndole una señal a Georgeus de que se siente a su lado.

El joven la quedó mirando curioso, y aunque notó algo diferente en ella, no se cuestionó mucho, Karoly solía ser así, un vendaval de emociones y novedades.

Estaban conversando y comiendo algunas frutas, una brisa alborotó el cabello de Karoly quedando varios mechones en su rostro, a Georgeus le pareció gracioso y le dio una gran sonrisa y empezó a acomodar el cabello de la muchacha tras la oreja. Esos gestos se sintieron tan diferentes para ella, que se acercó de un momento a otro, el príncipe apenas pudo notar el acercamiento y ya tenía los labios de Karoly sobre los suyos; aunque la hubiese querido separar de inmediato, ella se había aferrado a sus hombros y no quería hacerla perder el equilibrio; cuando ella se separó, la quedó mirando sorprendido, ella estaba completamente sonrojada, se suponía que debía sentirse diferente, pero realmente se sintió incómodo.

Aunque Georgeus se quedó estático sin saber cómo reaccionar ante lo ocurrido, Karoly se puso de pie y salió corriendo, Georgeus fue tras ella, pero no la pudo alcanzar, de alguna manera había logrado esconderse.

Karoly avergonzada aún, pero armándose de valor fue al día siguiente al palacio de Fontana, pero todos corrían de un lado a otro, los médicos estaban tratando de bajarle la intensa fiebre, el joven príncipe en sus delirios decía que "el fuego ardía en su interior" y en sus labios tenía unas pequeñas yagas; ella lloraba desconsolada a su casa, su padre indagó lo sucedido y ella no tuvo más remedio que contarle lo sucedido. Esa fue la oportunidad, que por primera vez le habló algo de su misterioso pasado. La magia real reacciona ante la cercanía de un demonio de fuego que se siente atraído, y aunque ella no tenga poderes, tiene la esencia dentro de ella.

Cuando Georgeus se recuperó le pidió disculpas, le dijo que fue imprudente y estaba confundida, aunque el príncipe de Fontana notaba que no estaba siendo sincera, la conocía tan bien que sabía no iba a hablar de lo que realmente ocurría hasta que estuviera lista; decidieron olvidar el asunto como si no hubiese ocurrido, ella decidió ahogar esos sentimientos iniciales, no arriesgaría a su amigo, alguna vez se preguntó qué hubiese pasado si ella no lo afectara de esa manera. Cuando lo vio sinceramente enamorado de Krasa, cualquier confusión se terminó, ella estaba feliz de que haya encontrado a la persona amada.

Ahora estaba frente a otro príncipe heredero, la sangre real corre en sus venas, pero su beso no lo había dejado en letargo, ni siquiera la noche anterior en que bajo los efectos del afrodisíaco lo había acariciado inapropiadamente. Acaso ese príncipe con sangre real podía ser inmune al peligro que ella representa; ese hormigueo en su cuerpo, parecía dominarla, sabía que miraba a sus ojos se perdería en ellos, ya no había vuelta atrás lo estaba mirando.

Karoly dió pasos adelante hacia él, rodeó con sus brazos su cuello, "que importa ya la cordura, un beso más, solo un beso más". Él la atrajo hacia él, ese deseo si era sincero, y acercándose despacio se empezaron a besar, empezó despacio, ligero, hasta que la intensidad era frenética, un beso que parecía entregar hasta el alma mientras se brindaba, un beso que aceleraba las pulsaciones y erizaba la piel.