Entre Mafias (Imperio Lombardi— I)

Regresamos a casa al siguiente día, debo prepara el cumpleaños de Brook, y ella ya puede volver; no le veo ningún inconveniente, además que me hace mucha falta y no soporto tenerla lejos. La llamé y hablamos por dos horas; estaba molesta por que no la había llamado las últimas semanas, y la verdad se me había olvidado, pero cuando le dije que podía volver se puso más que feliz.

*Tenemos que ir a Londres a cerrar un negocio - inquirió Parker.

*¿Cuándo? - Respondí

*En cinco días, ¿que pasó con Max?—Preguntó

*Nada, ¿debía pasar algo? ¿A qué vienes? - mentí y negó con la cabeza.

*Gian Morelli, el nuevo... — se calló cuando entraron por la puerta una sonriente pareja.

*La princesa dejó de manchar porque su príncipe llegó - Les digo a Scott y a Megan, que estallan en risas.

*Pasaron muchos meses - se defendió Scott

*Bebé, no exageres — Contestó una melosa Megan

*Vayan con esa mierda a otro lado - Parker saliendo de la oficina.

Megan me informó sobre todo, me dio la memoria USB para escuchar las grabaciones, de inmediato las coloqué y me lleve una gran sorpresa cuando escuché la voz de mi padre trabajando con Demmon, y que era el que estaba detrás del robo de mi mercancía.

*Vaya, guerra vas a tener querido padre - Dije entre dientes...

Maximiliano

Aunque haya cumplido con mi promesa a mis padres, mi venganza no termina hasta que que encuentre a Santini, y lo vea en las entrañas del infierno revolcándose entre el fuego.

Por otro lado, la pelirroja no ha querido hablar ni me ha contestado las llamadas, y ya tengo mi paciencia al limite, no sé que mierda hizo esa mujer conmigo, pero la tengo atravesada en mi cabeza. Aún siento su delicioso olor impregnado en mi piel, y es que pensé que sólo con una vez sería más que suficiente, pero no, la quiero escuchar otra vez gritar mi nombre, tan sólo de pensarlo ya estoy duro.

Unos toques en la puerta me hicieron salir de mis pensamientos.

*Señor, una señorita le busca - Dijo un guardia

*Que pase - Contesté, y entró Maritza igual de imponente que siempre, con un vestido negro demasiado corto y muy sexy. Me sonrió cuando cerró la puerta y le puso seguro, ¿A que viene?, me pregunté.

Maritza

Estuve varios días pensando en el italiano, mañana tengo que ir a Londres, y no sé cuanto tiempo estaré fuera; quiero mi despedida, así que me puse lo mas sexy posible para ir a verlo. Me dije a mi misma que no, pero quedé obsesionada con ese hombre, así que tomé mis llaves del coche y salí.

Cuando entré a su oficina su cara era un poema, entre confusión y picardía.

*¿A que debo el honor, para que vengas hasta mis aposentos. Beckett? - se levantó del escritorio y se acercó a mi.

*Mañana viajo y ya sabes, quiero relajarme un poco, cerraré un trato muy importante y estoy un poco impaciente - Le dije coqueta mordiéndome el labio inferior y trazando con mis dedos su musculoso torso

*¿Ah, sí?\= Asiento con la cabeza, y me toma de las caderas pegándome a su cuerpo. Me besa con necesidad, con pasión me toma del trasero y me alza, envuelvo mis piernas a su cintura. Tira todo del escritorio y me acuesta en el. Besa mi cuello, la clavícula, los pechos, se separa me levanta un poco quitándome el vestido, sonríe al ver que no llevo ropa interior Vuelve a besarme en los pechos, bajando lentamente por mi vientre. Al llegar a mi entre pierna, siento su aliento caliente, y antes de empezar dejar un beso en mis muslos. Su lengua lame de arriba y hacía abajo pausadamente, arrancándome así, un fuerte gemido, es que me vuelve loca y siento que estoy agonizando de puro placer. Nunca antes me habían atendido así de bien solo utilizando su lengua, el calor se ha concentrado demasiado en esa parte tan sensible, y gritando fuertemente estallo en mi clímax. Vuelve a subir sus labios por mi cuerpo hasta llegar a mi cuello y morder suavemente mi piel.

*Esto no es nada, nena - me susurra al oído haciéndome estremecer.

Aún no he recuperado todo el aliento, cuando me penetra de golpe, logrando que me vuelva loca. Lo hace con fuerza, como si su vida dependiera de ello. Gemimos cada vez más fuerte, nuestras respiraciones están agitadas, me agarra de la nuca y me penetra más duro y rápido, su sudor cae en su frente mientras yo grito una y otra vez su nombre. Nuestras miradas se cruzan y me calla con su boca ahogándome con mi propio gemido Estoy a punto de llegar a mi clímax, pero sale de mí poniéndome boca abajo; abre mis piernas y vuelve a penetrarme mientras me besa la espalda y palmea mis nalgas con fuerza, grito de dolor y placer, y él moviéndose de adentro afuera. Tira de mi cabello y de una fuerte estocada llegamos al unisono a nuestras cimas. Cae sobre mí y continúa besándome la nuca y el hombro. Es raro esto, pero me gusta como me he sentir. Sale de mí y me giro nuevamente, su mirada está perdida en la mía, y con una sonrisa maliciosa; vuelve a besar con pasión y deseo. He olvido la noción del tiempo perdiendo el control entre sus brazos. Desde que lo vi por primera vez quería sentirlo, y ahora, se ha vuelto en una adicción, la cuál no quiero dejar de consumir.