Cegada por el primer amor confío en que era correspondida dando paso a lo que fue y lo que será la vida de Diana, una adolescente que comienza a experimentar una vida de maltratos
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Capítulo 9
Pasé los siguientes días intentando escuchar donde sería la próxima entrega sin levantar sospechas claro, ya que hasta ese momento nunca pregunté por esos temas y sería muy obvio si me interesaba ahora. Un día mientras preparaba la comida por fin sucedió, yo estaba en la cocina cuando un amigo de Javier llegó con la noticia, se quedaron en la sala pero desde donde estaba podía escucharlo todo, sería dentro de tres días, en un terreno baldío a las afueras del barrio donde vivíamos. Quedaron en ir Javier y otro muchacho que era su mano derecha en el negocio, la recogerían en moto para no levantar sospechas, ellos acostumbraban a ir con una mochila solamente, cargaban de a poco para poder pasar desapercibidos.
Esa noche el oficial encubierto me compro droga, yo tenía previamente la dirección y la hora del intercambio anotado en un papel para no hablar mucho y hacer estancia, así que se lo pasé disimuladamente con la droga para que nadie lo notara. Quedamos que el día de la entrega yo saliera con el pequeño y un oficial me esperaría fuera de la casa para llevarme a un lugar seguro, yo solo contaba los días para escapar por fin de allí.
Intenté estar lo más calmada posible los siguientes días hasta que llegara el final deseado, al fin saldría de esa vida miserable y podría empezar de cero con mi pequeño en otro lugar, ya que la policía me prometió insertarme en un programa de ayuda para mujeres en mi caso. Llegó el día esperado y Javier salió de casa sin sospechar que iba a una encerrona, yo espere unos minutos y fui con mi pequeño hasta afuera de la casa en busca del auto que me llevaría hacia mi libertad, allí un señor me indicó que subiera al auto, lo hice y para mi sorpresa el conductor era Javier, tenía la cabeza del oficial encubierto en el asiento de al lado.
Sin darme tiempo a reaccionar me dio un golpe tan fuerte en el rostro que perdí el conocimiento al instante, al despertar lo hice en un garaje, estaba amarrada a una silla, ahí volvieron los golpes, me golpearon tan fuerte que volví a perder el conocimiento, al despertar nuevamente estaba sola, luego de varias horas llegó Javier, me dijo que pagaría mi error, en su casa no había sitió para una chivata gritaba furioso.
No sé que tiempo estuve allí, deje de contarlo, luego de varios días sin comer, apenas tenia fuerzas para sostenerme en pie. Javier regresó, me desato y me llevo a casa nuevamente, en el viaje de regreso no dijo nada, yo pensaba que me llevaba para matarme, pero no, al parecer aún había una pizca de humanidad en él, antes de entrar a casa me recordó que solo me perdono la vida por el niño, no quería que supiera que su padre había asesinado a su madre, pero si volvía a traicionarlo mi muerte era segura.
Resulta que él me tenía puesto un micrófono en la bolsa donde vendía las drogas, yo jamás creí que fuera capaz de eso, así supo del plan, solo me dejó correr para comprobar si yo era capaz de traicionarlo y lo fui, así que en vez de nosotros darle caza a él, fue completamente al contrario, él nos cazó a nosotros.
Mi pequeño corrió a mis brazos en cuento me vio, mi suegra me miró con pena, yo fui hasta mi habitación con mi niño y no salí hasta el día siguiente. Las cosas se me mantuvieron igual, así que volví a las calles a vender drogas y de día me hacía cargo de la casa, Javier usaba mi cuerpo para satisfacer sus deseos carnales en algunas ocasiones, los golpes seguían a la orden del día por cualquier cosa.
En fin, mis esperanzas de huir se fueron perdiendo cada vez más, así como mis ganas de vivir, solo no hacia lo peor por Josué. Días después otra persona me compro drogas, en esta ocasión dentro del dinero había un mensaje, pedía que no hablara nada de lo que decía, ni leyera en voz alta en el dorso, guardé el papel para leerlo completo cuando estuviera en mi habitación sola y no correr riesgos de ser vigilada por Javier.