La cadena que rodeaba el cuello del peli negro fue jalada, y él cayó de rodillas a los pies de la mujer con apariencia de ángel, ella clavó sus uñas en sus párpados para que abriera bien sus ojos, sus ojos rojos se vieron inyectados en sangre, la voz dulce resonó mientras decía," abre bien los ojos Duque, abre bien los ojos y mira como tu amada se arrastra, pudiste evitarlo sin tan solo hubieras cumplido el verdadero papel de un villano" el Duque evitaba con todas sus fuerzas ver, pero ella lo obligó, cuando estuvo satisfecha lo lanzó hacía un lado, pero ahora tiro de otra cadena y el peli rubio cayó a sus pies, a este lo tomó por la barbilla y lo enfrentó mirándolo a los ojos, los ojos azules temblaban con violencia al enfrentarla, "es un hermoso rostro, pero por dentro eres tan horrible como yo, príncipe... No, eres peor, traicionaste a la mujer que amabas, la engañaste y ahora la abandonaste a su suerte a cambio de salvar tu vida... Qué desperdicio" lo tiró hacia el otro lado.
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Capitulo 9
La semana había pasado como un torbellino de desesperación y sufrimiento para Ravenna. El estado de su madre y su hermano era cada vez más desolador, sus cuerpos cubiertos de heridas y agonizando en medio de la oscuridad que se cernía sobre la casa.
Ravenna, en un estado de abandono, no había dormido en días. Su figura desaliñada y demacrada evidenciaba el agotamiento físico y emocional. No había tiempo para descansar ni siquiera para cuidar de sí misma. El miedo y la impotencia la consumían.
Una mañana, el peso de la realidad se volvió insoportable. Ravenna, al ver que todos sus esfuerzos no lograban detener la inevitable tragedia, fue presa de un ataque de ira. Golpeó las paredes con puños temblorosos, dejando escapar gritos de frustración que resonaban en la casa vacía.
En medio de su desesperación, un destello de lucidez la llevó de vuelta a la novela que alguna vez fue su refugio. Corrió hacia donde lo había dejado olvidado, lo tomó en sus manos temblorosas y lo abrió apresuradamente. Las páginas nuevas la sorprendieron, y sus ojos recorrieron cada palabra con ansias.
Pasó por alto los clichés de las escenas entre Celestine y Calix hasta llegar al fragmento que buscaba desesperadamente. La tragedia de Woodville había llegado a oídos de la Santa Celestine. La luz en medio de su oscuridad, la esperanza encarnada, ya estaba en camino junto a Calix.
El alivio que inundó el corazón de Ravenna no tenía comparación. Celestine, la Santa, sería su salvación. Llena de esperanza, Ravenna se encaminó hacia el pueblo, determinada a encontrar a Charles y garantizar que Celestine llegara primero a su madre y a su hermano.
Sin embargo, al llegar a Woodville, la realidad la golpeó con una crueldad inimaginable. Las calles estaban abarrotadas de personas postradas en el suelo, víctimas de la lepra. El olor nauseabundo y los gemidos de lamentos resonaban en el aire, creando un paisaje de desolación.
Corrió hacia la casa de Charles con el corazón latiendo con fuerza. Al entrar, la escena la dejó sin aliento. La puerta entreabierta reveló a una figura inerte en el suelo de una habitación. Tapó su boca para contener el grito cuando se dio cuenta de que era el padre de Charles, ya sin vida.
El temor invadió a Ravenna, pero su determinación la llevó a buscar a Charles. Al llamarlo, sus palabras quedaron sin respuesta.
- Ravenna: Cha-Charles... Charles, ¿estás aquí?
Entonces se dirigió a la otra habitación de la casa sabiendo que es la de Charles e intentó abrir la puerta, pero entonces fue detenida por una voz, la de Charles.
- Charles: ¡detente... No entres!
-Ravenna: ¿Charles? ¿Estás ahí? Por favor, déjame entrar. Necesito verte.
Hubo un momento de silencio, Ravenna podía escuchar su corazón latir con fuerza, entonces la voz temblorosa de Charles rompió el silencio.
- Charlas: lo viste...
- Ravenna: Sí...
Respondió Ravenna entendiendo que Charles se refería al cadáver de su padre.
- Charles: pronto... Pronto estaré así.
Dijo Charles se forma cruda estremeciendo a la desesperada Ravenna, Ravenna se negó a creer y dijo.
- Ravenna: no- no te creo, ¡ déjame verte Charles! ¡quiero verte!
-Charles: No, Ravenna. No quiero que me veas así.
-Ravenna: ¡Pero necesito saber si estás bien! Por favor, déjame ayudarte.
-Charles: No quiero que veas esta horrible imagen de mí. Podría cambiarte. Podrías dejar de quererme. No quiero que tengas un mal recuerdo de mí... No lo quiero.
-Ravenna: ¡Eso nunca ocurriría! Te amo, Charles. Siempre lo haré, sin importar cómo te veas.
La confesión de Ravenna resonó en el penumbroso lugar, Charles al otro lado sintió luego de días de dolor intenso un alivio efímero al oír sus palabras y le correspondió.
- Charles: o también... Yo también te amo Ravenna.
Ravenna en ese momento se sentó tan feliz como triste, ambos se amban y habían prometido estar juntos siempre, pero en ese momento el destino prescrito que tenían les negaba esa posibilidad, aunque Ravenna se negará a aceptarlo, Charles parecía resignando ante su inminente destino.
-Charles: Estoy agradecido por tus palabras, Ravenna. Te agradezco por haber permitido que te conociera. Por haber compartido tu tiempo conmigo. Por haberme mostrado tu hermosa sonrisa. Fuiste tan dulce y bondadosa conmigo. Hiciste mis días más hermosos desde que llegaste a mi vida.
-Ravenna: ¡No quiero escuchar eso, Charles! ¡Hablas como si fuera una despedida y nunca más nos fuéramos a ver!
La voz exasperada de Ravenna calló un momento a Charles, que luego susurrando con calma dijo.
- Charles: Solo quiero que sepas lo importante que era para mí... Por favor recuerda siempre lo mucho que te amo...
- Ravenna: Suficiente Charles... Por favor deja de hablar así... Puedes sanar lo harás! La Santa vendrá a Woodville! ella te sanará a tí, a mí madre, mi hermano y a todos! Así que tan sólo resiste un poco más Charles por favor te lo ruego!
-Charles: La Santa vendrá al pueblo...¿Cómo sabes eso?
- Ravenna: Confía en mí, Charles. Ella vendrá. Y te sanará. No tengas dudas de eso.
-Charles: Te creo. Esperaré a que la Santa esté aquí. Pero prométeme una cosa, Ravenna.
-Ravenna: Lo que sea, Charles.
-Charles: Ve y asegúrate de que la Santa vea primero a tu madre y a tu hermano. Prométeme que lo harás.
-Ravenna: Lo prometo, Charles. Volveré con la Santa. Te lo juro.
-Charles: Entonces, ve con tu familia...
- Ravenna: adiós Charles pronto nos veremos... Así que espérame por qué lo prometiste... Prometiste que estaríamos siempre juntos.
Ravenna salió rápidamente de regreso hacía su casa, pero Ravenna no tenía idea de que las palabras de Charles sobre que resistiría hasta la llegada de la Santa, eran solo para calmarla, ya que su estado era más grave de lo que ella podía imaginar.
Mientras Ravenna se retiraba Charles murmuró.
- Charles: Te amo, Ravenna. Y hasta siempre.
Ravenna, con el corazón roto, se alejó de la casa de Charles con la promesa en su mente y las lágrimas en sus ojos.
Con una leve esperanza de que la Santa llegaría a tiempo para ser su salvadora, Ravenna corrió hacia la habitación de su madre para darle la misma noticia que a Charles, aunque su madre ya estaba inconsciente y no escucho una palabra de la que dijo, Ravenna le habló con emoción y esperanza.
Mientras tanto la comitiva que custodiaba al príncipe Calix y a la Santa dió aviso que en tres días llegarían a Woodville.
El problema con la lepra es que puede hacer que se deforme la fisionomía de la persona que lo padece y no se trate. En la actualidad tiene cura.