¡No Quiero Ser Un Omega!

Después de pasar horas en mi teléfono viendo redes sociales y hablando con mis amigos, me habían dado cerca de las dos de la mañana, me estaba costando dormir porque mi cuerpo se sentía muy afiebrado, caliente y extraño, era una sensación familiar y no era ese tipo de sentimiento familiar agradable.

Me quedé mirando el techo y recordé que ese día por lo distraído al andar de vacaciones, no había tomado mis inhibidores. Me levanté con rapidez y busqué en mi maleta las pastillas, pero no estaban por ningún lado, terminé desarmando todo pero no las encontraba, y no se si el estrés de no encontrarlas me hizo peor pero fue como un detonante más a mi malestar. Estaba desesperado, habia tirado mi ropa por todos lados, no quería volver a experimentar el celo, odiaba la idea de tener que pasar de nuevo por ello.

Como había experimentado la primera vez, mi pulso y ritmo cardíaco comenzó a aumentar, mi cuerpo comenzó a sudar y lo peor, estaba húmedo ahí abajo, era extremadamente molesto. Como pude regresé a la cama y me terminé ddesnudando en un intento desesperado de que el calor pasara, ya ni siendo racional solo comencé a intentar aliviarme y aunque intentaba ocultarlo, mi cuerpo estaba tan sensible que no podía evitar gemir y jadear. Sin más me puse boca abajo para intentar también aliviar ahí atrás, ni siquiera me percaté del ruido que venía desde el baño hasta la sala de estar y se acercaba a mi puerta. Lucas había ido al baño en mitad de la noche y al parecer me escuchó.

Sin previo aviso, escuché como la puerta de mi habitación se abría, pero estaba tan concentrado en satisfacerme que ni me importó, no me estaba comportando como un ser racional. Lucas me miró sorprendido, me imaginé por instante la vista que debia tener de mí y mi rostro se sonrojó aun más.

-¿Einar, estás bien? Escuché unos quji...- Dijo Lucas con preocupación. Entró a la habitación y cerró la puerta, acercándose a mi mientras cubría su nariz con su mano, probablemente debido a que la habitación estaba repleta de mis feromonas.

-Ah... y... yo... Vete, vete por favor...- Supliqué cuando pude darme cuenta de lo que estaba pasando, me di vuelta y me cubrí con las sábanas, mi cuerpo se sentía tembloroso.

-Einar...- Lucas me miró como si sintiera pena por mí. -¿Tienes inhibidores?- Actuó mas serio, tratando de ayudarme pero también mirando todo el caos que estaba en la pieza.

-N... no, los olvidé en casa...- Por debajo de las sábanas cubría mi entrepierna, tratando de obligarme a que el celo se pasara pero claramente no funcionaba así.

-Entiendo, es tarde y no se si habrá una farmacia abierta cerca...- Dijo Lucas, suspirando resignado y se acercó a mí.

El alfa apartó las sábanas, se subió a la cama y yo ni siquiera me molesté en apartarlo, pues al parecer el alfa había comenzado a liberar feromonas en un intento de calmarme. Lucas acercó su mano a mi entrepierna y me comenzó a tocar, moviendo su mano de arriba a abajo con delicadeza, como si yo fuera alguien frágil que se rompería en cualquier momento. Yo cubrí mi rostro, sentía cómo las feromonas de Lucas llenaban la habitación, se sentía bien él tocándome y su esencia esparcida por toda la habitación, cubriéndome por completo.

-Esto está mal...- Razoné por un instante, pero fue un comentario tan fugaz, mi mente rápidamente se había nublado de nuevo.

Lucas ni siquiera me respondio y siguió tocándome cada vez con mayor intensidad, eso me hacia gemir mas fuerte así que el puso su otra mano sobre mi boca para que me callara. Me hizo acabar una o dos veces pero mi cuerpo seguía caliente, necesitaba más y Lucas se percató de esto, era tan obvio que estaba en celo. El alfa en un movimiento ágil me dio vuelta, dejándome nuevamente boca abajo en la cama, me hizo levantar las caderas y metió un dedo en mi interior, ni siquiera costó que entrara, probablemente debido a lo mojado que estaba, de igual manera había sido muy gentil con cada movimiento que hacía.

Él me siguió tocando no sé cuanto rato más, había encontrado un punto en mí y no paraba de tocarlo. Me sentía bien, mi percepción del tiempo era prácticamente nula así que no sabías si habían pasado minutos o horas, ya no estaba consciente de cuantas veces había acabado, sólo sabía que me sentía bien y quería más, quería más de Lucas.

Lucas se detuvo después de hacerme acabar una última vez, se limpió, me tomó en brazos y me llevo al baño, preparando el agua, dejándola lo suficientemente fría pero no tanto como para hacerme congelar, me metió a la tina y me comenzó a lavar con delicadeza, eso aliviaba mi cuerpo caliente, se sentía bien y era algo relajante, pero estaba tan cansado que a penas podía mantenerme en pie, mis ojos se cerraban solos y me costaba mantenerme derecho en la tina. Luego de terminar de lavarme, él me sacó de la tina y me secó también con delicadeza, yo parecía un bebé, sólo me dejaba cuidar a gusto. Finalmente, Lucas me llevo de nuevo a mi cuarto y me puso mi pijama para luego dejarme acostado y arropado, soltó un suspiro y me miró unos segundos, parecía tener una expresión de decepción en su rostro pero no entendía el porqué.

No era capaz de entender el autocontrol que había tenido Lucas, y el cuidado que tuvo conmigo también, cualquier otro alfa me hubiera violado y quién sabe qué más, tal vez era así porque era un alfa dominante y no cedía con la misma facilidad ante las feromonas de un omega fallado como yo, quizá si yo fuera un omega dominante hubiera intentado algo más.

Después de todo eso, me quedé dormido casi al instante, pues mi cuerpo ya se sentía mucho mejor, ya no me sentía tan caliente y afiebrado como para no poder dormir.