La Archiduquesa Se Esta Volviendo Loca.

Con las fuerzas que tengo y esta nueva oportunidad que me ha dado el destino, Dios o quien sabe quién, con mis manos en mi vientre, debo dar prioridad a todo lo que no le di importancia cuando aún vivía en mi vida pasada.

Y esa fue a mí mismo, estuve más pendiente de todo lo que estaba a mi alrededor que me abandoné y me fallé en cada una de las situaciones.

Por eso, desde ahora decido creer en mí y solo pensar en mí. No importa mis hermanos, no importa cómo era mi relación con Conan, ese a medida que lo conozca sabré cómo era, y mucho menos me importa esta señora que se hace llamar mi madre.

Desde ahora y en adelante únicamente veré por mí, y como me acabo de enterar por esta nueva vida que vendría siendo mi hijo.

Como no sé cómo es mi relación con Conan, no sé cómo vaya a tomar la noticia de mi embarazo, pero lo que sí sé es que estoy tan cansada de siempre estar en el último lugar de todo y el pensar en todos los demás.

Esta vez deseo ser yo una mujer egoísta. Desde este momento, no soy lo que me pongan hacer, esta vez voy a hacer lo que quiera ser. Desde ahora y completamente, la Lorena sumisa murió en aquella vida, y la Maleja Maltratada por su familia acabó.

Después de estar perdida por unos segundos en mis pensamientos y mi decisión tomada, como puedo, me levanto del piso, extendiendo completamente mi brazo.

Con fuerza y velocidad, propino un golpe en una de las mejillas de su cara a la gran señora Mariana Ospino.

De igual forma, y con el movimiento en retroceso, vuelvo a golpearla, pero esta vez en su otra mejilla. Causando que ella me mire con un rostro lleno de impresión y asombro, pues aparentemente pensó que yo nunca podría siquiera tocarle, pues aquí le acabo de demostrar todo lo contrario.

La anciana, sin poder creer el hecho de que la había golpeado, mi entonces madre, lleva involuntariamente sus manos a cada una de sus mejillas, mientras que me observa.

Fácilmente, puedo notar que de sus ojos se llegan a colocar un poco cristalinos.

(Pensamiento)

¡Ay! Querida madre, te golpeé muy duro!

Me acerco a ella y con mi mano derecha tomo su rostro, ejerciendo un poco de presión e incrustando mis uñas en sus mejillas.

- Escuchame y escucha muy bien lo que diré a continuación - digo sin soltar su rostro.

Mira Mariana, ya que he escuchado todas y cada una de las estupideces que salen de tu boca, ahora vas a prestar atención a todo lo que yo te diga.

Mientras estoy por hablar, llega un pequeño recuerdo a mi memoria y no puedo evitar sonreír por lo que diré a continuación.

- Exactamente, ¿qué es lo que tengo que agradecerte, estúpida? ¿Qué es lo que toda la vida me has dado, por favor? Lo que he vivido a tu lado y al lado de mis supuestos adorados hermanos, han sido momentos llenos de pena y desesperación, dejando como única salida la muerte.

Pero en cada intento, eras tú o alguno de mis hermanos quienes siempre lo evitaban. Y no lo hacían porque tuvieran algún sentimiento por mí, el amarme no era una opción para ustedes.

Para unos egoístas, malditos y engreídos, no permitían mi muerte porque al yo morir, su saco de boxeo y la receptora de cada humillación ya no existiría. Y si eso pasaba, ya no tendrían con quién desquitarse.

No sabes cuánto te detesto. Según tú, todo lo que tengo, lo tengo gracias a ti y a mis hermanos. Sin tanto querías poder, ¿por qué no casar a alguno de ellos? Ah, cierto, que los hermanos Mario y Mariano Ospino no tienen dinero. Perdona mi mala memoria, es que todo se me olvida.

Pero tranquila, ya recordé que mi padre les quitó el apellido a todos ustedes. Lo único inteligente que pudo haber hecho nuestro padre fue largarse de tu lado, ¿cierto? Ahí te duele eso todavía.

Tanto que te jactabas de que, según tú, tenías el título de Duquesa de las riquezas que tenían los Ospino.

Que sus arcas estaban tan llenas que incluso ni siquiera los emperadores llegaban a igualarlos.

Que tus hijos eran los únicos herederos, dados al gran Duque Misael Ospino. ¿De qué te valió todo eso, madre? Te respondo en un momento.

Así! de nada, porque al entrar en escena una simple y humilde plebeya, de menos modales pero más hermosa que tú, le quitó a nuestro padre, causando que este no solo se divorciara, sino que anulara su matrimonio, llevándose ese amado título que tanto querías y dejándote en la completa miseria. Niégamelo y dime que me equivoco en cada palabra.

Di que eso no te dolió muchísimo, e incluso más al saber que aquella persona había salido embarazada y con este nuevo bebé de nombre Misael, como mi querido y adorado padre, podrían formarlo mejor de lo que tú hiciste con los parásitos a los que llamas hijos.

Y que ese fue el motivo por el que ningún padre de familia aceptó que cualquiera de sus hijas se casara con alguno de ellos, porque sabían que eran unos parásitos chupa sangre, unas sanguijuelas.

Tú, al igual que ellos, son unas completas garrapatas que únicamente están a la espera de cuál es el más débil para poder prenderse en él y disfrutar de los frutos sin hacer el más mínimo esfuerzo.

A mis atrevidas palabras y la ira reflejada en el rostro de Mariana, pues le dolieron todas y cada una de estas palabras, de modo que hizo que Mariana quisiera golpearme.

Mientras tanto, con los reflejos que tenía, tomé su mano con mi mano libre y apreté fuerte su muñeca. Le dije, aún sin soltar todavía su rostro, porque aún lo tenía presionado: "¿Para qué puedes ver cada una de mis palabras? Lo tenía mirando en mis expresiones".

"Métete en tu cabeza que la casa en la que vives es MÍA y soy yo QUIEN MANDA. Y me importa muy poco en el que según tú me hallas puesto aquí. Aunque te duela, la archiduquesa soy yo y a quien deben obedecer los empleados.

A propósito, tú y tus hijos tienen exactamente tres días para que se larguen de aquí.

Y sobre todo, a mí no me importa dónde vas a vivir, no me importa qué vas a comer. Si es posible, come hasta mierda. Igual, eso no me va a importar.

Pero lo que sí te puedo asegurar es que tú de mí no vas a sacar más que un simple 'Lárgate de mi casa, MI vista y mi vida'".

Es lo último que menciono mientras suelto su rostro de muy mala manera y fácilmente se puede ver como cada marca dejada en su rostro fue ocasionada por cada una de mis uñas.

-Por cierto madre el morado no te favorece en no nada-

le mencionó haciendo alucion a los moretones en su rostro.

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Sorpresa pueda ser que más tarde allá otro cap